🔸 Los coches acabaron con una sociedad conjunta que había funcionado muy bien en el ámbito de los camiones y autobuses
Una buena parte de las ventas de Volkswagen bajo el paraguas de Autolatina fueron vehículos basados en la gama G que también comercializaba MAN en Europa |
En octubre de 1994, sólo unas horas antes de que el Salón del Automóvil de Sao Paulo abriese sus puertas al público, Ciro Gómes, ministro de Hacienda brasileño, anunciaba la toma de una serie de medidas de choque encaminadas a frenar el consumo en su país, medidas que fueron acogidas de diferente forma pero siempre con preocupación por los distintos sectores de la industria de la automoción de Brasil.
Los consorcios y los lances
Los revendedores de coches, por su parte, aseguraban que al reducirse a sólo 12 meses los plazos de los futuros consorcios, se perjudicaría a los consumidores de la clase media baja que sólo encontraban unos pagos ajustados a su renta cuando los consorcios se ajustaban a 50 mensualidades. En efecto, las medidas del ministro de Hacienda brasileño hicieron que las mensualidades para acceder por ejemplo a un Corsa Wind 1.0, pasaran de 174 reales (28.275 pesetas entonces) a 722 reales (117.325 pesetas). Por eso, Egidio Módolo, presidente de la Asociación Brasileña de Administradoras de Consorcios (ABAC), creía que la reducción a sólo 12 mensualidades tendría efectos contrarios a los pretendidos por el gobierno de Brasil.
La presión norteamericana
En el momento en que se anunciaron las dichosas medidas, se daba por seguro que la economía brasileña iba a disfrutar de una gran expansión en los años siguientes, con fuertes crecimientos del PIB, lo que preocupaba enormemente a Estados Unidos, cuyo presidente Bill Clinton, había llamado por entonces a la Casa Blanca al presidente electo de Brasil, Fernando Enrique Cardoso, que aún no había tomado posesión de su cargo, para analizar conjuntamente la evolución futura de la economía brasileña; la invitación a Cardoso no fue nada de bien recibida por el presidente Itamar Franco, aún en funciones hasta la cesión del poder a Cardoso un mes después, que recalcó que los asuntos de Brasil debían solucionarse en Brasil. Desde el punto de vista de Itamar Franco, las medidas económicas tomadas por el gobierno brasileño no eran recesivas, como pensaban en algunos sectores, e iban destinadas a mantener la fortaleza del real y a frenar la inflación.
Logotipo de Autolatina |
Pues bien, fue en este marco económico cuando se anunció el final de los ocho años de matrimonio entre Volkswagen y Ford Motor Co., aunque la producción de ambas marcas se pensaba seguir realizando conjuntamente por algún tiempo en las mismas fábricas en que venía haciéndose hasta ese momento, aunque ya se establecía que Ford terminaría quedándose con la fábrica de camiones de Ipiranga, cerca de Sao Paulo, donde se continuarían produciendo también modelos de Volkswagen en lo que restaba de 1995, hasta que terminara de construir una nueva fábrica junto a la que tenía para coches en Taubate, a 100 kilómetros de Sao Paulo, un proyecto en el que los alemanes iban a invertir 100 millones de dólares de entonces. Volkswagen esperaba que esta nueva fábrica estaría lista en 1996 y que entonces podría trasladar a ella la construcción de sus camiones.
Autolatina fue muy interesante para Volkswagen
En 1994, la firma alemana había conseguido alcanzar en el mercado brasileño de camiones una importancia mayor que la que tenía en el mercado europeo, llegando a fabricar en Ipiranga los LT80, modelo que se comercializaba en Alemania y que fue presentado en el Salón de Hanover de 1994; también se hacían en Brasil los Volkswagen 8.140 que vendían en Europa los concesionarios de la marca alemana. Asimismo, Volkswagen construía en Brasil tractocamiones para 38 toneladas con motores Cummins y MWM, por lo que en Volkswagen no podían quejarse de los resultados de Autolatina en este campo, alianza con la que los alemanes habían logrado elevar de forma importante en el mercado brasileño.
En 1994, la firma alemana había conseguido alcanzar en el mercado brasileño de camiones una importancia mayor que la que tenía en el mercado europeo, llegando a fabricar en Ipiranga los LT80, modelo que se comercializaba en Alemania y que fue presentado en el Salón de Hanover de 1994; también se hacían en Brasil los Volkswagen 8.140 que vendían en Europa los concesionarios de la marca alemana. Asimismo, Volkswagen construía en Brasil tractocamiones para 38 toneladas con motores Cummins y MWM, por lo que en Volkswagen no podían quejarse de los resultados de Autolatina en este campo, alianza con la que los alemanes habían logrado elevar de forma importante en el mercado brasileño.
Sin embargo, los competidores de Volkswagen en el segmento pesado de este mercado eran muy fuertes: Mercedes-Benz, Volvo y Scania, con productos de alta tecnología, por lo que la compañía alemana pensaba, tras la disolución de Autolatina, reforzarse en Brasil con un modelo de Paccar o de Kenworth propulsado por el motor Cummins Celect, incapaz de afrontar en solitario los costos de desarrollo de un producto propio para este segmento (recuerde el lector que la asociación de Volkswagen con MAN tardaría aún muchos años en llegar).
Ford decidió seguir con los camiones
Aunque tanto Volkswagen como Ford habían desarrollado bajo el paraguas de Autolatina, un autobús de 16 toneladas, con el que ambas marcas intentaron sacar partido del boyante mercado brasileño de vehículos para transporte colectivo de viajeros y que en 1994 se habían fabricado unas 1.900 unidades de este vehículo, aproximadamente el 11% de toda la producción brasileña de autobuses, Ford decidió abandonar esta línea de producto y centrarse en los camiones, aunque manteniéndose, como hasta entonces, en segmentos de tonelaje no tan elevado como los que frecuentaba Volkswagen.
Como la fábrica de Ipiranga, que ya pertenecía a Ford antes del nacimiento de Autolatina, había sido totalmente reconstruida en 1989, con un costo de 100 millones de dólares y con una capacidad de producción de 80.000 camiones y camionetas al año ─Ford presumía de que era la tercera en el mundo en cuanto a capacidad de producción─ esta compañía no se planteó construir nuevas plantas.
En realidad la fábrica de Ipiranga sólo montaba los chasis y pintaba las cabinas, ya que todos los componentes le llegaban de fuera. Hubo un tiempo en que también se fabricaron allí los Ford Cargo, con mecánica idéntica a la de los camiones brasileños de Volkswagen, aunque manteniendo los de Ford la característica cabina del Cargo. También fabricaba Ford en Ipiranga su serie F de tonelaje medio.
Y aquí concluimos este informe retrospectivo del divorcio de Volkswagen y Ford al cabo de 8 años de un matrimonio que se llamó Autolatina.
Ford CF 7000 de 1993 con la cabina del Ford Cargo |
En realidad la fábrica de Ipiranga sólo montaba los chasis y pintaba las cabinas, ya que todos los componentes le llegaban de fuera. Hubo un tiempo en que también se fabricaron allí los Ford Cargo, con mecánica idéntica a la de los camiones brasileños de Volkswagen, aunque manteniendo los de Ford la característica cabina del Cargo. También fabricaba Ford en Ipiranga su serie F de tonelaje medio.
Y aquí concluimos este informe retrospectivo del divorcio de Volkswagen y Ford al cabo de 8 años de un matrimonio que se llamó Autolatina.