🔸 Chrysler quiso apoyarse en él para conquistar un 5 por ciento del mercado británico de tractocamiones pesados
MADRID ─ El 2 de noviembre pocas veces se presentaba como un buen día pues, como todo el mundo sabe, en esa fecha se conmemora el día de los difuntos. Pero eso ya no debe preocuparnos ─¿o sí?─ pues el Halloween importado de Estados Unidos va acabando a toda velocidad con el significado que para los españoles más tradicionales tenía el segundo día del penúltimo mes del año. Sin embargo, también ha habido ocasiones en que los días 2 de noviembre fueron positivos. Por ejemplo, el 2 de noviembre de 1973 se empezaba a comercializar en Gran Bretaña el Dodge K3820P, una tractora para 38 toneladas de peso bruto total con semirremolque y carga que era fabricada por Chrysler en las instalaciones españolas que fueron de Barreiros y que iba propulsada por un motor de 270 caballos.
Chrysler se había marcado como objetivo hacerse con el 5 por ciento del mercado británico de tractoras pesadas en 1974, unos 700/750 vehículos, y consideró que el modelo fabricado en España podía ayudar a alcanzar esa meta.
Los Dodge K3820P, que venían cubiertos por una garantía de 12 meses sin límite de kilometraje, se iban a vender a través de la red de concesionarios de Chrysler en el Reino Unido y se anunciaba que, además del almacén central de recambios que esta compañía tenía en Birmingham, habría otros 32 almacenes más pequeños; asimismo, en todos los concesionarios habría existencias de los recambios de desgaste más rápido, como filtros de aire y aceite, etc.
Curiosamente, la quinta rueda o los conectores eléctricos de la tractora al semirremolque para las luces de freno de éste (en el Reino Unido no eran como en el resto de Europa) y la quinta rueda se instalaban en los distribuidores británicos.
La cabina, no abatible, era una versión renovada de la que se usaba en los modelos Barreiros que se vendían en España. Utilizaba gran cantidad de los paneles de esta última y se parecía muchísimo al vehículo español. Los controles diarios de aceite y agua se realizaban a través de la rejilla frontal detrás de la cual se encontraba también la caja de fusibles. Para acceder al motor en las labores de mantenimiento y reparaciones, había que soltar los fijadores centrales del capó, que tenía tres piezas. Ese capó penetraba en la cabina hasta la altura del asiento, aproximadamente, lo que impedía la instalación de una butaca central.
Chrysler había prestado una atención especial a la comodidad del conductor en el Dodge K3820P. El conductor disponía de un asiento con suspensión que se ajustaba tanto verticalmente como hacia atrás y hacia adelante, mientras que la inclinación del respaldo y la dureza de la suspensión se podían regular para adaptarse a los gustos de cada conductor. El asiento estaba tapizado mayormente en tela para reducir las molestias derivadas de la transpiración. El asiento del acompañante no llevaba suspensión.
Se rumoreaba entonces que se estaba preparando una cabina dormitorio para el Dodge K3820P, pero dado lo mucho que penetraba el capó motor en la cabina, no parecía fácil que pudiera ser de dos literas, salvo que se construyera una cabina sobreelevada o se redujera el tamaño del capó motor.
El tablero de instrumentos tenía una apariencia limpia y ordenada y los instrumentos, a excepción del importante indicador de presión de frenos, que quedaba oculto por el aro del volante, se podían ver fácilmente.
Llamaba la atención el gran tamaño de la válvula de freno de estacionamiento, que quedaba frente a la rodilla izquierda del conductor ─no olvidar que en el Reino Unido el conductor va sentado a la derecha─ y que desentonaba del resto del interior de la cabina. Al parecer, estaba previsto que dicha válvula fuera más pequeña para poder instalarla bajo el tablero de instrumentos pero los cambios de última hora que se hicieron en las especificaciones de los frenos obligaron a utilizar una válvula más grande que ya no cabía bajo el tablero. Chrysler se comprometió a solucionar el problema lo antes posible instalando la dichosa válvula más cerca del motor y más alejada de la rodilla del conductor.
Los accesorios estándar incluían una radio, un tacógrafo de siete días, una guantera con tapa y un juego completo de bombillas.