miércoles, 10 de junio de 2015

JOHNSON CONTROLS QUIERE DEJAR EL MUNDO DEL AUTOMÓVIL

• La compañía estadounidense, el mayor proveedor mundial de asientos para vehículos, estudia segregar sus intereses en esta industria con ánimo de hacerlos dinero



Alex Molinaroli, presidente ejecutivo
de Johnson Controls
MADRID ─ Alex Molinaroli, presidente ejecutivo de Johnson Controls (JC), el proveedor estadounidense de equipos y componentes para el automóvil, ha anunciado que su compañía desea desprenderse de sus intereses en el mundo del automóvil. JC es el mayor proveedor mundial de asientos para automóviles de todo tipo, habiendo conseguido en 2014 un volumen de negocios de 22.000 millones de dólares (unos 19.575 millones de euros) sólo de esas actividades automovilísticas (asientos e interiores) que generaron casi el 51 por ciento del volumen de negocios total de JC, el cual alcanzó los 43.000 millones de dólares en 2014. Además de éstas, JC también construye instalaciones de calefacción, ventilación y aire acondicionado para grandes edificios y sistemas de control de los mismos. ¿Y por qué desea JC desprenderse de sus intereses en el mundo del automóvil?.

Pues una de las razones podría estar en que algunos expertos consideran que esta industria estaría a punto de culminar la fase ascendente de su actual ciclo económico, por lo que puede ser el momento más indicado para encontrar compradores y obtener el mejor precio por toda la unidad de automoción de JC, que suele ser denominada Johnson Controls Interiors (JCI) y que, aparte de los mencionados asientos, construye paneles para puertas, paneles de instrumentos, consolas centrales y techos practicables. 

Financial Times insinuaba hace unas horas la posibilidad de que Grupo Antolín, el proveedor español, estuviera interesado en hacerse con la división de asientos de J.C., ahora que acaba de anunciar la compra de la división de interiores para el automóvil de la canadiense Magna International, otro de los grandes proveedores mundiales. Personalmente no creemos que eso vaya a ocurrir en el corto plazo y quizá ni a medio plazo, pues Antolín tiene aún que digerir la operación de Magna.

Desde que Molinaroli se hizo cargo del puesto de mando en JC, se viene rumoreando una posible desinversión de los intereses de esta compañía en la industria del automóvil. Ya a lo largo de 2014, Federal-Mogul y Visteon, otros dos proveedores estadounidenses, han acometido o se han planteado operaciones similares. Por cierto, ya en 2015, JC le vendió su división de electrónica para el automóvil precisamente a Visteon.

La razón es que en el mundo empresarial norteamericano se considera que la actividad como proveedor del automóvil dista mucho de dar una rentabilidad esplendorosa por lo que puede ser más interesante dirigir los recursos disponibles hacia otros frentes que remuneren mejor al accionista. La propia JC se encuentra inmersa en un programa de reducción de 2.000 millones de dólares al año en costes.

Para llevar a buen término los planes de JC, el principal problema es el gran tamaño de su división de interiores, que cuenta con importantes sociedades conjuntas en China y Japón. La parte de JC en esas dos sociedades podría ser desde luego vendida a los respectivos socios (la china Yanfeng Automotive y la japonesa Toyota Boshoku, si es que éstos se prestan a ello. Pero, aún así, la parte restante continuaría siendo un bocado demasiado grande para un solo comensal. Además, incluso admitiendo que ese comensal exista, los grandes proveedores de asientos ─Lear, Faurecia...─ tendrían dificultades insalvables con las autoridades antimonopolio para sacar adelante la operación.

Para que el lector se haga una idea de las dimensiones de JCI, los analistas financieros estadounidenses no se ponen de acuerdo en cuanto al valor que tendría la división de interiores de JC y la tasación de la misma oscila entre 20.000 y 40.000 millones de dólares. Como elemento comparativo, recordemos que en uno de los movimientos de consolidación más recientes ─considerado como una macrooperación─ la alemana ZF se hizo con la estadounidense TRW Automotive pagando por ésta 12.400 millones de dólares.

Tampoco está claro qué va a pasar con la división Power Solutions de JC, que fabrica baterías de ácido-plomo para todo tipo de vehículos. En principio, estaría encasillada en los intereses de los que JC desea desprenderse, pero también es posible que Molinaroli optase por una reconversión total de esta actividad, orientándola a tecnologías más modernas como las de litio iónico, pensando en hacer la competencia a esa gigafábrica de baterías que Elon Musk (Tesla) quiere poner en marcha en colaboración con Panasonic.

Johnson Controls tiene una importante presencia en España, donde cuenta con siete plantas: una en Valladolid, tres en Zaragoza, una en Barcelona y dos en Valencia; de estas dos últimas, una dentro del parque de proveedores de Ford en Almussafes.