domingo, 23 de octubre de 2016

EL AYUNTAMIENTO DE MADRID SUBIRÁ EL "TRINCAMIENTO" EN EL CENTRO DE LA CIUDAD

¿Pretende el consistorio madrileño que por el centro de Madrid sólo circulen los ricos?


Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, durante la
reciente inauguración del monumento dedicado a la
revolución húngara de 1956
MADRID ─ Con la excusa de reducir la contaminación del centro de la ciudad ─lo cual sería muy loable, de ser verdad─ el ayuntamiento de Madrid va a reformar las tarifas del Servicio de Estacionamiento Regulado en el que se enmarca el control del estacionamiento en el centro de esta ciudad (interior de la M-30) para que los vehículos considerados sucios paguen un 50 por ciento más que los que demagógicamente el consistorio madrileño considera limpios. Dado el precio que esas tarifas tienen e incluso tendrán después de la subida, el cambio no funcionará como medida disuasoria y sólo vendrá a elevar la cantidad de dinero que el ayuntamiento recoge de los aparatitos de la ORA, como son conocidos popularmente. Vamos, que lo que quieren en realidad los chicos de Carmena, como todo el mundo sabe, es subir el trincamiento.

La excusa es incentivar el uso por los ciudadanos de la capital de España de los vehículos supuestamente limpios, esto es, éléctricos, híbridos enchufables, híbridos de autonomía ampliable, etc. vehículos que, como todo el mundo sabe, tienen unos precios que están al alcance de las clases más humildes. ¿Que usted no lo sabía, querido lector?. ¡Claro, por eso no está usted en el equipo de Manuela Carmena!.

Como es obvio y debido precisamente a esos superprecios de los vehículos de bajas emisiones, no queda más remedio que descartar que la intención del ayuntamiento de Madrid sea que por el centro de la capital de España sólo circulen los ricos, pues los que tienen coches sucios seguirán usándolos, al no poder plantearse, ni por asomo, desprenderse de su viejo vehículo, con frecuencia herramienta imprescindible de su trabajo o negocio, y tendrán que cotizar, como en los tiempos de Robin Hood, al sheriff de Nottingham.
Inés Sabanés, delegada del Área de
Medio Ambiente y Movilidad del
ayuntamiento de Madrid, durante la
rueda de prensa en que se anunció la
subida de tarifas del Servicio de
Estacionamiento Regulado (SER)


¿De dónde sacar más impuestos?

Así que, puestos a aumentar la recaudación de impuestos y desestimada de inmediato la opción de dejar de subvencionar a los propietarios de los coches supuestamente más limpios ─el colectivo menos numeroso─, los chicos de Carmena han optado por apretar más los tornillos al colectivo más rentable para las arcas municipales que es del resto de los vehículos, mucho más numeroso, que para eso están todos los días diciéndonos desde los coros de plañideras de la industria del automóvil que nuestro parque de vehículos es uno de los más viejos de Europa y que los coches con más de 11 años superan el 50 por ciento de dicho parque, etc., etc.

Medidas como la anunciada por el ayuntamiento de Madrid tienen un efecto rebote negativo reconocido hasta por algunos grupos ecologistas medianamente objetivos terminando por beneficiar sólo a los barrios residenciales de muy alto nivel económico, que ya de partida son los más limpios y pasando por alto la reducción de contaminantes en los barrios periféricos y el extrarradio que es, por cierto donde se ubican las industrias e instalaciones más contaminantes, figurando entre ellas la de generación mediante centrales térmicas de la electricidad que hace falta para cargar las baterías de esos coches carísimos que sólo pueden comprarse los más pudientes.

¿Que no?. Pues para que tomen nota los que lo duden, hace sólo unos pocos años los planes de ayudas tipo 2000E y similares, llegaron a contemplar la concesión de subvenciones de hasta 6.000 euros, y quizá algo más, a los compradores de un flamante Tesla... Eso sí, a cambio de achatarrar algún cascajo perdido por ahí en un cementerio de coches.

Pero la cosa no parará en la subida de tarifas, ya que los ediles madrileños estudian ampliar el radio de recaudación al exterior de la M-30 ─¿hasta la M-40?─ para así sacarle aún más partido al trincamiento, gravando también a quienes, desde municipios aledaños, vienen a trabajar cinco o seis días a la semana al centro de la gran urbe y dejan sus vehículos estacionados en las inmediaciones de improvisados intercambiadores que la realidad cotidiana ha ido haciendo aparecer.