🔸 Pese al esfuerzo que se hizo por venderlo con el motor Leyland TL12, de 280 caballos, los transportistas británicos siempre prefirieron los motores Cummins y Rolls Royce que daban más potencia
MADRID ─ En uno de esos cruceros que casi a diario efectúo por el proceloso océano de Internet, me encontré con un artículo sobre la historia del Leyland T45 Roadtrain que me llamó la atención. Lo firmaba Mike Humble y se publicó el 21 de enero de 2012 en AROnline y hablaba de cómo Michael Edwardes, un empresario británico-sudafricano que intentó levantar la atribulada y ya nacionalizada, por quiebra, British Leyland entre 1977 y 1982, con modelos de turismo como el Austin Metro, también conocido como Mini Metro, pues se planteó como el relevo del celebérrimo Mini. Edwardes, que tuvo éxito con el rescate de marcas como Jaguar, Mini y Land Rover, también impulsó la renovación de la gama pesada de camiones del grupo automovilístico británico, para lanzar al mercado un sustituto del agotado Marathon 2, que recibiría el nombre de T45 Roadtrain. Sin embargo, el rescate de los camiones Leyland se mostraría imposible con el tiempo. Así que, como me pareció un artículo muy interesante pues he decidido traducirlo para divulgar su contenido entre los transportistas y conductores españoles o de habla hispana.
La década de 1970 fue un período de rápidos cambios para el transporte por carretera en el Reino Unido. Tras años de falta de dinero causada principalmente por la necesidad de apuntalar las divisiones de turismos de British Leyland, Michael Edwardes, presidente y director ejecutivo de este grupo automovilístico, persuadió al gobierno británica (que ya se había convertido en el accionista mayoritario del mismo) para que le permitiera realizar una inversión verdaderamente masiva en la división de camiones y autobuses de Leyland. Esto facilitó la creación de nuevas instalaciones de producción, pruebas y pruebas de vanguardia, lo que dio un gran impulso a una división que se había venido debilitando lentamente.
Pero cuando Gran Bretaña entró en la década de los 70, el mercado cambió rápidamente, haciéndose irreconocible y, en consecuencia, los conductores exigieron más potencia y comodidad. Se estaban construyendo nuevas autopistas, lo que reducía la duración de los viajes. De forma lenta pero segura, al igual que con el mercado británico de motocicletas, comenzó la invasión extranjera, y los fabricantes de fuera estaban dispuestos a aprovechar rápidamente cualquier cualquier punto flaco de los camiones construidos en el Reino Unido.
Un Roadtrain con motor Rolls Eagle 800Li de 350 caballos expuesto en el Salón de Vehículos Industriales de París |
Los Marathon de Leyland estaban destinados a enfrentarse cara a cara con lo mejor de las artes europeas, pero, al carecer de financiación para su desarrollo, este modelo fue percibido por los compradores como una reacción instintiva a la competencia extranjera, que no era más que tecnología actualizada de los años 60. Y rápidamente, el Marathon se hizo popular por su propensión al óxido y por ser difícil encontrar repuestos para él.
Revivir la gama: una tarea maratoniana
Después de más de dos años de investigación y desarrollo con la colaboración de compañías como Ogle Design, BRS y muchos transportistas, la gama T45 irrumpió por fin en escena en 1980. En su lanzamiento, el Roadtrain fue un camión muy elogiado, ganó el premio de camión internacional del año y recibió muchos galardones por su diseño.
Los Marathon 2 salieron bien, pero obviamente necesitaban una actualización urgente |
Ningún otro camión se parecía a él ni había soportado pruebas de laboratorio tan rigurosas; incluso la forma había sido dictada por pruebas en el túnel de viento. Pero lo más inteligente era el sistema de producción de la cabina. Las herramientas de producción se mantuvieron al mínimo utilizando tantas piezas comunes como fuera posible, solo se requerían 120 piezas independientemente del modelo elegido dentro de toda la gama T45, que abarcaba entre 10 y 38 toneladas de peso bruto, y 40 de esas piezas eran comunes a todos los modelos.
Leyland entrega las mercancías
También hubo algunos detalles novedosos de ingeniería. Por ejemplo, los instrumentos del cuadro usaban circuitos impresos con conectores ajustados que eran completamente intercambiables con otros camiones T45 y se podían intercambiar en menos de cinco minutos en caso de fallo. El conjunto de la caja de pedales podría reemplazarse en 20 minutos y otros accesorios resistentes, incluidas las bisagras de las puertas y la palanca del freno de mano, podían reemplazarse fácil y rápidamente. El tiempo de inactividad cuesta dinero y Leyland estaba dispuesta a reducir ese gasto.
Al mismo tiempo, la división de repuestos, Multipart, lanzó un nuevo sistema de repuestos optimizado que afirmaba que la mayoría de los repuestos se podían obtener y entregar en un plazo de 24 horas desde un depósito central de repuestos con sede en Chorley. Hasta el día de hoy, Multipart es líder del mercado en su campo.
Lamentablemente, muchos transportistas del Reino Unido también operaban en el continente, donde este motor era poco conocido y la asistencia posventa podía ser esporádica. Así y a medida que avanzaba la década de los 80, el magnífico conjunto de motor Cummins L10 y caja de cambios Eaton twin split se convirtió en la cadena cinemática más común en todos los camiones fabricados en el Reino Unido. Para entonces, ya ofrecía hasta 325 caballos, y para los operadores que necesitaban aún más potencia, había un motor Cummins NTE de 14 litros que daba 350 caballos y tenía un par de giro colosal.
Para promocionar su nuevo producto, Leyland creó el equipo Team 45 con el que compitió en el entonces incipiente Campeonato británico de carreras de camiones |
La planta de Lancashire continúa produciendo camiones para DAF; en la foto, salida de la unidad número 100.000 de la gama LF |