🔸 Los afanes expansionistas del grupo alemán en el mundo de los vehículos industriales podrían haber conducido a este sector a un escenario radicalmente distinto del que hoy conocemos
Ferdinand Piëch, presidente de Volkswagen, pudo alterar muy mucho en 1998, el actual panorama mundial de la industria del camión |
En efecto, en los primeros días de junio de 1998 y muy poco después de, tras una prolongada y difícil gestación, haber alcanzado Volkswagen un acuerdo para la compra al grupo británico Vickers de Rolls-Royce, el fabricante de los célebres coches de lujo, la revista alemana Stern sorprendía al mundo de los vehículos industriales anunciado que el constructor alemán podía tener en el punto de mira de su afán expansionista a la francesa Renault, como respuesta a la poco antes anunciada fusión de Daimler-Benz y Chrysler.
Según Stern, Volkswagen podría estar interesada en Renault principalmente por la división de vehículos industriales de la compañía francesa, Renault V.I. que, a su vez, era propietaria de Mack Trucks, el constructor norteamericano de camiones. Con ello, Volkswagen daría al mismo tiempo una respuesta a Daimler-Benz, su rival geográficamente más próximo, desembarcando en el mercado estadounidense de camiones, donde los de Stuttgart se estaban forrando a través de Freightliner, la subsidiaria que dominaba en aquellos momentos el mercado norteamericano de vehículos industriales pesados y un aviso a la norteamericana Paccar, que ya se había hecho en Europa con DAF Trucks, Foden y Leyland Trucks.
Para los analistas más introducidos en el mundo de los camiones y autobuses, la noticia no era en realidad tan sorprendente, ya que Ferdinand Piëch, el entonces presidente de Volkswagen, había manifestado en algunas ocasiones su interés por estar presente en el mercado mundial de camiones y autobuses para ampliar la respetable presencia que ya tenía en el brasileño, y de hecho había tratado tiempo antes de llegar a un acuerdo en este sentido con la sueca Scania, no siendo tampoco la primera vez que se hablaba del interés de la firma alemana por la compañía francesa, interés que, desde Renault V.I., siempre se había dicho que sólo existía en exaltada mente de la prensa alemana. Hay que admitir que Renault V.I. había estado negociando diversos acuerdos de colaboración con MAN, negociaciones que finalmente no condujeron a nada y fueron abandonadas ante las dificultades para llegar a algo tangible.
Finalmente, Kurt Rippholz, un portavoz de Volkswagen, calificó el artículo de Stern de pura especulación, negándose a hacer más comentarios al respecto y la noticia quedó como una anticipada serpiente del verano de 1998.
Cambio de objetivo
Pero hete aquí que, apenas tres semanas después de publicarse en Stern aquella noticia, las acciones de Volkswagen subían repentinamente su cotización en la bolsa de Francfort un 4,2 por ciento y las de Volvo un 5,5 por ciento en la bolsa sueca. ¿Qué había pasado?. Simplemente que se había filtrado al Diario económico estadounidense The Wall Street Journal que pocos días antes se habían encontrado en Gotemburgo (Suecia), sede central del grupo Volvo, Leif Johansson, presidente de este, y Ferdinand Piëch, presidente de Volkswagen.
Ante la lluvia de preguntas de los periodistas, los alemanes se limitaron a emitir un lacónico sin comentarios, mientras los suecos, a través de Stefan Lorentzson, a la sazón director de comunicación de Volvo Truck y del propio Leif Johansson, insistían en que en la reunión mencionada no se habían producido noticias trascendentes. Una fuente de Volvo Truck en Alemania, trató de desviar la atención de los periodistas señalando que la reunión tenía como motivo discutir la entrega a Volvo de motores y componentes fabricados por Volkswagen con destino a los turismos de la firma sueca, para los que Audi ya llevaba tiempo suministrando sus motores turbodiesel TDi de bajo consumo.
¿Fue tanteado Leif Johansson, presidente de Volvo Truck en 1998, acerca de la posible compra de esta compañía por Volkswagen? |
Sin embargo, como apuntaba el propio The Wall Street Journal, era muy fácil inferir que los alemanes, una vez superadas las absorciones de Rolls-Royce y Lamborghini, habían vuelto a poner en su agenda el durante casi un año frustrado proyecto de hacerse con una presencia importante en el mercado mundial de vehículos industriales a través de MAN (entonces MAN Nutzfahrzeuge) y Scania.
La posibilidad de un acuerdo en el ámbito de los camiones entre Volkswagen y Volvo fue muy bien acogida en general por los analistas del sector. Por ejemplo, Georg Stuerzer, analista jefe para automóviles en el Bayerische Vereinsbank, subrayaba los beneficios que Volvo podía obtener en sus costes de producción si repartía ésta con Volkswagen. Lothar Lubinetzki, un analista de Enskilda Securities, en Londres, comentaba: Es ideal para Volkwagen. Ellos querían entrar en el mercado de camiones pesados y Volvo Truck puede ofrecérselo, aportándoles una excelente red de distribución. Además, Lubinetzki subrayaba que Volvo también saldría ganando con un acuerdo de este tipo, ya que a largo plazo, Volvo Truck iba a quedar muy probablemente del lado de los pequeños fabricantes y tendría muy difícil su supervivencia, mientras que para Volkswagen resultaría muy caro y lento ponerse a levantar su propia división de vehículos industriales.
Eran demasiado caros
La compañía alemana seguía con su proyecto de contar con una oferta que cubriera desde los pequeños derivados comerciales de sólo 700 kilos de carga a camiones de 14 a 16 toneladas, según declaraba Wiedemann al medio alemán, al tiempo que puntualizaba: No tenemos por qué hacerlos nosotros mismos, sino que podemos colaborar con alguien que nos los haga.
Al parecer, uno de los motivos que habían hecho desistir a Volkswagen de su proyecto de comprar un fabricante de vehículos industriales había sido el elevado precio que tenía que pagar por el mismo, dado que en aquellos momentos la demanda mundial de camiones era muy fuerte. El propio presidente de Volkswagen, Ferdinand Piëch, se había hecho eco poco antes de la boyante situación del mercado de vehículos industriales en una entrevista concedida a una revista alemana, señalando que este hecho hacía muy costosa la compra de uno de los grandes fabricantes de estos vehículos. Sin embargo, Piëch insistía en que Volkswagen deseaba contar con dos marcas de camiones para el año 2010.
Con una OPA sobre Scania, Hakan Samuelsson, presidente de MAN en 1998, desencadenaría la compra por Volkswagen no solo de Scania, sino también de la propia MAN |