• Esa es una de las conclusiones de un estudio presentado en el Salón de Detroit por el gigante de la informática en el que analiza las tendencias más destacadas en la industria del automóvil hasta 2025
Un Audi autopilotado acometiendo una de las pruebas de exhibición realizadas en Estados Unidos |
MADRID ─ En el Congreso Mundial de Automotive News organizado por esta prestigiosa revista estadounidense en el marco del Salón del Automóvil de Detroit, se presentó un estudio titulado Automotive 2025 Global Study realizado por el IBM Institute for Business Value (IBV), en el que este instituto analiza las tendencias más importantes que cabe esperar en la evolución de la industria mundial del automóvil hasta 2025. El estudio ahora presentado es una actualización o extensión de un estudio previo titulado Automotive 2020: Clarity beyond the caos. Pues bien, en su estudio más reciente, el que contempla las perspectivas para 2025, el IBV considera que la industria tratará de extender el entorno profesional y familiar de los ocupantes de un automóvil al interior de éste, pero echa un jarro de agua fría sobre todos aquellos que proclaman a los cuatro vientos que el coche autopilotado es cosa de mañana o pasado mañana. ¿Y cómo puede ser eso?.
Pues porque las organizaciones que como el IBV giran en torno a IBM tienen la costumbre cada vez menos común de no decir a la gente lo que la gente quiere oír sino proclamar las conclusiones a que llegan sus expertos tras razonamientos lo más objetivo posibles efectuados con los pies en el suelo. Digamos ya que este último estudio se ha llevado a cabo a partir de entrevistas realizadas a 175 ejecutivos de fabricantes de automóviles, proveedores de éstos, y otros líderes de opinión en 21 países diferentes.
Pero bueno, dirá el lector, Audi ha estado haciendo pruebas de su vehículo autopilotado en distintos estados de Estados Unidos con resultados maravillosos. También Daimler (Mercedes-Benz) ha presentado el suyo en el reciente CES, el Salón de la Electrónica de Consumo que se acaba de celebrar en Las Vegas ─el cual, dicho sea de paso, se ha convertido en la práctica en otro Salón del Automóvil─ y en el propio Salón de Detroit. Google habla ya de construir una fábrica de su vehículo autopilotado, mientras ZF afirma que uno de los motivos que le impulsaron a comprar TRW Automotive fue la necesidad de estar preparados para afrontar el previsible aumento de la demanda de coches autopilotados, etc., etc. ¿Cómo es posible que ahora venga el IBV a decirnos que de coches autopilotados antes de 10 años, nada de nada?.
Pues desgraciadamente para tantos y tantos soñadores, esta última afirmación parece estar muy próxima a la realidad. Para que el lector vuelva a pisar el suelo, comenzaremos por decir que todos estos experimentos y exhibiciones que los principales fabricantes de automóviles han venido realizando últimamente y sin duda continuarán llevando a cabo con sus respectivos coches autónomos tienen una finalidad primordial que no es ponerlos a la venta en un futuro inmediato. No, se trata sólo de propaganda, de hacer ver al automovilista que ninguno de ellos se considera incapaz de desarrollar un vehículo autopilotado. Se trata de que ningún posible comprador pueda dar una ventaja tecnológica a la competencia de cada fabricante, aunque los posibles de ese comprador apenas le lleguen para hacerse con un modelo de la gama más baja de la marca que sea.
En el fondo, es una situación que también se da en los coches eléctricos que, pese a ser una tecnología que en estos últimos años ha demostrado ser extraordinariamente inmadura y no estar aún lista para un uso generalizado, reciben cada dos por tres un nuevo modelo ─GM acaba de anunciar su Bolt en el Salón de Detroit, un modelo que podría estar en el mercado en 2017─ pero con la diferencia de que los vehículos eléctricos tienen alicientes financieros para sus fabricantes bien en forma directa ─subvenciones gubernamentales a su producción o a sus compradores─ o indirecta ─en Estados Unidos generan créditos ecológicos con los que sus constructores pueden permitirse fabricar más unidades de los modelos de contaminación más elevada que suelen ser bastante más rentables.
Aún hay demasiados problemas por resolver
Como ya dijimos en un comentario publicado en esta web-blog el 18.06.2014 con el título HOLANDA QUIERE TENER CAMIONES AUTOPILOTADOS EN 2019, los problemas que afronta la difusión de los vehículos autopilotados son múltiples y mayormente ajenos a la tecnología: legislación, seguros, responsabilidad en caso de accidente, etc., por no entrar en el cambio psicológico que para el ciudadano común supondrá ir en un vehículo que no tiene volante y cuyo habitáculo, como es el caso del concepto de coche F 015 mostrado en Las Vegas y Detroit y, entrando ya en un terreno que podría considerarse de ciencia-ficción, ¡el razonamiento moral de una inteligencia artificial!.
Pero, ¡ojo!, sigue habiendo obstáculos técnicos mucho más cercanos, pues la propia Google ha reconocido en el actual Salón de Detroit que, en los primeros momentos no ofrecerá su pequeño biplaza ─de espantosa línea exterior─ en aquellos lugares en que abunde la nieve. ¿Por qué?. Pues Chris Urmson, director del proyecto de coche autopilotado de Google no dió muchos detalles al respecto, pero las referencias que inmediatamente hizo hacia la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA), el organismo dependiente del Ministerio de Transporte de Estados Unidos en materia de seguridad de los automóviles, llevan a pensar que el comportamiento del huevo móvil ─permítasenos esta denominación cariñosa─ de Google en suelo nevado no es aún suficientemente seguro sobre suelo nevado.
Sólo los láseres que el prototipo de coche autopilotado de Google lleva en el techo cuestan más de 64.000€ |
Luego está el problema del precio de los coches autónomos. Sólo los láseres que llevaban en el techo las primeras unidades del prototipo de Google costaban 75.000 dólares (unos 64.500 euros)... ¿Cuánto cuesta uno de esos prototipos completos?. En este punto, los promotores de este proyecto y otros similares, siempre dicen aquello de que cuando se lograsen grandes volúmenes de producción los costes se reducirían muchísimo, etc., etc. Bien, es el problema de la sábana corta: si te tapas la cabeza, los pies se te quedan al descubierto y si te tapas los pies... Recordemos los coches eléctricos, a los que también se aplicó el mismo razonamiento, son caros porque tienen volúmenes de producción bajos, pero si son caros, ¿cómo se puede pretender que se eleven sus volúmenes de producción?. Tesla Motors ha demostrado fehacientemente que ni con todos los ricos de California se consigue alcanzar volúmenes de producción elevados.
En fin, que, al menos en nuestra humilde opinión, puede que el informe de IBV no haya sido pesimista al descartar los vehículos autopilotados antes de 2025. De hecho, aunque aún no hemos terminado de leer por completo ese informe, lo cierto es que aún no hemos leído nada en el mismo que fije una fecha concreta para la generalización de esos vehículos, ni siquiera para el comienzo de esa generalización.