• La EPA ordena que se revisen los 482.000 coches de Volkswagen y Audi que pueden haber falseado sus controles de emisiones contaminantes, mientras Martin Winterkorn dice lamentar profundamente los hechos
MADRID ─ En Volkswagen tenían que haber sido bastante más ágiles a la hora de hacer públicas las disculpas de Martin Winterkorn, el presidente ejecutivo de la marca, ante las autoridades de Estados Unidos por el escándalo que ha originado el descubrimiento ─admitido por la compañía alemana─ de que usaba un software ilegal en sus motores turbodiésel TDI de 2 litros de cilindrada para falsear las emisiones contaminantes en condiciones normales cuando el motor era inspeccionado por la Agencia para la Protección del Medio Ambiente (EPA) de EEUU, de manera que cumpliera las emisiones establecidas en el Ley de Aire Limpio (Clean Air Act).
Y deberían haber sido más rápidos porque en los casi dos días que han transcurrido desde que la EPA hizo público el asunto y el anuncio de la disculpa oficial de Winterkorn, diciendo que lamentaba profundamente el asunto y que iba a dar orden de que se abriera una investigación independiente al respecto, la EPA había anunciado la llamada a revisión de los 482.000 vehículos de las marcas Volkswagen y Audi para que se elimine ese software y los controles de emisiones den la medida real, al tiempo que señalaba que, siendo de 35.000 dólares la sanción que la compañía alemana podría imponer por vehículo a Volkswagen y Audi, la sanción total podría ascender a 18.000 millones de dólares (unos 16.924 millones de euros).
En consecuencia, más de uno dudará de que Winterkorn haya manifestado su pesar en un sincero acto de contrición o más bien movido por la que se le puede venir encima a las finanzas de Volkswagen, una vez que la EPA, superada su sorpresa, haya pasado a tomar represalias tras adquirir conciencia de algo que, cuando menos, los funcionarios de la Agencia han debido tomar como una tomadura de pelo.
Hace un par de días, recogíamos en esta web-blog las primeras noticias sobre el asunto, que fue puesto al descubierto por un organismo independiente, el International Council on Clean Transportation (Consejo Internacional del Transporte Limpio), que había analizado las emisiones de varios modelos de Volkswagen propulsados por el motor antes mencionado y que, al compararlas con las recogidas en las comprobaciones oficiales de la EPA, se encontró con la sorpresa de que estas últimas eran entre 10 y 40 veces inferiores a las que ese Consejo había medido en condiciones normales de circulación por carretera.
Naturalmente, el Consejo se lo comunicó a la EPA y ésta se dirigió a la compañía alemana para preguntarles que si en su motor turbodiesel 2.0 TDI se utilizaban dispositivos que podían alterar las emisiones contaminantes durante las mediciones oficiales y en Volkswagen contestaron que sí. Imaginamos que a los funcionarios de la EPA se les quedaría una cara de bobos que para qué y claro, al verse en el espejo es lógico que tomasen rápidamente las acciones correctoras.
Semejante arrebato de sinceridad ─insultante para más de uno a este lado del Atlántico─ puede tener una justificación... económica naturalmente. En caso de que se inicie un proceso ─la EPA habla ya de abrir una causa criminal─ es importantísimo que el acusado colabore desde el primer momento con las autoridades en el esclarecimiento del asunto. Y si no que se lo pregunten a General Motors que, en parte gracias a su actitud colaboradora con los investigadores en todo momento, ha conseguido que el Ministerio de Justicia difiera por tres años la causa criminal que pretendía abrir al fabricante estadounidense por el affaire de las llaves de contacto defectuosas que ha dado oficialmente lugar a 124 muertes y 275 heridos de los que 17 graves. Si en esos tres años la compañía no reincide en comportamientos similares, transcurridos 30 días más, la causa será archivada.
En cuanto a los efectos negativos que el asunto de la falsificación de las emisiones contaminantes pueda tener en la imagen y las ventas de los vehículos Volkswagen y Audi en Estados Unidos, discrepamos de los vaticinios hechos a la prensa estadounidense por algunos analistas de ese país y pensamos que las consecuencias serán mínimas, si es que llega a existir alguna. Ahí tenemos el ejemplo de General Motors que, pese a la gravedad del caso que acabamos de recordar no ha visto que sus ventas bajen ni ha experimentado por ello batacazo alguno en bolsa.
Si coincidimos con los colegas de New York Times en que no deja de ser sarcástico que las acusaciones de la EPA sobre falsificación de emisiones contaminantes en los vehículos de Volkswagen y Audi vayan a coincidir en el tiempo con el anuncio formulado en el Salón del Automóvil de Francfort por el grupo alemán de que tiene intenciones de lanzar al mercado antes de 2020 una veintena de híbridos enchufables y vehículos eléctricos para reducir aquellas emisiones.