martes, 19 de mayo de 2015

SUBEN A 34 MILLONES DE VEHÍCULOS LOS QUE SERÁN REVISADOS POR LOS "AIRBAGS" DE TAKATA EN EEUU

La presión de las autoridades estadounidenses sobre el proveedor japonés dará lugar a la mayor revisión de vehículos practicada en la historia


Mark Rosekind, administrador de la NHTSA,
ha forzado finalmente a Takata a realizar una
revisión de ámbito nacional de sus airbags
en EEUU
MADRID ─ Una noticia publicada por The Wall Street Journal asegura que Takata, el proveedor japonés de airbags que ya había provocado que en EEUU se llamaran a revisión casi 17 millones de automóviles para comprobar el funcionamiento de sus airbags frontales de conductor y acompañante delantero, va a provocar que ese número se duplique al reconocer públicamente que sus airbags son defectuosos, lo que forzará a los fabricantes de los automóviles que los usan a hacer las correspondientes revisiones. La llamada a revisión se extiende ahora a todo el territorio de EEUU, aunque se dará prioridad a los estados en que el grado de humedad y el calor sean habitualmente mayores. La degradación del producto químico usado para inflar esos dispositivos provoca, según parece, que el inflado sea desproporcionado y el airbag pueda estallar, lanzando sobre la cara del conductor o su acompañante residuos sólidos en forma de metralla. Hasta ahora se atribuyen seis muertes al problema.

Hasta ahora, Takata se había venido resistiendo a la presión de la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA), la agencia dependiente del Ministerio de Transporte estadounidense, alegando excusas y, según la NHTSA, dificultando el proceso de revisión de los vehículos afectados. El argumento principal de Takata era que, de acuerdo con la legislación de EEUU, son los fabricantes de los vehículos y no sus proveedores los que están obligados a hacer las llamadas a revisión.

De hecho, la mayor parte de los casi 17 millones de coches que hasta ahora habían sido requeridos en EEUU para revisar sus airbags lo habían sido por Honda, uno de los principales clientes de Takata y que incluso tiene una pequeña parte del capital de este proveedor. Claro que Honda había hecho esa llamada después de que la NHTSA le impusiera un par de multas de 35 millones de dólares cada una (31,4 millones de euros cada una). La NHTSA sólo está autorizada a poner sanciones económicas de hasta 35 millones de dólares, pero el nuevo responsable de la agencia, Mark Rosekind, posiblemente para realizar un castigo ejemplar, encontró la solución imponiendo dos multas a Honda.

En febrero de este mismo año, la NHTSA anunció que castigaba a Takata con una multa diaria de 14.000 dólares por sus maniobras de dilación. Obviamente, el paso de los días ha hecho que el monto acumulado de esa sanción se sitúe en torno al millón de dólares. Hace sólo unos días, Takata había propuesto a sus clientes un sistema de pago a plazos de los costes de la revisión de los vehículos que se habían ido anunciando hasta ahora. Al elevar ahora en casi 17 millones los 27 millones de vehículos afectados en todo el mundo, es evidente que Takata tiene un gravísimo problema financiero que, incluso en el peculiar sistema de relaciones entre los fabricantes japoneses de automóviles y sus proveedores, amenaza con forzar a Takata a la quiebra.

Aunque se sospecha que, como ya se indicó antes, el estallido de los airbags de Takata al desplegarse se debe a que el nitrato amónico que usa este proveedor japonés ─es el único fabricante de airbags que usa tal producto─ se deteriora por la acción de la humedad con el paso del tiempo, en realidad sigue sin haber aún una seguridad total de que sea ese el origen del problema. De hecho, una buena parte del enfado de la NHTSA viene precisamente de que Takata no haya determinado aún con exactitud, pese a ser un problema que se detectó por vez primera hace más de 10 años, cuál es su verdadera causa.