• Así lo refleja un informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente elaborado sobre los vehículos de este tipo matriculados en 2014
Alemanes y británicos prefieren potencia y velocidad, dejando las emisiones de CO2 en segundo plano |
Lo que demuestra que frente a la tendencia generalizada a echar siempre la culpa a los automóviles, los fabricantes de éstos se esfuerzan continuamente por reducir sus emisiones y el impacto negativo que puedan tener en el entorno, cosa que está todavía por ver en otros muchos frentes. Sin ir más lejos, estos días se está comentando en muchos medios de comunicación que, en Madrid, 8 de cada 10 edificios pierden buena parte de la energía que se usa, por ejemplo, para calentarlos en invierno. ¡Toma ya eficiencia energética arquitectónica!.
Los datos reflejados en la primera parte del párrafo anterior vienen de un informe presentado a finales del mes pasado por la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA). Un informe que también pone de manifiesto algunos hechos un tanto sorprendentes. Que a uno le digan que los británicos no se preocupan demasiado por la protección del ambiente no le causa demasiada extrañeza. Británicos y españoles tenemos muchos elementos en común en ese frente. Nos estamos refiriendo, naturalmente, al comportamiento cotidiano del ciudadano real, no a la imagen que muestra el ciudadano entrevistado en medio de la calle por los redactores de algún telediario.
Pero que nos digan que al ciudadano alemán no le preocupa el entorno natural suena a anatema. Sin embargo, del informe que ahora comentamos se desprende que las furgonetas nuevas que se matricularon en Alemania en 2014 emitían un promedio de 190,4 gramos de CO2 por kilómetro, una cifra apreciablemente superior a los 181 gramos de CO2 por kilómetro que emitían de promedio las furgonetas nuevas matriculadas en el Reino Unido en 2014. Y téngase en cuenta que entre esos dos países generaron el 36 por ciento de la demanda de furgonetas nuevas en la UE durante 2014. Recordemos que la emisión máxima de CO2 que establece la normativa que entrará en vigor en la UE en 2017 es de 163,2 gramos de CO2 por kilómetro.
Los países cuyas matriculadas en 2014 emiten la mayor cantidad de CO2 por kilómetro son Eslovaquia (193,3 gramos) y República Checa (191,1 gramos), en tanto que los que menos emiten son Portugal (145,1 gramos), Malta (145,7 gramos) y Bulgaria (148,6 gramos).
El malvado transporte por carretera
La AEMA ─EEA, si prefieren ustedes el acrónimo en inglés─ aprovecha el informe para cargar las tintas sobre la industria del automóvil subrayando que el transporte es el responsable del 25 por ciento de las emisiones europeas de gases de efecto invernadero, convirtiéndose por ello en el segundo sector que más CO2 genera, después del sector de la energía. Además, añade la AEMA, más del 70 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero del sector transporte provienen del transporte por carretera.
Resaltamos que cuando se habla del sector transporte, se tiene una tendencia instintiva a pensar en el transporte por carretera y en los camiones. Ninguna de las dos cosas son correctas. Cuando se habla del sector transporte se incluye también el transporte ferroviario, el marítimo, el fluvial y el aéreo. Y cuando se habla de transporte por carretera no son sólo los camiones, sino también los turismos, los autobuses, las motocicletas, etc.
La AEMA también recalca que, en 1990, las emisiones comenzaron a descender en todos los sectores menos en el transporte (por carretera, fluvial, marítimo y aéreo) que continuó emitiendo más y más hasta el año 2007. Pero entonces empezaron a sentirse los esfuerzos realizados por la industria del automóvil ─implantación de las distintas fases de las normas Euro sobre control de emisiones contaminantes, reducción del consumo, etc.─ y esa tendencia se dió completamente la vuelta.
Sin embargo, para conseguir los objetivos que la UE pretende alcanzar en 2050 ─recortar en un 60 por ciento las emisiones con respecto a 1990─ será necesario que en el período 2012-2050 se rebajen esas emisiones en un 67 por ciento.
La AEMA cita además que en un informe reciente dle Banco Mundial se señala que Europa podría ser carbono-neutral (que emite las mismas emisiones de CO2 que es capaz de reciclar) en 2100 si se toman las medidas adecuadas. Naturalmente, para ello será imprescindible electrificar al máximo el transporte y descarbonizar (que deje de emitir CO2) la producción de electricidad.
Pues lo tenemos claro. Con un mix de producción energética que en muchos países europeos tiene un elevadísimo componente de centrales térmicas y Alemania prohibiendo las centrales nucleares, no vamos por buena senda. Además, el propio informe de la AEMA hoy comentado, admite que del casi millón y medio de furgonetas nuevas matriculadas en la UE en 2014, el 97 por ciento iban impulsadas por un motor Diesel y sólo un 0,5 por ciento eran de propulsión eléctrica.