domingo, 6 de marzo de 2022

EL MISTERIOSO Y TRISTE FINAL DE RUDOLF DIESEL

🔸 El inventor del famoso motor de alto rendimiento desapareció en 1913 en aguas del Canal de la Mancha sin que se sepa con exactitud el motivo y dando lugar a multitud de conjeturas que van del simple accidente, al suicidio e, incluso, el asesinato

Sello conmemorativo del centenario de la invención del motor
Diesel emitido por el servicio alemán de Correos
MADRID ─ Hace unos meses, publiqué en este blog un artículo comentando lo mal que en la actualidad estábamos tratando a Rudolf Diesel, el inventor del motor que lleva su apellido y preguntándome si la crisis energética que ahora padecemos no sería en el fondo una venganza del alma en pena del ahora tan vilipendiado Rudolf. Y digo alma en pena porque en un documento que me envía Juan Carlos Pello, gran especialista en los vehículos clásicos, descubro un relato sobre la triste y confusa muerte de Rudolf Diesel, cosa que tengo que reconocer que yo ignoraba, y eso despierta mi interés por averiguar todo lo posible sobre el asunto. Y, a continuación, expongo lo averiguado.

Rudolf Diesel en una época próxima a su supuestyo ahogamiento en
aguas del Canal de la Mancha en 1913
Resulta que el 29 de septiembre de 1913, cuando faltaban diez meses para que estallase la Primera Guerra Mundial, Rudolf Diesel viajaba en el SS Dresden, un ferry a vapor que le llevaba de Amberes (Bélgica) a Inglaterra. El motivo de aquel viaje era asistir a la ceremonia de puesta de la primera piedra de una nueva fábrica de los motores inventados por Rudolf y, de paso, mantener una reunión con representantes de la Royal Navy (la Marina británica) en que se debía tratar la posibilidad de que los motores Diesel propulsaran los submarinos de ésta. 

Tras terminar de cenar y cuando el buque en el que viajaba se disponía a atravesar el Canal de la Mancha, se supone que, por motivos que se desconocen, Rudolf decidió salir a cubierta. Y hasta ahí todo lo que es seguro, porque al bueno de Rudolf nadie volvió a verlo con vida. Un par de días más tarde, un guardacostas que patrullaba la zona encontró un cuerpo flotando en el mar frente a la costa de Holanda. Tras recoger algunos objetos que llevaba encima el cadáver, entre ellos una navaja, una billetera y la funda de sus gafas, este fue devuelto a las aguas donde había sido encontrado, según era entonces la costumbre. Aquellos objetos serían identificados algún tiempo después ─el 13 de octubre de 1913─ por Eugen Diesel, el hijo de Rudolf, como pertenecientes a su padre.

A partir de aquí, todo son especulaciones sobre qué pudo pasar y las hay para todos los gustos.

Rudolf Diesel a la edad de 22 años

Accidente o suicidio

La primera posibilidad es que Rudolf Diesel cayera involuntariamente al agua debido a algún golpe de mar que imprimiese un repentino bandazo al barco; hay que tener presente que Rudolf acababa de cenar y cabe la posibilidad de que saliera a cubierta a despejarse de los efluvios del vino ingerido durante la cena. No hay que extrañarse de que nadie presenciara su caída al agua puesto que la noche era muy fría y el mar estaba bastante agitado, con lo que no resultaba muy apetecible salir a cubierta.

La segunda posibilidad es la del suicidio. Esta conjetura se sustentaría en el hecho de que, como se pudo comprobar más adelante, Rudolf estaba en la ruina, algo que quedó bien patente al abrir un portafolio que él había entregado a su esposa una semana antes de embarcarse con destino a Inglaterra. En dicho portafolio había documentos que atestiguaban la delicada situación financiera en que se encontraba nuestro protagonista, derivada de malas inversiones que le habían llevado a adquirir deudas importantes. Además, Rudolf no gozaba de buena salud. Así que todo ello combinado podría haber llevado a Rudolf a decidir acabar con su vida.

Rudolf Diesel cuando tenía 12 años de edad

¿Asesinato?

El resto de las teorías tienen en común que Rudolf Diesel no se ahogó de manera casual o por decisión propia, sino que fue asesinado, pero varían en cuanto a quienes podían tener interés en que el inventor desapareciera del mapa.

Los hay que piensan que bien pudo ser asesinado por los grandes conglomerados del mundo del petróleo. En efecto, Rudolf Diesel siempre manifestó su interés porque los motores que llevaban su apellido terminaran por utilizar aceites vegetales como combustible. De hecho en la Feria Mundial que se celebró en París en 1900, ya se había presentado un motor Diesel que utilizaba aceite de cacahuete como combustible. De haberlo conseguido, aquello habría sido un duro golpe para quienes comerciaban con petróleo, que era la fuente de lo que hoy llamamos gasóleo.

Otra tesis que se manejó durante años especulaba con que Rudolf hubiese sido mandado asesinar por algunos magnates del carbón que vieron que la generalización de los motores Diesel como propulsores de los barcos podía acabar con la propulsión a vapor de estos, un sistema que consumía toneladas y toneladas de carbón todos los años.

Sello conmemorativo del centenario del nacimiento de Rudolf
Diesel emitido por el servicio alemán de Correos
Hay otra conjetura que sugiere que Rudolf Diesel fue mandado asesinar por agentes alemanes ─recuerde el lector que apenas un año después de que sucedieran los hechos relatados iba a estallar la Primera Guerra Mundial─ para evitar que vendiera sus patentes a la Royal Navy, que estaba muy interesada en utilizar los motores Diesel en la propulsión de sus barcos y submarinos. Aunque la Marina francesa ya disponía de submarinos propulsados por motores Diesel en 1904, lo cierto es que este tipo de navío con ese tipo de propulsión alcanzaría su mayoría de edad en la Segunda Guerra Mundial.

Una variante o complemento de esta última teoría propone que los agentes alemanes asesinaran a Rudolf Diesel también para prevenir la filtración a los británicos de otras tecnologías que, además del motor Diesel, pensaba utilizar la marina alemana en sus submarinos.

Hoy ya casi olvidada la muerte de Rudolf Diesel y sometidos a persecución sin cuartel sus motores pese a encontrarse entre los principales impulsores de la Humanidad durante el siglo XX y una parte importante del XXI, es difícil sustraerse a la pregunta de si no se estará tratando con ello de echar arena encima del triste final del inventor alemán.