♦ Alfa Romeo, DS, Fiat, Infiniti, Jeep, Mitsubishi, Nissan, Peugeot y Volvo son por ahora las marcas que no estarán presentes en el certamen alemán, considerado como el más importante del mundo
Y este año se va a producir una de las mayores espantadas de los últimos tiempos, no por número de ausentes sino por quienes son los que faltarán y que el certamen al que no acudirán será el próximo Salón del Automóvil de Francfort (IAA), que abrirá sus puertas del 14 al 24 del próximo mes de septiembre, un evento considerado como el más importante del mundo.
Concretamente, las marcas que no van a exhibir sus vehículos en el evento alemán son, por ahora, Alfa Romeo, DS, Fiat, Infiniti, Jeep, Mitsubishi, Nissan, Peugeot y Volvo. Al lector avispado le habrá llamado inmediatamente la atención que haya marcas de un mismo grupo automovilístico que sí vayan a ir a la IAA 2017 y otras que no.
En efecto, del grupo PSA sí estarán Citroën y la recién adquirida Opel. La primera, según parece, porque va a lanzar un nuevo producto en el marco del Salón de Francfort y quiere aprovechar la difusión mediática que le brindará el certamen. La segunda, pensamos nosotros, porque se trata de una marca local, alemana, y porque acaba de ser integrada en el grupo francés, por lo que no sería prudente ─por aconsejable que lo hicieran las razones económicas─ ausentarse del Salón bandera de Alemania, cuando se viene insistiendo desde hace semanas en que nada va a cambiar en Opel y que la marca germana va a mantener su autonomía, etc.
¿Enfrentamiento con las autoridades alemanas?
Otra cosa es el caso de Fiat Chrysler Automobiles (FCA), de cuyas marcas podrían acudir Chrysler y Dodge, pero no van a estar ni Fiat, ni Jeep. Cabe pensar que la ausencia de éstas dos tenga que ver con el conflicto que ha surgido hace varios meses entre las autoridades alemanas y la marca Fiat respecto al uso de dispositivos falseadores de emisiones en el modelo 500X, que dichas autoridades dicen haber detectado pero que el fabricante italiano niega que existan.
La ausencia de Jeep también cabría relacionarla con las acusaciones desde la Agencia Federal para la Protección del Ambiente (EPA) respecto al motor EcoDiesel de 3 litros de cilindrada y 6 cilindros en V, fabricado por VM Motori, una compañía propiedad del grupo Fiat del que el organismo estadounidense decía que también contaba con sistemas falseadores de las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx), algo que también se niega desde FCA. El motor en cuestión fue usado en su momento, años 2008 y 2009, para impulsar a los Lancia Thema, algunos Maserati y, asimismo, los Chrysler 300C y Jeep Grand Cherokee que se traían desde Estados Unidos al Viejo Continente. Sin embargo, Chrysler y Dodge parece que, al menos en principio, sí estarán en Francfort, así que no queda muy claro que el motivo de la ausencia de Jeep en el próximo Salón de Francfort sea lo de los dispositivos fraudulentos.
En el grupo Nissan, la forzada integración de Mitsubishi ha conllevado sin duda un coste importante, amén de que la imagen de esta última quedó muy dañada por el escándalo del falseo de los consumos de sus vehículos, que fue precisamente lo que provocó que Nissan acudiera en auxilio de Mitsubishi. Sin novedades trascendentes que presentar tampoco por parte de Infinity, la marca de lujo de Nissan, este grupo japonés ha debido preferir ahorrarse el coste de acudir a Francfort en septiembre próximo.
DS, Peugeot, Volvo y Alfa Romeo también habrían optado por dedicar el dinero de su presencia en el evento alemán a las campañas publicitarias a través de medios on-line, que en estos momentos les pueden reportar más rédito de sus inversiones ─permítasenos usar el tradicional término rédito, hoy tan ignorado en los entornos financieros seguramente por desconocer el mismo y dejarse arrastrar por la fácil traducción a capón del return on investment inglés.
Además, no debe dejarse a un lado que los fabricantes de automóviles según sus productos han ido teniendo más carga electrónica en el ámbito de la información y el entretenimiento, se han abierto a certámenes de electrónica de consumo, como ya hace años que se viene observando en el célebre CES de Las Vegas y como este mismo año se ha empezado a apreciar claramente en el Mobile World Congress de Barcelona y la forma más económica de participar en estos certámenes es renunciar a parte de sus presupuestos para salones tradicionales, transfiriéndolos a alguno de los del frente de la electrónica de consumo.