► La regulación de las huelgas es una de las grandes asignaturas pendientes en España, un toro al que, hasta ahora, no ha habido gobierno que se haya atrevido a torear
Imagen de RTVE sobre la acumulación de viajeros en un andén del Metro durante las huelgas del miércoles 15.06.2016 |
La excusa de que es una presión que se hace a la empresa (RENFE o Metropolitanos varios) y no contra los usuarios es totalmente falaz. Siendo empresas públicas o municipales, las pérdidas que ellas puedan sufrir por efecto de las huelgas, son pérdidas que vamos a pagar el resto de los ciudadanos con nuestros impuestos. ¡Nosotros también, argumentarían muchos de esos huelguistas!. No señores, en el caso de ustedes ese supuesto daño debe considerarse como una inversión para obtener más ventajas y beneficios de los que ya tienen. Y ya se sabe que cualquier inversión tiene sus riesgos.
Igual que en Francia, los empleados de empresas públicas, que son los que mejor pagados están y mejores condiciones laborales tienen, son los que ocasionan más problemas: huelgas, paros, etc., para seguir manteniendo sus privilegios..., porque son amparados por los sindicatos corporativos, que tienen poco poder en las empresas privadas y demasiado en la públicas, nos comentaba recientemente un amigo, experto conocedor del transporte ferroviario, multimodal, etc., refiriéndose a los trastornos que los huelguistas de RENFE y Metro estaban originando a muchos españoles en las grandes ciudades.
Hace unos pocos meses, la Fundación Francisco Corell otorgó su séptimo premio José Máría Huch a un trabajo firmado por Samir Awad Núñez y titulado ¿Podría ser eficiente el ferrocarril español de mercancías?, cuya lectura recomendamos a quienes estén interesados en profundizar en la realidad de la empresa estatal de ferrocarriles. Son sólo 15 euros para acceder a un documentadísimo estudio en el que también se dedica atención a las ventajas laborales de que disfrutan los maquinistas de RENFE.
Cosas que conviene saber
Del epílogo del libro de Shamir Awad Núñez extraemos algunos comentarios que nos aproximan a lo que más en detalle expone el autor en su estudio. Así, se nos dice que los salarios de aquellos que tienen en su mano la posibilidad más inmediata de parar los trenes –los maquinistas– han venido creciendo con el transcurso del tiempo hasta alcanzar niveles inconcebibles –insultantes sería sin duda más ajustado– en un país en que estudios muy recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE) señalan que un 30 por ciento de sus habitantes gana menos de 1.221 euros brutos al mes, alcanzando el 50 por ciento los que perciben por debajo de 1.602,50 euros brutos al mes. Y no sólo es cuestión de salario la situación de privilegio, sino también de parámetros como la duración de la jornada, las condiciones en que se realiza ésta, etc.
Portada del resumen para ejecutivos del libro de Samir Awad Núñez publicado por la Fundación Francisco Corell y galardonado con el VII premio José María Huch |
Y todo eso ocurre ─continúa diciendo el epílogo del libro de Samir Awad Núñez─ cuando los sindicatos llevan meses en pie de guerra ante los recortes de recursos humanos que muy tímidamente trata de introducir RENFE y sólo conciben los eufemísticamente llamados Planes de Desvinculación Laboral como un recurso para rejuvenecer la plantilla, aunque sea aceptando posiblemente una doble escala salarial por parte de los estamentos que ahora dirigen esos sindicatos contribuyendo con ello a convertir a los trabajadores de siempre en una casta privilegiada.
Puede que el lector dude de todo lo dicho en el libro premiado por la Fundación Francisco Corell, pero el lector interesado puede documentarse sobre la materia con documentos como el Convenio colectivo vigente para los maquinistas de RENFE y la Propuesta del Sindicato Ferroviario para el Personal de Conducción que ahora se está negociando con RENFE y que ha dado lugar a los recientes paros de los maquinistas de la compañía y a otros muchos con que ese colectivo piensa seguir flagelando al resto de los españoles al menos hasta que se celebren las elecciones el próximo día 26.
Con todas las anteriores consideraciones en mente, el lector comprenderá que nosotros sigamos haciéndonos la pregunta que titula este comentario: ¿Tienen derecho moral a la huelga los que viven como Dios?.