😈 Como de costumbre, las cosas no se ven igual desde las alturas que a ras del suelo, y el gas natural vehicular aún tiene un larguísimo camino por delante

MADRID ─ A la hora de hacer unos comentarios crítico-corrosivos ─ ¿o era crítico-constructivos? ─ bueno, en cualquier caso cariñosos al final del III Congreso de GASNAM, estuve pensando cómo titular el artículo correspondiente y manejé distintas opciones como De la madera noble al barro de la cuneta, o El abismo entre el cielo y el infierno, por citar algunas que junto con la que finalmente encabeza este artículo, reflejaban la al parecer tan inevitable como enorme que habitualmente separa la perspectiva que se tiene de las cosas desde los despachos de los altos ejecutivos a lo que se vive, a pie del suelo, en la realidad cotidiana, en lo que podríamos denominar el infierno, es decir, los demás, aplicando la lapidaria frase de Jean-Paul Sartre. Una realidad, un infierno que, tras el remanso que se produjo con posterioridad a la intervención de Samuele Furfari, consejero del director general para la Energía de la Comisión Europea, regresó al Salón de Actos de la ETS de Ingenieros Industriales de Madrid con la intervención del transportista Manolo Monfort en la tarde de ayer, cuando el Congreso enfilaba su recta final.