martes, 30 de mayo de 2017

RECUERDOS DEL TRASTERO: ¿POR QUÉ ROMPÍA CIGÜEÑALES EL BARREIROS GRAN RUTA?

Esa era la leyenda negra de uno de los modelos más apreciados del constructor gallego de camiones... Pero ¿tenía fundamento?

Miniatura del Barreiros Super Azos Gran Ruta de Altaya
MADRID ─ Buscando otra cosa, casualmente me he topado en Internet con la foto que acompaña a estas líneas, que corresponde a una miniatura del Barreiros Super Azor Gran Ruta perteneciente a la colección de Altaya. Y, de repente, me ha traído a la memoria la tristemente célebre leyenda de que el Barreiros Gran Ruta rompía cigüeñales. Los más viejos del lugar se acordarán de ella pero, ¿era cierta?, ¿tenía algún fundamento?. 
Pues desgraciadamente sí. Me lo contaron allá por los primeros 70, cuando Chrysler acababa de comprar la fábrica de Villaverde y don Eduardo ya no estaba por allí. Caminaba yo con algunos altos directivos de la ya Chrysler España por el patio interior de la fábrica cuando me vino el asunto a la memoria y pregunté.

Y, quienes me acompañaban ─que me merecían y me merecen toda la confianza─ me dijeron que efectivamente, a partir de un determinado momento, los Gran Ruta empezaron a romper cigüeñales dando lugar a aquella leyenda que tanto costó que el transportista español olvidara.

Me dijeron que se habían recibido algunas partidas de cigüeñales que, desde el mismo momento de empezar a montarse en los motores, empezaron a fallar. Se hizo entonces un control de calidad de aquellos cigüeñales y se vio que, efectivamente, con el esfuerzo rompían, debido a que la aleación de nitruro no se había hecho en la proporción correcta.

Se tomó entonces la medida de retirar a toda prisa de la cadena de montaje de motores los cigüeñales pertenecientes a aquellas partidas defectuosas y montar en los motores cigüeñales de otras partidas muestreadas debidamente para comprobar que lo del nitruro estaba bien.

Una mala decisión

Si la cosa hubiera quedado en ese punto, posiblemente los Gran Ruta no habrían llegado a sufrir los malos efectos de una leyenda negra tan dañina como aquélla pero, desgraciadamente, un día que don Eduardo andaba por el patio en el que a mí me contaban la historia que estoy relatando en estos momentos, cayó en la cuenta de que en un lado apartado de dicho patio se apilaban cajas y cajas de algo y preguntó que de qué.

Al decirle que eran unas partidas de cigüeñales que no tenían la proporción correcta de nitruro y que se habían apartado porque rompían con facilidad, don Eduardo, dijo que eso no podía ser y que aquello era un dineral, dando órdenes de que devolvieran aquellos cigüeñales a la cadena de producción para su montaje en los motores. Y así comenzó a gestarse la maldita leyenda de que los Gran Ruta rompían cigüeñales.

Así me lo contaron y así lo cuento yo. Sé que a algunos de quienes lean este comentario no les hará ni pizca de gracia. Los españoles somos muy dados a mitificar a las personas, olvidando que no somos otra casa que seres humanos con nuestros defectos y nuestras virtudes. Es en realidad un proceso natural: el mismo que nos hace olvidar la mayoría de las cosas malas y desagradables que nos ocurren a lo largo de nuestra vida, guardando sólo los buenos recuerdos por que, si tuviéramos siempre vivos los malos recuerdos, terminaríamos suicidándonos.