• Mazda, Mitsubhisi y Subaru añaden otros 715.000 coches a las decenas de millones ya llamados para revisar los airbags fabricados por el proveedor japonés Takata
Airbag desplegándose para recibir la cabeza de un maniquí durante un test de laboratorio del Insurance Institute for Highway Safety (Cortesía del IIHS) |
Aunque Honda es sin duda el fabricante de automóviles que más afectado se ha visto por el posible fallo del sistema de seguridad pasiva fabricado por Takata, la tendencia de los últimos años a crear megaproveedores para abaratar los costes ha hecho que la lista de marcas de automóviles afectadas por el asunto, añada al de Honda el nombre de otras doce más, a saber: BMW, Chrysler, Daihatsu, Daimler Trucks, Ford, General Motors, Mazda, Mitsubishi, Nissan, Subaru, Takata y Toyota.
Hace pocos días, comentábamos que Takata había cedido finalmente a la presión de la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA), el organismo del Ministerio de Transportes de Estados Unidos que entiende en materia de seguridad de los automóviles, reconociendo que sus airbags podían tener un defecto de funcionamiento cuyo origen, por cierto, está todavía por determinar. De hecho, Toyota, uno de los fabricantes más afectados, ha ofrecido su ayuda a Takata para encontrar cuál es verdaderamente el fallo del sistema, hasta ahora atribuido sin total certeza a la degradación por la humedad del nitrato amónico que el proveedor japonés usa para inflar sus airbags, siendo el único fabricante de éstos que usa tal producto.
En que Takata haya dado finalmente su brazo a torcer ha pesado mucho, al menos desde nuestro punto de vista, que, en febrero último, la NHTSA había decidido imponer al proveedor una mula de 14.000 dólares diarios (unos 12.500 euros), sanción que ha sido suspendida al admitir Takata el problema pero que ya había acumulado 1,2 millones de dólares. Esta cifra tenía que estar escociendo en el departamento financiero de Takata, cuyas dificultades económicas se habían puesto de manifiesto algunos días antes, al saberse que el proveedor japonés había solicitado a los fabricantes de automóviles afectados por el problema de sus aibags que le permitieran pagar a plazos los costes de sustitución de los mismos.
Se duplican los vehículos a revisar en EEUU
Pues bien, al admitir oficialmente Takata la posibilidad de que algunos de sus airbags estuvieran defectuosos, la NHTSA pudo forzar una revisión de los vehículos que los montan a escala nacional y no, como hasta entonces había ofrecido Takata, sólo a los estados con mayores índices de humedad y temperatura. Y a consecuencia de ello, el número de vehículos que hasta ese momento habían sido llamados a revisión por dichos airbags en Estados Unidos se duplicó, saltando a casi 34 millones (33,8).
Pero esa cifra sigue en aumento, puesto que Mazda, Mitsubishi y Subaru acaban de llamar a otros 715.000 coches más para la revisión de sus airbags. Entre los llamados por Mazda, figuran en Japón 112.000 Atenza y otros dos modelos fabricados por Mazda para Nissan y Mitsubishi. Por su parte, Subaru quiere revisar en Japón 91.000 Impreza. Desconocemos en qué otros mercados se han vendido las unidades que estos fabricantes desean revisar.
En fin, que la cifra total de vehículos afectados por la takatitis se eleva ya a unos 50 millones contando desde 2008, año en que se inician las revisiones de los airbags de Takata, aunque el problema ya era conocido, según parece, desde 2004. Dado que Takata tiene serios problemas para alcanzar el ritmo de producción de nuevos airbags para reemplazar los potencialmente defectuosos ─hasta la fecha, sólo ha fabricado 3,8 millones─ algunos analistas temen que puede necesitar dos años y medio para fabricar los que le hacen falta. Por ello, algunos fabricantes, como Honda, por ejemplo, están recurriendo a Autoliv y Daicel, otros proveedores de airbags, para reemplazar los de Takata que montan sus respectivos vehículos.
En medios industriales se ha advertido ya de que hay graves peligros potenciales en la forma en que se está afrontando el problema puesto que, al no conocerse con exactitud el origen del problema de los airbags de Takata, los potencialmente defectuosos están siendo sustituidos por otros iguales, pero de fabricación más reciente, confiando en que la degradación del nitrato amónico tarda tiempo en presentarse. Es decir, que es un paño de agua caliente que lo único que permite es ganar tiempo pero que, a la larga, puede multiplicar de manera importante los costes de solucionar definitivamente el problema, al tener que llamar de nuevo dentro de algún tiempo a vehículos cuyos airbags han sido reemplazados ahora.