🔸 Fue originado por una sorprendente cacicada política que pretendía favorecer a la empresa española y que finalmente contribuiría a agravar su ya delicada situación económica
MADRID ─ Hoy vamos a dedicar atención a un conflicto político industrial que aconteció en Venezuela en la segunda mitad de la década de los 70 y que enfrentó a la estadounidense Mack Trucks y a la española Pegaso, con intención de revivir y divulgar lo que aconteció entonces y que sólo los lectores más veteranos recordarán y muy probablemente no de manera objetiva pues la información que sobre el asunto se divulgó en España y la propia Venezuela estuvo muy sesgada por la intervención de los políticos de ambos países. El enfrentamiento se produjo en torno a un concurso convocado por el gobierno venezolano para la construcción de motores para camión de 10 a 12 litros de cilindrada y camiones que los utilizaran, El concurso en cuestión pasó a la posteridad con la denominación B-4 e incluía la producción de camiones militares de más de 17 toneladas de peso máximo con carga.
Aunque Venezuela desempeñó el papel más destacado en la convocatoria de aquel concurso, por ser en este país donde deberían crearse las fábricas que produjeran todo aquello, en realidad el proyecto debía abastecer a todo el Pacto Andino, una comunidad política nacida en 1969 con el objetivo de alcanzar un desarrollo integral, equilibrado y autónomo en común de los Estados y los pueblos andinos y a la que inicialmente se adhirieron Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. A estos cuatro estados se sumarían Venezuela, en 1973, y, mucho más adelante, cuando el contencioso entre Mack y Pegaso ya era historia, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Chile.
Una cacicada política
En mayo de 1977, Venezuela ya había fallado el concurso en favor de Mack Trucks, un concurso al que también se habían presentado otros dos fabricantes estadounidenses: Chrysler y American Motors. Mack tenía presencia en el mercado venezolano de camiones desde 1962 y dominaba una parte muy importante del mismo, contando con el apoyo de los Duarte, una influyente familia venezolana.
Carlos Andrés Pérez, fue el presidente de Venezuela que adjudicó a dedo a ENASA un contrato que previamente se había concedido a Mack Trucks |
Aunque Carlos Andrés Pérez explicó que el cambio de criterio se debía en parte a la necesidad política de fortalecer las relaciones con la recién estrenada democracia española, el gobierno venezolano justificó la cancelación de la adjudicación a Mack Trucks alegando que su oferta no había cumplido los requisitos exigidos en la convocatoria ni siquiera en el plazo adicional de 120 días que en la misma se daban de margen para cumplirlos.
ENASA elige Cumaná
Al poco tiempo de la elección de ENASA, la empresa española anunció que había seleccionado la ciudad de Cumaná, en el estado de Sucre, como emplazamiento definitivo de las dos plantas de producción de Pegaso que pensaba construir en Venezuela. Cuatro meses más tarde, el 6 de noviembre de 1978, empezaba a funcionar la primera de esas dos plantas con una superficie de 221.000 metros cuadrados, acudiendo a la inauguración el propio Carlos Andrés Pérez.
El primer vehículo salido de estas instalaciones fue un camión Pegaso con un motor de 310 caballos y se anunciaba que para finales de ese año se habrían construido ya 900 camiones y 100 autobuses. La entrada en funcionamiento de la segunda planta, la que iba a destinarse a la producción de 7.800 motores al año, estaba prevista inicialmente para enero de 1980 pero ENASA, anunciaba durante la inauguración de la planta de Cumaná que se pensaba producir ya 1.300 motores en la planta de motores en los dos últimos meses de 1978, alcanzando un total de 7.200 motores hasta finales de 1985.
En total, ENASA aseguraba que había invertido 600 millones de pesetas en la planta de montaje de camiones y autobuses y que tenía previsto invertir otros 2.000 millones de pesetas más en la planta de motores.
Los socialdemócratas pierden las elecciones
Sin embargo, en las elecciones presidenciales de diciembre de 1978, el candidato socialdemócrata apoyado por Carlos Andrés Pérez, fue derrotado por Luis Antonio Herrera Campins, de la democracia cristiana, y aquello supuso la revisión de todos los acuerdos y planes de inversión que había llevado a cabo el gobierno anterior, lo que terminaría originando la anulación de la decisión unilateral de Carlos Andrés Pérez en favor de ENASA,
Si, una vez que le adjudicaron el contrato, la empresa española se lanzó con muchas prisas a realizar inversiones en Venezuela, quizá para asegurarse de que el fallo que tanto la beneficiaba no fuera reversible, en Mack Trucks fueron mucho más prudentes, esperando hasta septiembre de 1979 para inaugurar en Ciudad Bolívar unas instalaciones de sólo 3.000 metros cuadrados para la producción de motores de camión, alegando que existía un convenio firmado por el gobierno de Carlos Andrés Pérez por el que se autorizaba a la compañía estadounidense la instalación de una fábrica de motores Diesel pesados.
Al ganar las elecciones de diciembre de 1978, Luis Antonio Herrera Campins privó a ENASA de la protección de Carlos Andrés Pérez, gran amigo del español Felipe González |
ENASA amenaza con el Tribunal de La Haya
En consecuencia y manteniendo que el primitivo convenio del gobierno venezolano con Mack había sido anulado por un contrato formal de fecha muy posterior por el que el Ministerio de Fomento venezolano adjudicaba a la compañía española la fabricación en exclusiva de los motores Diesel pesados hasta 1985 para su comercialización no solo en Venezuela sino también en otros países sudamericanos, en 1980 ENASA pasó a amenazar con llevar al gobierno de Herrera Campins ante el Tribunal Internacional de La Haya.
Todo este contencioso se tradujo en una importante contracción de las ventas en Venezuela, tanto de ENASA como de Mack.
En 1982, el gobierno venezolano acordó compensar a ENASA por sus pérdidas. Aquí, en España, nunca se supo ─o al menos, no el que esto escribe─ si aquella indemnización llegó a ser una realidad y mucho menos a cuánto ascendió. Lo que sí supimos es que en 1983, ENASA y Mack seguían produciendo en Venezuela y que la compañía española registró ese año unas pérdidas de 2.000 millones de pesetas, supuestamente debido a la contracción de las ventas de camiones en el mercado español.