😈 Detalles demagógicos que deberían evitar y brillantes ocasiones de callarse perdidas por los políticos en los diversos foros del motor
María Seguí, directora general de Tráfico no debía haber relacionado a GANVAM con la NHTSA |
Por ejemplo, ya es prácticamente imposible que Nissan presente algo en sus fábricas de la Zona Franca de Barcelona o de Ávila sin que los periodistas tengamos que soportar unos cuantos discursos de los políticos de la Generalidad ─casi siempre con Artur Mas al frente─ o de la Comunidad de Castilla y León, complementados con frecuencia por algún representante de las Administración central y locales.
La semana pasada, en la presentación oficial de CONFEBUS, la Confederación de Transporte en Autobús que agrupa a ASINTRA y FENEBUS, las dos principales asociaciones del sector del transporte colectivo de viajeros por carretera, los organizadores se encontraron con que se les presentaron el secretario de estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda, Julio Gómez-Pomar; el consejero de Transportes, Infraestructuras y Vivienda de la Comunidad de Madrid (CAM), Pablo Cavero; el director general de Transporte Terrestre del Ministerio de Fomento, Joaquín del Moral; el director general de Transportes de la CAM; y el director general de Transportes de Castilla y León, José Antonio Cabrejas.
Está claro que, como decíamos, la proximidad de unas elecciones hace entrar en celo a la clase política y sus miembros se presentan en cualquier sitio en que pueda haber un micrófono o una cámara fotográfica, mientras el ciudadano común se pregunta que si invierten tanto tiempo a salir en los papeles y en las televisiones, ¿cuándo se dedican a resolver los asuntos y problemas asociados a su cargo?.
Precisamente, durante ese acto de CONFEBUS al que nos referíamos antes, tuvimos que soportar un detalle cargado de demagogia cuando Pablo Cavero, consejero de Transportes de la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) desde 2012, tras ensalzar los méritos del presidente de la CAM y el buen funcionamiento de los transportes en dicha Comunidad, metió la mano derecha en el bolsillo superior de su americana y extrajo de allí una cartulina roja con la que este periodista pensó que iba a expulsar de la sala a un colega sentado junto a mí que no paraba de apuntillar en voz relativamente alta cada aseveración de los políticos que se estaban dirigiendo a los asistentes al acto. Sin embargo, aquella cartulina roja no era más que su Abono Transportes de la CAM.
Precisamente, durante ese acto de CONFEBUS al que nos referíamos antes, tuvimos que soportar un detalle cargado de demagogia cuando Pablo Cavero, consejero de Transportes de la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) desde 2012, tras ensalzar los méritos del presidente de la CAM y el buen funcionamiento de los transportes en dicha Comunidad, metió la mano derecha en el bolsillo superior de su americana y extrajo de allí una cartulina roja con la que este periodista pensó que iba a expulsar de la sala a un colega sentado junto a mí que no paraba de apuntillar en voz relativamente alta cada aseveración de los políticos que se estaban dirigiendo a los asistentes al acto. Sin embargo, aquella cartulina roja no era más que su Abono Transportes de la CAM.
Que un político que tiene coche oficial para sus desplazamientos vaya insinuando que él usa el transporte público de manera cotidiana es difícilmente desenmarcable de un cuadro demagógico agudo. Esto no habría sucedido hace 30 años, pues en aquella época los directores generales eran personal técnico, funcionarios conocedores de la materia de su responsabilidad, no políticos preocupados de hacer campaña electoral y de manifestar su agradecimiento a quienes les han designado para el puesto. Pero la llegada de la democracia trajo algunos aspectos negativos, como que ya casi hasta los ordenanzas mayores de un ministerio sean de designación dactilográfica.
Un ejemplo de políticos que manifiestan un desconocimiento notable de la actualidad en la materia que atacan en sus discursos, pudimos verlo y escucharlo hace un par de semanas en el acto de clausura del congreso de GASNAM, cuando la secretaria general de Transportes del Ministerio de Fomento insistía en fomentar el uso de los biocombustibles ─inviables sin una importante subvención gubernamental─ en un momento en que hasta el propio Al Gore ha admitido que lo de los biocombustibles ha sido un grandísimo error, o después de que estuidos muy recientes como el publicado en abril de este año por Nature Climate Change, concluyen que, al final, la emisión de CO2 derivada del uso de los biocombustibles es un 7 por ciento superior a la que generan los combustibles fósiles.
