• El Fondo de Compensación creado por el fabricante fue una hábil maniobra para quitarse de encima al Congreso y al Ministerio de Justicia, dice Clarence Dillow, director ejecutivo del Centro para la Seguridad del Automóvil
Mecanismo de contacto en que el fallo de un interruptor daba lugar a que los vehículos afectados se quedasen sin airbags, dirección y, en algunos casos, hasta sin frenos |
MADRID ─ Aunque hasta el próximo mes de octubre no se publicará un informe completo de las gestiones del Fondo de Compensación que General Motors (GM) creó hace poco más de un año para indemnizar a las posibles víctimas del fallo de un interruptor defectuoso en el sistema de contacto de algunos de sus vehículos ─principalmente Chevrolet Cobalt y Saturn Ion─ problema que se estuvo ocultando durante más de una década y que dió origen a la llamada a revisión de 2,6 millones de automóviles por parte de GM, Kenneth Feinberg, administrador del mencionado Fondo, da ya por cerradas sus investigaciones, que se saldan con 124 muertes ─inicialmente GM sólo reconocía 13─ y 275 heridos, 17 de ellos graves, cuyas indemnizaciones podrían ascender a un total de 625 millones de dólares (unos 560 millones de euros al cambio actual).
Camille Biros, administradora adjunta del Fondo, señaló que de las 4.343 reclamaciones que llegaron a éste, sólo habían sido consideradas con derecho a indemnización 399, habiendo sido aceptada la compensación determinada por el Fondo en 325 de ellas, incluyendo 115 de las 124 por muerte. Ocho indemnizaciones han sido rechazadas y hay aún 85 pendientes de respuesta. Los reclamantes tienen un plazo de 90 días para aceptar o rechazar la indemnización ofrecida por el Fondo. Las indemnizaciones por muerte superan en todos los casos el millón de dólares. Hasta ahora, GM lleva abonados a las víctimas o sus herederos 280 millones de dólares. El fabricante fue sancionado con una multa de 35 millones de dólares por este asunto por la National Highway Traffic Safety Administrarion (NHTSA), una organización encargada de vigilar la seguridad del automóvil que depende del Ministerio de Transportes de Estados Unidos.
El Fondo de Compensación ha sido muy criticado por algunos expertos, que consideran que el nivel de exigencia de pruebas requerido por el Fondo ha sido demasiado alto y que, dado que GM estuvo ocultando el problema durante más de una década, muchos posibles afectados no pudieron presentar reclamación pues no conservaban pruebas documentales suficientes. Está claro que nunca sabremos cuánta gente murió o resultó herida a consecuencia del fallo del sistema de contacto de aquellos vehículos, lamentaba Clarence Dillow, director ejecutivo del Centro para la Seguridad del Automóvil, una organización privada dedicada a defender los derechos del automovilista, quien también considera que el Fondo de Compensación creado por GM fue una hábil maniobra para deshacerse de la persecución a que la estaban sometiendo el Congreso y el Ministerio de Justicia de Estados Unidos.
Muchos flecos sin resolver aún
Efectivamente, el asunto tiene muchas ramificaciones pendientes. Al margen de las reclamaciones recibidas por el Fondo de Compensación, GM tiene 172 denuncias en Estados Unidos y 9 en Canadá que han sido presentadas a los tribunales de ambos países en relación con el sistema de contacto defectuoso. También hay denuncias de algunos accionistas de la propia GM, así como de asociaciones de propietarios de vehículos del fabricante que reclaman pérdidas en el valor residual de éstos en el mercado de ocasión debido al problema del sistema de contacto defectuoso. El propio Ministerio de Justicia de Estados Unidos tiene que determinar si ha lugar a una acusación de carácter criminal contra GM por haber ocultado durante tanto tiempo el problema...
Aún más: recientemente se han retirado los cargos por homicidio involuntario a una mujer de 25 años que conducía un vehículo de los llamados a revisión por GM y que se estrelló en 2012 contra un autobús escolar y un poste de electricidad, muriendo en el accidente su acompañante, un amigo de 16 años. Al enterarse de lo que pasaba con el dichoso sistema de contacto, su abogado presentó alegaciones ante un juez señalando que, de acuerdo con la caja negra de que disponía el vehículo accidentado, su conductora circulaba a 75 millas por hora (120,7 kilómetros por hora) cinco segundos antes de que se produjera el accidente y sólo a 35 millas por hora tres segundos después, justo en el momento en que ella desviaba su vehículo para evitar el accidente, y también en el instante en que el interruptor defectuoso del contacto ponía la llave de éste en la posición de parado, deteniendo el motor y dejando a la conductora sin airbags, servodirección y servofrenos.
Aunque el fallecido no llevaba puesto el cinturón de seguridad, el abogado de la conductora, que ya llevaba tres meses en la cárcel cumpliendo una condena de uno a 2 años, considera que sólo con los airbags, de haber funcionado, podría haber salvado su vida la víctima mortal.
¿Cuántos más casos similares a éste irán descubriéndose en meses próximos?. Y aún peor: ¿cuántos no se descubrirán?.