- Nace así el segundo proveedor más grande del mundo, detrás de Bosch, con una facturación anual de 31.687 millones de euros
MADRID ─ Apenas un cuarto de hora después de publicar la apertura anterior, en la que afirmábamos que todo apuntaba a que las negociaciones entre ZF y TRW Automotive iban por muy buen camino, nos llega la confirmación de que la alemana ha alcanzado un acuerdo con la estadounidense para la compra de esta última, por la que ZF pagará 13.500 millones de dólares (unos 10.434 millones de euros al cambio actual) una cifra que parece incluir 1.800 millones de dólares de deuda que tenía TRW. Exluyendo esa deuda, los 11.700 millones de dólares son una cantidad muy próxima a los 12.000 millones de dólares que los analistas habían señalado inicialmente como referencia de lo que la operación podría costar al proveedor alemán y, además, una cifra muy ventajosa para los accionistas de TRW, ya que es un precio un 16 por ciento superior al valor que TRW tenía en la bolsa de Nueva York a comienzos del mes de julio último, cuando se supo por vez primera que ZF trataba de hacerse con TRW.
La combinación de ambos proveedores dará lugar a una compañía con un volumen anual de negocios de 41.000 millones de dólares (31.687 millones de euros) que se situará en el segundo puesto del ránking mundial de tales proveedores, superando a la japonesa Denso, pero sin llegar a batir a la alemana Bosch, a la que ZF acaba de vender su 50 por ciento del capital de ZF Lenksysteme, una sociedad conjunta entre ambas, operación esta última de la que ninguna de las partes ha querido precisar la cuantía económica. Hasta ahora, ZF ocupaba el noveno puesto en dicho ránking y TRW el undécimo.
En estas últimas semanas se está hablando mucho de que, tras la crisis, muchos de los grandes proveedores de la industria del automóvil han salido muy escaldados de su anterior papel de proveedores de todo y afrontan ahora un período de desinversiones que les haga más pequeños y les permita mejorar su calidad y tecnología en las áreas de actividad que finalmente se queden.
Sin embargo, según la consultora estadounidense Strategy&, nacida el 31 de marzo de este mismo año de la combinación de la antigua Booz & Company con PwC, si se considera el volumen de negocios conjunto de los 100 mayores proveedores del mundo para la industria de automoción, sólo los 10 primeros acumulan el 60 por ciento de la facturación. ¿Dónde está entonces el problema de ser grandes?. ¿En unos exagerados costes de estructura?. ¿Escasa capacidad de respuesta a consecuencia de unos canales de comunicación demasiado complejos?... ¿No será que lo que se pretende es aprovechar el tirón del mercado norteamericano para brindar a los accionistas una buena compensación por las pérdidas que tuvieron que afrontar durante la crisis?.
Obviamente, el dinero ingresado por ZF con él traspaso de ZF lenksysteme a Bosch no se destinará a compensar a los accionistas de la primera, pero sí supondrá una gran ayuda para pagar a los accionistas de TRW, que aún tiene que aprobar la operación, para lo que bastará que el 50 por ciento de ellos den el visto bueno, sin tener que empeñarse demasiado.
La compra de TRW permitirá a ZF, entre otras muchas cosas, reforzar su negocio en China, donde algunos expertos creen que no ha llegado a alcanzar el éxito esperado de sus importantes inversiones.
Es curioso que uno de los principales clientes de TRW fuese la alemana Volkswagen, que le aportaba el 25 por ciento de su volumen de negocios cuyo negocio pasará ahora a engordar la bolsa de los de Friedrichshafen, seguida de Ford (18.5%) y General Motors y Chrysler (ambas con un 10%).
Según parece, en Friedrichshafen aún no saben cómo harán la integración de las actividades de TRW en ZF. De momento, esta última podría convertirse en una división de ZF. También tendrán que decidir los alemanes qué hacer con las plantas de TRW en Estados Unidos que están próximas a las de ZF, especialmente si ambas se dedican a fabricar los mismos componentes. Recuérdese que los alemanes tienen 12 plantas en Estados Unidos por lo que parece lógico que, tarde o temprano, ZF tenga que plantearse algún recorte de plantilla tras reorganizar a fondo sus actividades en Estados Unidos.
Un ejemplo de las muchas redundancias que ahora tendrá que resolver ZF es el centro de I+D que tiene en Shanghai, a apenas media hora en coche de un centro similar propiedad de TRW.