jueves, 9 de noviembre de 2017

RECUERDOS DEL TRASTERO: LE 306, LA FURGONETA ELÉCTRICA QUE MERCEDES PRESENTÓ HACE 45 AÑOS

La furgoneta eléctrica LE 306 era en origen Hanomag-Henschel, aunque
Al comprar Mercedes-Benz esta compañía, pasó a llevar la estrella
característica de la firma de Stuttgart

Llevaba en su lateral la leyenda Respetuosa con el medio ambiente gracias a la transmisión eléctrica y en realidad aún no era Mercedes, sino Hanomag-Henschel


MADRID ─ De 1906 a 1912, la compañía austriaca Daimler-Motoren-Gesellschaft (DMG) fabricó los vehículos Mércèdes Électrique con motores eléctricos en los cubos de rueda alimentados por baterías. A partir de 1909, la propia DMG comenzó a fabricar también el mismo modelo en Berlín-Marienfelde. Los vehículos se ofrecían en numerosas variantes de carrocería, desde turismos hasta vehículos industriales de distintos tamaños y como camiones de bomberos. Al mismo tiempo, también se construían los modelos híbridos Mércedès Mixte. Ambas tecnologías fueron resucitadas por investigadores de Mercedes-Benz alrededor de 1970, que condujeron al debut de la furgoneta eléctrica Mercedes-Benz LE 306, que en realidad aún no era Mercedes, sino Hanomag-Henschel.

¿Y por qué se dice que era Mercedes, se preguntará el lector?. Pues por la maldita manía de las corporaciones de extender hacia atrás su historia, renombrando con su marca los modelos que fabricaban las compañías que compraron años atrás. Hanomag y Henschel eran dos fabricantes alemanes de vehículos comerciales de diseño propio o con licencia de otros fabricantes, que se habían fusionado en 1969. Pocos años después Mercedes entraría en el capital de la compañía resultante de la fusión y en 1978 terminaría por hacerse con la totalidad del capital de ésta, desapareciendo la marca Hanomag-Henschel, cuyos vehículos fueron incorporándose progresivamente a la gama de Mercedes.

Un producto promocional

Volviendo al LE 306, el vehículo fue presentado en Bruselas el 13 de marzo de 1972 con ocasión de un simposio organizado bajo el lema: Días de estudio de vehículos eléctricos que organizaba la Unión Internacional de Productores y Distribuidores de Energía Eléctrica (UNIPEDE). Poco después, el LE 306 fue también exhibido en los Juegos Olímpicos de 1972, en los que se utilizó una flota de vehículos experimentales. 

Poco después se llevó a cabo una prueba a gran escala en la que participaron un total de 58 vehículos, que requirió la cooperación de Mercedes-Benz y la Sociedad para el Tráfico Eléctrico por Carretera (GES), que había sido fundada a principios de los años 1970 por Rheinisch-Westfälisches Elektrizitätswerk AG en la ciudad de Essen (Renania Westfalia). 
En total, se construyeron 59 unidades que tuvieron más que nada un fin promocional y experimental.

En el proyecto de la furgoneta LE 306 participaron Kiepe, que aportaba los controles electrónicos, y Varta que, lógicamente, ponía las baterías. Se partió de las camionetas de serie que entonces fabricaba Henschel y que se denominaban L 207 y L 307, cuando iban propulsadas por un motor de gasolina de 70 caballos, L 206 D y L 306 D cuando era un motor Diesel de 60 caballos.

860 kilos de baterías

El LE 306 era un vehículo para 3,5 ó 3,9 toneladas de peso total con carga que iba propulsado por un motor de corriente continua excitado exteriormente con una potencia de entre 47 y 75 caballos con un voltaje de 144 voltios y una capacidad de 22 kilovatios-hora.. La energía eléctrica llegaba de dos paquete de baterías que generaban 90 voltios cada uno y pesaban 860 kilos en total. Esto era suficiente para que la furgoneta, cargada con una tonelada, pudiera alcanzar velocidades del orden de 80 kilómetros por hora. Se anunciaba una autonomía de hasta 50 kilómetros y se aseguraba que podía superar pendientes de hasta el 13 por ciento.

Al descargarse los paquetes de baterías, se extraían por un costado del
vehículo, siendo reemplazados con baterías cargadas por el otro costado
Las baterías iban debajo de la plataforma de carga, de manera que para reemplazarlas por unas nuevas se sacaban las usadas por un lateral y se metían las recargadas por el otro. Sin embargo, resultó que el el sistema de reemplazo era demasiado complejo y terminaba por no usarse. En el sucesor, el LE 307, el fabricante montó un dispositivo de elevación incorporado en el soporte de las baterías que permitía retirar éstas hacia abajo con la ayuda de polipastos convencionales.

Con una carga útil de 1.450 kilos, la nueva furgoneta alcanzaba una velocidad de 70 kilómetros hora y era capaz de superar pendientes de hasta el 20 por ciento. El motor eléctrico daba una potencia de 40 caballos. 

El servicio postal alemán utilizó 22 vehículos de este tipo en una prueba práctica en Bonn en 1983. Los resultados, sin embargo, fueron un tanto descorazonadores: los costos de la energía casi duplicaban los de los vehículos Diesel comparables.

Otra finalidad de la prueba, patrocinada por el Ministerio Federal Alemán de Investigación, era comprobar el resultado de varios métodos de control de la transmisión y transmisión de potencia. Se probó un dispositivo de intercambio de baterías con control electrónico de campo y un convertidor hidrodinámico de par como una alternativa más rentable que los habituales sistemas con una relación de transmisión fija. Se probaron asimismo una transmisión manual convencional y una transmisión automática.

Tras la compra de Hanomag-Henschel por la entonces Daimler-Benz AG, Mercedes-Benz agregó esta furgoneta a su propia gama. Su sucesora fue la T1 o TN que ya se desarrolló por completo dentro de Daimler y que se dio a conocer en 1977.