🔸 Entre los grandes hombres que han construido la historia de la marca Citroën en particular y del automóvil en general, Paul Magès, el padre de la legendaria suspensión hidroneumática, merece un puesto destacado
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Camioneta Citroën de tracción delantera para 850 kilos de carga. Se produjeron muy pocas unidades de este modelo, también conocido como TUB, entre 1939 y 1941. Sería sucedido por el modelo TUC |
MADRID ─ Paul Ernest Mary Magès nació en Aussois, en Saboya, el 9 de marzo de 1908. En agosto de 1925, después de terminar en la escuela profesional entró, con apenas 17 años, en Citroën como diseñador. Magès era un personaje de personalidad ecléctica: además de efectuar su trabajo con una rapidez y una precisión excepcionales, sugería constantemente nuevas ideas y soluciones como cuando, a finales de la década de 1920, propuso una reorganización completa del departamento Gutenberg (así llamado por el nombre de la calle que lo atravesaba) de la fábrica del Quai de Javel donde se fabricaban los motores. André Citroën en persona lo nombró jefe de la programación de ese sector, pero él fue más allá y reorganizó otros dos: la soldadura y la producción de los sistemas eléctricos. Paul Magès tenía solo 22 años.