Mención inoportuna
Otra muestra de cómo los políticos españoles desperdician de continuo magníficas oportunidades de callarse es lo ocurrido en la inauguración del Foro del Automóvil organizado por GANVAM en Madrid el jueves pasado, cuando María Seguí, directora general de Tráfico, aprovechaba para destacar el detalle casual de que la asociación española se hubiera creado en 1957, justo el mismo año en que nacía en Estados Unidos, la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA), un organismo dependiente del Ministerio de Transportes de dicho país, al tiempo que se le llenaba la boca con manifestaciones sobre al importancia de la NHTSA en la regulación de todo lo relativo a la seguridad del automóvil, etc., etc.
Pues bien, María Seguí debería haber evitado relacionar GANVAM y la NHTSA en los tiempos que corren, ya que esta última no atraviesa sus mejores momentos. Afectada por el escándalo de los vehículos defectuosos de Chevrolet, que se ha mantenido oculto durante casi una década y al que hasta ahora ─continúa el análisis de las denuncias for un Fondo creado finalmente por General Motors a efectos de indemnizar a los afctados o sus familias─ se considera responsable de 30 víctimas mortales, David Friedman, administrador adjunto de la NHTSA ha sido puesto en evidencia en un par de sesiones de otras tantas comisiones de investigación del Senado estadounidense donde casi literalmente lo han achicharrado.
Mención inoportuna
Otra muestra de cómo los políticos españoles desperdician de continuo magníficas oportunidades de callarse es lo ocurrido en la inauguración del Foro del Automóvil organizado por GANVAM en Madrid el jueves pasado, cuando María Seguí, directora general de Tráfico, aprovechaba para destacar el detalle casual de que la asociación española se hubiera creado en 1957, justo el mismo año en que nacía en Estados Unidos, la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA), un organismo dependiente del Ministerio de Transportes de dicho país, al tiempo que se le llenaba la boca con manifestaciones sobre al importancia de la NHTSA en la regulación de todo lo relativo a la seguridad del automóvil, etc., etc.
Pues bien, María Seguí debería haber evitado relacionar GANVAM y la NHTSA en los tiempos que corren, ya que esta última no atraviesa sus mejores momentos. Afectada por el escándalo de los vehículos defectuosos de Chevrolet, que se ha mantenido oculto durante casi una década y al que hasta ahora ─continúa el análisis de las denuncias for un Fondo creado finalmente por General Motors a efectos de indemnizar a los afctados o sus familias─ se considera responsable de 30 víctimas mortales, David Friedman, administrador adjunto de la NHTSA ha sido puesto en evidencia en un par de sesiones de otras tantas comisiones de investigación del Senado estadounidense donde casi literalmente lo han achicharrado.
Además, el anterior administrador titular, David Strickland, dejó su plaza vacante a finales del año pasado, tras dimitir para marcharse a la empresa privada, concretamente a un gabinete de abogados llamado Venable al que se considera defensor habitual del lobby del automóvil, lo que ha sido muy mal visto por los medios de comunicación de Estados Unidos. Y encima, hace sólo unos días, media docena de abogados del Senado estadounidense han reclamado a su gobierno que acometa una investigación profunda del funcionamiento y la organización de la NHTSA.
Ante semejante situación, no debe extrañar que el secretario (ministro) de Transportes de la administración Obama, Anthony Foxx, lleve casi un año buscando alguien que quiera ocupar el puesto dejado vacante por Strickland sin encontrarlo. Si el secretario de Transportes de Estados Unidos nos permite el trato de confianza: ¡busca en España, Anthony; busca en España!.
Los interesados en ampliar información sobre las vicisitudes que viene atravesando la NHTSA en este último año pueden leer la entrada titulada Un comité del Senado de EEUU cruje al responsable de la NHTSA publicada en este misma web-blog con fecha 18.09.2014.