🔸 Todo parece apuntar a que la compañía estadounidense aprovechó una serie de acontecimientos adversos para, escudándose en ellos, abandonar un proyecto del que no sabía cómo salir
El W-1000 de Ford con el motor de turbina 707 llegó a trabajar de manera real transportando componentes entre dos fábricas de la propia compañía situadas en Dearborn (Michigan) y Toledo (Ohio) |
Pues bien, casualmente, hace un par de días he encontrado en HEMMINGS un interesante artículo firmado por Daniel Strohl y publicado el 20 de mayo de 2020, cuando ya habían aparecido en este blog las cuatro primeras entregas de mi serie sobre los camiones con motor de turbina, que plantea la pregunta de si pudo haber sido Ford el primer fabricante de automóviles en producir en masa camiones con motor de turbina.
Para que el lector interesado pueda expresar su propia respuesta a tal pregunta, he pensado que lo mejor sería traducir el artículo en cuestión y que, una vez leída esa traducción, cada cual elabore su punto de vista.
He aquí la traducción del artículo:
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¿Podría Ford haber sido el primer fabricante de automóviles (bueno, fabricante de camiones) en producir en masa turbinas de gas para la carretera?
Por Daniel Strohl.
Todo apuntaba a que los años 70 serían la década de las turbinas de gas, promocionadas durante mucho tiempo como los motores del futuro, saliendo por fin en masa a las carreteras. Y aunque los Tres Grandes (General Motors, Ford y Chrysler) tenía sus propios programas de turbinas de gas, los observadores de la industria esperaban que iba a ser Ford el primero en comercializar un motor de este tipo. Sin embargo, resultó que los albores de los años setenta lo que mostraron fue el final de las ambiciones de Ford en cuanto a motores de turbina de gas para el transporte por carretera.
Trabajando sobre turbinas Boeing, Kenworth fue la primera marca en fabricar un camión propulsado por un motor de turbina |
Los ingenieros de Chrysler preferían que los motores impulsaran los turismos. GM creía que las turbinas tenían más sentido en los autocares y equipos de construcción transcontinentales. Ford, que en muchos aspectos parece ser el más avanzado en el campo, ha trabajado consistentemente hacia el desarrollo de energía de turbinas para camiones de carretera de servicio pesado de largo recorrido, decía Car Life. Muchos fabricantes de camiones ya habían investigado en mayor o menor grado las posibilidades de las turbinas. A pesar de ciertos inconvenientes (par máximo disponible a velocidad cero del eje de salida, por ejemplo), las turbinas de gas podrían producir más energía ocupando bastante menos espacio que los motores Diesel que se habían convertido en estándar en el transporte pesado, y el futuro Sistema de Carreteras Interestatales brindaría mayores oportunidades para los velocidades sostenidas a las que las turbinas generan una mayor economía de combustible.
En la Feria Mundial que se celebró en Nueva York en 1964, General Motors presentaba el Bison, un concepto de camión propulsado por un motor de turbina |
Curiosamente, según documentos de Ford de la época, los restos de un proyecto de investigación e ingeniería de Ford para la Marina de los EEUU también terminaron produciendo el motor de turbina de gas de 600 hp, designado como 705, que Ford usó en su Truck of Tomorrow (también conocido como BIG RED), el camión experimental que también debutó en la Feria Mundial de Nueva York de 1964. El BIG RED hizo el circuito de exhibición durante unos años más con Ford promocionando su autonomía de 600 millas y su capacidad para cruzar cómodamente las carreteras del país.
El Big Red fue el prototipo de camión propulsado por un motor de turbina que Ford presentó también en 1964 en el marco de la Feria Mundial que se celebró aquel año en Nueva York |
En 1966, dos años después de haber presentado su prototipo Bison en Nueva York, General Motors sacaba a la luz su Turbo Titan III que iba propulsado por un motor de de turbina GT-309 de 280 caballos |
El motor de turbina de gas desarrollado por Leyland para su camión de 1966 tenía una potencia de 350/400 caballos |
En el Reino Unido, Ford permitió que varios periodistas que cubrían la industria de los camiones lo probaran. A partir del verano de 1968, Ford incluso puso en servicio regular los W-1000 con motor 707, transportando piezas y suministros entre Dearborn (Michigan) y Toledo (Ohio), donde Ford finalmente abriría una planta dedicada a la producción de turbinas de gas en agosto de 1971 y se proponía llegar a contratar hasta unas 700 personas en años posteriores para construir el 707 y un sucesor de 335 caballos que Ford llegó a montar en un autocar experimental, un Silver Eagle de la empresa Continental Trailways. Como si eso no fuera suficiente, Ford contrató a Entex, una compañía fabricante de modelos de plástico, con el fin de sacar al mercado una versión en kit del motor 707, afirmando en la descripción del motor que Ford había logrado ya superar los problemas experimentados previamente al aprovechar el motor a reacción y que las turbinas podrían reemplazar a los motores de pistón y Wankel en 1980.
Este libro de John Mortimer, publicado en marzo de 2015 es de lectura obligada para todo estudioso del desarrollo de los motores de turbina para camión |
Ford, a su vez, nunca puso en producción el W-1000 con motor 707 y en 1973 cerró la planta de Toledo. Después de aquello y exceptuando una breve colaboración con Garrett AiResearch a finales de los años 70, parece que Ford abandonó todos los proyectos de investigación sobre turbinas de gas. Incluso sin problemas con los proveedores, es discutible que Ford pudiera haber comercializado con éxito el 707 o sus sucesores en los turbulentos años setenta.
El consumo de combustible equivalente o competitivo de la turbina de gas, como prometió Swatman, podría no haber hundido el motor de turbina durante la crisis del petróleo de 1973, pero la propensión de la turbina a emitir óxidos de nitrógeno, especialmente a temperaturas de combustión elevadas, podría haber dificultado mucho cumplir con los cada vez más exigentes estándares sobre control de emisiones contaminantes. Por lo tanto, la turbina de gas, que se llegó a considerar el motor del futuro, parece destinada a seguir siendo el motor del futuro.