• La compañía alemana da orden de interrumpir las ventas en EEUU de los coches que montan el motor turbodiésel TDI de 2 litros de cilindrada • La Comisión Europea y el gobierno alemán piden información al respecto a la Agencia estadounidense de Protección del Medio Ambiente • Provisión de 6.500 millones de euros para atender los gastos que origine el asunto
La Agencia estadounidense para la Protección del Medio Ambiente podría dirigir ahora sus investigaciones hacia la versión diésel del Cayenne de Porsche |
La compañía alemana ha dado orden de suspender las ventas de esos vehículos en EEUU, lo que supone un lastre más para la evolución de sus ventas en ese mercado, que se han reducido un 16 por ciento entre 2012 y 2014 y un 4 por ciento adicional en los ocho primeros meses de 2015.
No está claro cómo funciona el sistema de trucaje mediante software que, según la EPA, es capaz de detectar que las emisiones están siendo controladas y entonces las reduce a los estándares establecidos por la Ley de Aire Limpio (Clean Air Act) vigente en EEUU. Aparentemente, ese sistema tiene en cuenta la posición del volante, la velocidad, la presión del aire en el escape del vehículo y algún otro parámetro como el tiempo que lleva el motor en funcionamiento.
En nuestra opinión, es más probable que se trate de un proceso más sencillo de lo que parece, de manera que en punto muerto, cuando se arranca el motor, el sistema elija siempre el perfil de funcionamiento de éste que da el nivel legal de emisiones y que luego, al detectar que se mueve el volante, que se engranan marchas y que sube la velocidad, inhiba las limitaciones iniciales dando prioridad a las prestaciones del vehículo en materia de aceleración y velocidad máxima.
Sea como sea, tanto la Comisión Europea como el propio gobierno alemán han anunciado que pedirán información a la EPA sobre todo ello para tomar las medidas oportunas a este lado del Atlántico, comprobando, suponemos, si también aquí han montado Volkswagen y Audi esos motores trucados.
Dudan de que en Europa vaya a hacerse algo concreto
Sin embargo, desde Transport & Environment, un grupo europeo con sede en Bruselas que promueve el transporte ecológico y que ya a principios de diciembre de 2014 publicó un informe acusando a una gran mayoría de los fabricantes de automóviles de manipular las emisiones contaminantes que anunciaban para sus vehículos, se duda de que ello vaya a cristalizar en acciones concretas contra VW, ya que, de entrada, no existe en la Unión Europea (UE) un organismo similar a la EPA estadounidense que pueda adoptar sanciones y regular para todos los países miembros de la UE.
El asunto debería suponer un buen golpe para las ventas de vehículos diésel en Europa, donde ese tipo de motores suponen el 50 por ciento del mercado, siempre y cuando el consumidor estuviera adecuadamente informado y sensibilizado, que no es el caso. En Estados Unidos, donde las ventas de vehículos propulsados por motores diésel son apenas un 5 por ciento del total, el problema es más un asunto de imagen y de ventas futuras, ya que Volkswagen pretendía articular el desarrollo de sus ventas en Estados Unidos sobre la promoción de las ventajas y baja contaminación de sus modernos motores diésel y sobre su imagen de ingeniería seria y fiable.
Para terminar, decir que aunque inicialmente las acciones de la EPA se hayan dirigido a los vehículos de las marcas Volkswagen y Audi, también la versión diésel del Cayenne de Porsche podría estar ahora en el punto de mira de la EPA. En efecto, en un comunicado de última hora que acaba de distribuir Volkswagen, se admite que el motor que nos ocupa, conocido con el código EA 189, se ha montado en 11 millones de vehículos vendidos en todo el mundo por distintas marcas del grupo alemán y se subraya que éste trabaja intensamente en eliminar las anomalías registradas en las emisiones contaminantes de ese motor.
No pensamos que sea muy oportuno señalar ahora que los motores sospechosos que hay en circulación suman 11 millones. Aparentemente, Volkswagen-Audi trata de tranquilizar a usuarios y accionistas insinuando que hasta ahora esos motores no han dado quebraderos de cabeza pero, aunque el problema no afecte lo más mínimo a la seguridad del vehículo y sus ocupantes, sí se corre el riesgo de crear una situación de pánico entre aquellos, sobre todo entre los accionistas, que pueden salir en desbandada ante el temor de afrontar multitud de demandas por fraude, amén de por las sanciones que puedan imponer las autoridades de más países y los costes de las llamadas a revisión de los vehículos que puedan ser ordenadas por dichas autoridades.
Para atender las medidas que sea necesario tomar al efecto, Volkswagen va a hacer una provisión de 6.500 millones de euros que será contabilizada en el capítulo de pérdidas y ganancias del informe financiero del tercer trimestre del ejercicio en curso, se indica en el comunicado, donde se vuelve a insistir en que Volkswagen no tolerará ninguna violación de las leyes en ningún lugar del mundo.