🔸 Al considerar a los coches eléctricos como vehículos de cero emisiones, la legislación europea falsea la realidad de unos vehículos que en realidad contaminan más que los Diesel, dice el Instituto Ifo de Múnich
El Tesla model 3 fue el coche eléctrico más vendido en 2019 |
El Ifo, que tiene su sede en Múnich, está considerado como la organización alemana más influyente en materia de investigación económica y el informe que comentamos fue realizado por Christoph Buchal, profesor de física en la Universidad de Colonia; Hans-Dieter Karl, antiguo experto en energía del Ifo; y Hans-Werner Sinn, ex presidente del Ifo y profesor emérito de la Universidad Ludwig-Maximilians de Múnich.
¿Y en qué estriba tan notable diferencia de criterio entre las autoridades europeas y los autores del estudio mencionado?. Pues en algo que hemos subrayado en numerosas ocasiones desde esta web-blog: que las emisiones de CO2 hay que medirlas no en el tubo de escape de los coches eléctricos, sino, como se dice coloquialmente, del pozo a la rueda.
Sólo la construcción de un paquete de baterías, lo que coloquialmente se conoce como batería, para un Tesla Model 3, puede generar de 73 a 98 gramos de CO2 por kilómetro recorrido por el vehículo |
De un 11 a un 28 por ciento más CO2 que un Diesel
Sólo teniendo en cuenta las emisiones de CO2 de la producción de baterías y los métodos no renovables con que se produce la electricidad en Alemania, un coche eléctrico emite entre un 11 y un 28 por ciento más CO2 ─según modelos─ que un coche propulsado por un motor Diesel, subrayan los autores del informe del Ifo, que añaden que la construcción de una batería para un vehículo como el Tesla 3 produce de 11 a 15 toneladas de CO2. Suponiendo que esa batería tenga 10 años de vida útil y que el vehículo recorra 15.000 kilómetros anuales, ya sólo con eso estaríamos hablando de unas emisiones de 73 a 98 gramos de CO2 por kilómetro, cuando la legislación europea establece ya desde este mismo año un límite máximo de 95 gramos de CO2 por kilómetro para los vehículos con motor de combustión interna .
Los investigadores llevaron a cabo sus cálculos utilizando ejemplos concretos de un automóvil eléctrico moderno y un vehículo Diesel moderno. Además de las emisiones de CO2 generadas en la construcción de baterías, analizaron fuentes de energía alternativas para la electricidad a fin de calcular el impacto que los vehículos eléctricos tienen en las emisiones de CO2.
Las conclusiones del estudio realizado por el Ifo sugieren que la apuesta de las autoridades de Europa occidental por el coche eléctrico no tiene ni pies ni cabeza, y que sería mucho más inteligente recurrir a los motores de combustión interna alimentados con gas natural como tecnología para la transición a vehículos propulsados por hidrógeno obtenido a partir de metano (gas natural) verde, es decir, de fuentes renovables, insistiendo en que incluso con la tecnología actual, las emisiones totales de un motor de combustión interna que funciona con gas natural ya son casi un tercio más bajas que las de un motor Diesel.