► Para tratar de seguir informando sin perder la publicidad, las publicaciones se ven forzadas a realizar frecuentes e impensables filigranas con el lenguaje
MADRID ─ Este comentario no debe tomarse en modo alguno como una crítica a las publicaciones del sector de la industria del motor y del transporte, sino como una forma de poner de manifiesto hasta qué punto se ven forzadas todas ellas a retorcer el lenguaje para enviar sus mensajes informativos al lector sin cabrear al anunciante y que éste no les castigue con la suspensión de su campaña publicitaria. Durante el mes de agosto me he asomado poco a Internet pero en uno de esos rápidos paseos por la web, me encontré una entradilla de un artículo publicado en un prestigioso medio digital del sector de vehículos industriales que era el paradigma de ese difícil equilibrio al que antes me refería hasta el punto de llegar al absurdo. La entradilla en cuestión, decía así: