martes, 28 de enero de 2020

LOS COCHES ELÉCTRICOS ELEVAN LAS EMISIONES DE CO2

🔸 Al considerar a los coches eléctricos como vehículos de cero emisiones, la legislación europea falsea la realidad de unos vehículos que en realidad contaminan más que los Diesel, dice el Instituto Ifo de Múnich


El Tesla model 3 fue el coche eléctrico más vendido en 2019
MADRID ─ En contra del mantra con que continuamente nos machacan las autoridades europeas y sus medios serviles, incluyendo naturalmente y en primera fila a las autoridades y medios serviles españoles, sobre la bondad de los coches eléctricos, la cruda realidad es que, según un informe publicado hace nueve meses por el Instituto para la Información y la Investigación (Ifo) alemán, la cruda realidad es que los coches eléctricos apenas ayudarán a reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en la mayoría de los países de Europa occidental durante los próximos años, ya que este tipo de vehículos no conduce necesariamente a una reducción de dichas emisiones por parte del tráfico rodado. Por el contrario, incluso en el caso de modelos más perfeccionados, los coches eléctricos emiten ligeramente más CO2 que los Diesel, mientras que las emisiones son mucho mayores en el resto de los modelos.

El Ifo, que tiene su sede en Múnich, está considerado como la organización alemana más influyente en materia de investigación económica y el informe que comentamos fue realizado por Christoph Buchal, profesor de física en la Universidad de Colonia; Hans-Dieter Karl, antiguo experto en energía del Ifo; y Hans-Werner Sinn, ex presidente del Ifo y profesor emérito de la Universidad Ludwig-Maximilians de Múnich.

¿Y en qué estriba tan notable diferencia de criterio entre las autoridades europeas y los autores del estudio mencionado?. Pues en algo que hemos subrayado en numerosas ocasiones desde esta web-blog: que las emisiones de CO2 hay que medirlas no en el tubo de escape de los coches eléctricos, sino, como se dice coloquialmente, del pozo a la rueda.

Sólo la construcción de un paquete de baterías, lo que coloquialmente se
conoce como batería, para un Tesla Model 3, puede generar de 73 a 98
gramos de CO2 por kilómetro recorrido por el vehículo
Esto es, considerando todas las emisiones que se generan en la producción de la electricidad que los coches eléctricos necesitan para recargar sus baterías, las que se generan en la construcción de los propios coches eléctricos y de sus baterías (incluyendo las generadas en la extracción del litio, cobalto y manganeso que éstas precisan), etc., etc., etc.

De un 11 a un 28 por ciento más CO2 que un Diesel

Sólo teniendo en cuenta las emisiones de CO2 de la producción de baterías y los métodos no renovables con que se produce la electricidad en Alemania, un coche eléctrico emite entre un 11 y un 28 por ciento más CO2 ─según modelos─ que un coche propulsado por un motor Diesel, subrayan los autores del informe del Ifo, que añaden que la construcción de una batería para un vehículo como el Tesla 3 produce de 11 a 15 toneladas de CO2. Suponiendo que esa batería tenga 10 años de vida útil y que el vehículo recorra 15.000 kilómetros anuales, ya sólo con eso estaríamos hablando de unas emisiones de 73 a 98 gramos de CO2 por kilómetro, cuando la legislación europea establece ya desde este mismo año un límite máximo de 95 gramos de CO2 por kilómetro para los vehículos con motor de combustión interna .

Los investigadores llevaron a cabo sus cálculos utilizando ejemplos concretos de un automóvil eléctrico moderno y un vehículo Diesel moderno. Además de las emisiones de CO2 generadas en la construcción de baterías, analizaron fuentes de energía alternativas para la electricidad a fin de calcular el impacto que los vehículos eléctricos tienen en las emisiones de CO2.

Las conclusiones del estudio realizado por el Ifo sugieren que la apuesta de las autoridades de Europa occidental por el coche eléctrico no tiene ni pies ni cabeza, y que sería mucho más inteligente recurrir a los motores de combustión interna alimentados con gas natural como tecnología para la transición a vehículos propulsados por hidrógeno obtenido a partir de metano (gas natural) verde, es decir, de fuentes renovables, insistiendo en que incluso con la tecnología actual, las emisiones totales de un motor de combustión interna que funciona con gas natural ya son casi un tercio más bajas que las de un motor Diesel.