🔴 La industria española del automóvil puede estar pagando ahora las secuelas de una exagerada e interesada insistencia en el papel contaminador de los vehículos de más de 10 años
Lorenzo Vidal de la Peña, presidente de GANVAM |
En efecto, el miércoles día 11 del mes en curso, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, aseguraba en el Congreso de Diputados que el Diesel tenía los días contados y que su impacto en la calidad del aire es lo suficientemente importante como para ir pensando en un proceso de salida (léase prohibición).
Para GANVAM este tipo de declaraciones en las que se demoniza al Diesel sin matices de ningún tipo influyen mucho en la demanda porque meten en el mismo saco a modelos eficientes, evitando que sea el propio usuario el que elija de acuerdo a su criterio entre toda la oferta de motorizaciones limpias. De hecho, las matriculaciones de Diesel representan ahora el 37 por ciento del total, cuando hace dos años alcanzaban el 75 por ciento.
Estas afirmaciones tienen además un efecto negativo para un sector económico estratégico como es la automoción porque tiran por tierra todo el esfuerzo y la inversión tecnológica realizada en reducir al mínimo el potencial contaminante de estos vehículos, añaden desde GANVAM.
En nuestra opinión, GANVAM, como otras asociaciones del sector del automóvil, debería haber tenido en cuenta hace ya mucho tiempo el efecto negativo que su continuo machaqueo sobre el problema que para el medio ambiente supone la antigüedad de nuestro parque tiene en mentes demagógicas y de escasos conocimientos sobre la tecnología y la realidad industrial, sobre las que ese tipo de machaqueo ─por otra parte con una elevada carga de intereses económicos─ termina destilándose sólo en la idea elemental de que el automóvil es el responsable de todos los males que aquejan al entorno natural.
¿Un pernicioso efecto secundario?
Pero es evidente que en GANVAM ni siquiera se han planteado aún el contra efecto que hemos enunciado en el párrafo precedente, pues sigue insistiendo en que la raíz del problema del impacto de la movilidad en el entorno es la antigüedad del parque automovilístico, que ya supera los 12 años de media, dato éste que desde esta web-blog siempre hemos puesto entre comillas, sabedores de la débil fiabilidad de las estadísticas de la DGT sobre todo en los vehículos con más de 15 años de antigüedad.
También sorprenden bastante las afirmaciones de Vidal de la Peña, cuando dice que es temerario que la ministra haga estas declaraciones porque es evidente que no está teniendo en cuenta que con las tecnologías de hoy día el Diesel expulsa menos gases de efecto invernadero, que es justo lo que nuestro país debe reducir para cumplir con los objetivos medioambientales a nivel internacional.
Alguien debería recordar al presidente de GANVAM que la actual demonización del Diesel no es debida a su emisión de dióxido de carbono (CO2), sino a sus emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx). Precisamente, el incremento de las motorizaciones Diesel registrado en la última década se debió precisamente al apoyo que les prestaron precisamente los grupos ecologistas que ahora lo demonizan, que sólo vieron en los motores de gasóleo la ventaja de que emitían mucho menos CO2 que los de gasolina.