♦ Tras supuestamente asegurar que una parte de su comité de dirección sí sabía del Dieselgate meses antes de que el escándalo saliera a la luz, ahora se niega a declarar al respecto ante los legisladores alemanes
MADRID ─ Por increíble que parezca, lo de la cúpula directiva de Volkswagen (VW) cada vez se asemeja más a una bronca de comunidad de vecinos. Ahora, después de que los periódicos alemanes Bild am Sontag y Der Spiegel hubieran asegurado la semana pasada que la primera noticia que tuvo Piëch sobre el problema de los dispositivos que falseaban las emisiones reales de óxidos de nitrógeno (NOx) de algunos de los motores Diesel más modernos usados por las diferentes marcas del grupo de Wolfsburg, le llegaron a través de una compañía israelí de seguridad y que Piëch se lo había hecho saber a su vez a varios directivos del grupo ─incluyendo a Martin Winterkorn─ durante una reunión que tuvo lugar en marzo de 2015, Piëch va y se niega a declarar al respecto ante los legisladores alemanes.
Sin embargo, el abogado de Piëch dice que éste no formuló las declaraciones que publicaban los mencionados diarios alemanes y que sólo había contestado sobre la materia a las preguntas que le formularon en abril de 2015 representantes de Jones Day ─un gabinete estadounidense de abogados al que VW había contratado en la primavera del año pasado para que llevara a cabo una investigación independiente del asunto─ y a la fiscalía de Braunschweig en diciembre último.
La actuación de la fiscalía de Braunschweig obedece al deseo de delimitar las responsabilidades que del Dieselgate pudieran recaer sobre el gobierno federal de Baja Sajonia ─Braunschweig es la segunda ciudad en importancia de ese estado federal, por detrás de Hanóver─ que tiene una participación del 20 por ciento en el capital de VW.
La agencia Reuters, citando a una persona próxima al asunto, indicaba a comienzos de esta semana que cuando Piëch informó a Winterkorn del problema de los motores Diesel del grupo, éste le contestó que ya se había puesto en marcha una llamada a revisión de los vehículos potencialmente afectados y que se subsanaría el asunto, algo que esa misma persona aseguró que fue ratificado por el propio Winterkorn cuando éste fue interrogado por los especialistas de Jones Day.
Y falta por ver la investigación política
Aunque en Alemania las cosas no tienen ni punto de comparación con lo que ocurre en España, la intervención de los partidos políticos es probable que termine embarullando las cosas todavía más. Dichos partidos crearon en abril de 2016 una comisión parlamentaria formada por ocho de sus representantes con ánimo de esclarecer las responsabilidades del gobierno federal y, muy probablemente, para crucificar de paso a algún miembro destacado de los partidos rivales.
Precisamente hoy, está previsto que esa comisión interrogue a Stephan Weil, primer ministro del gobierno federal de Baja Sajonia y representante de éste en el comité de dirección de VW, y a su ministro de Transportes, Alexander Dobrindt.
A la vista de la deriva que han tomado las cosas, Herbert Behrens, que milita en el partido izquierdista y preside la mencionada comisión, ya se ha mostrado favorable a que Piëch preste declaración ante el comité que Behrens preside.
Evidentemente, todo esto daña la ya bastante deteriorada imagen ética de VW, pero eso no puede ser usado como disculpa para acallar las investigaciones de las autoridades competentes.