🔸 Durante la próxima década tratarán de incrementar la producción de camiones que consuman hidrógeno en vez de gasóleo y de crear una red paneuropea de suministro de ese combustible que cubra los principales corredores
MADRID ─ Los fabricantes de vehículos industriales Daimler Truck, Iveco y Volvo y las petroleras OMV y Shell se han comprometido a colaborar en la creación de las condiciones para la extensión del uso de hidrógeno como combustible en el mercado europeo de camiones. El acuerdo ha recibido el nombre H2Accelerate (H2A). A medida que crece el número de gobiernos y empresas que se alinean en una visión común de un sistema energético de cero emisiones netas, las compañías que participan en H2A creen que el hidrógeno es un combustible esencial para la descarbonización completa del sector de los camiones. Pero dejemos claro que no se trata del hidrógeno como se ha concebido hasta hace poco, es decir, como elemento que, combinado con el oxígeno del aire, forma vapor de agua y genera electricidad, la cual recarga una batería y mueve un motor eléctrico, sino de hidrógeno inyectado a los cilindros de un motor de combustión interna a semejanza de la gasolina o el gasóleo.
Los miembros de H2A esperan que el despliegue a gran escala de camiones de hidrógeno cree nuevas industrias: instalaciones de producción de hidrógeno sin carbono, sistemas de distribución de hidrógeno a gran escala, una red de estaciones de repostaje de alta capacidad para hidrógeno líquido y gaseoso, y la producción de los camiones de hidrógeno. Asimismo, piensan que al sincronizar las inversiones en todo el sector durante la década de 2020 se darán las condiciones para la expansión del uso del hidrógeno en el transporte pesado que es imprescindible para cumplir la ambición europea de cero emisiones netas en 2050.
Se espera que esa expansión del uso del hidrógeno como combustible durante la próxima década comience con grupos de transportistas dispuestos a comprometerse de inmediato con el transporte por camión basado en hidrógeno. Estas flotas deberían operar en grupos regionales y a lo largo de corredores europeos de alta capacidad con buena cobertura de estaciones de servicio proveedoras del hidrógeno. Se estima que en el transcurso de la década próxima estos grupos regionales podrán interconectarse para construir una red verdaderamente paneuropea.
Llegados a este punto, no podemos demorar por más tiempo plantearnos la pregunta del millón: ¿quién pagará todo esto?. Pues bien, los miembros de H2A ya advierten que, aunque ellos trabajarán conjuntamente en la búsqueda de financiación para proyectos precomerciales tempranos durante la primera fase del despliegue, todo el proceso se requerirá el apoyo del sector público.
Paralelamente, los participantes se relacionarán con los responsables políticos y los reguladores para fomentar un entorno político que ayude a respaldar la posterior extensión a la fabricación en volumen de camiones de hidrógeno y una red paneuropea de repostaje de este combustible.