♦ El Parlamento Europeo ha recomendado a la Comisión que adelante a 2020 la prohibición de usar aceites vegetales para obtener biocombustibles por su nefasto impacto en la emisión de gases de efecto invernadero
De acuerdo con el lobby belga Transport & Environment (T&E) que lucha por conseguir un transporte ecológico, existen diferencias importantes entre España, Italia y Países Bajos. Así, estos últimos exportan la mayor parte del biodiésel de palma que producen y de todo el biodiésel que producen sólo un 59 por ciento parte del aceite de palma, en tanto que Italia obtiene un 95 por ciento del biodiesel que fabrica de este aceite vegetal y España un 90 por ciento, siendo marginal en ambos casos la producción de biodiésel a partir de otras fuentes como los aceites vegetales de colza, soja y girasol o los sebos y grasas animales.
Desde T&E reconocen no tener datos oficiales sobre el consumo de biocombustibles en los países de la UE, pero analizando distintas fuentes, como OILWORLD, Eurostat, la CNMC española, Globiom y otras, estiman que España e Italia consumen alrededor de dos tercios de su producción anual de biodiésel de palma, muy por encima de los Países Bajos que, como se ha dicho, exportan la mayor parte de lo que producen. Concretamente, la producción de biodiésel en 2015 fue de 695.000 toneladas en España, 559.000 en Italia y sólo 4.000 en los Países Bajos.
Fracaso de los ecológicamente neutros
Hasta hace pocas semanas y aunque ya se había detectado el fracaso de los biocombustibles vegetales como alternativa a los fósiles, debido a que al final las emisiones de gases de efecto invernadero eran mucho más elevadas que las de estos últimos ─echando por tierra aquello de los vehículos ecológicamente neutros que tanto repitieron años atrás─ el PE había emplazado a la CE a que prohibiera el uso de aceites vegetales para obtener biodiésel en el año 2025.
Sin embargo, ante la gravedad de la situación, dicho PE adoptó recientemente una resolución no vinculante en la que pide a la CE que adelante esa prohibición cinco años, a 2020. Y es que, según el propio T&E, para 2020 el uso de los combustibles vegetales en la obtención de biodiésel podría haber contribuido a añadir unas emisiones de gases de efecto invernadero equivalentes a la incorporación de 12 millones de automóviles mas a las carreteras de la UE.
Lo terrible es que el creciente uso del aceite de palma para biocombustibles ha venido siendo incentivado todos estos años por la propia directiva europea vigente en materia de energías renovables, la cual deberá ser revisada por la CE para reenfocar la política energética de la UE una vez que se prohíba el uso de aceites vegetales para biocombustibles y no parece que la CE esté dispuesta a hacer mucho caso del deseo manifestado por el PE.