jueves, 28 de enero de 2021

LOS NEGOCIOS INMOBILIARIOS DE IVECO CON LOS TERRENOS DE LA FÁBRICA DE BARAJAS

🔸 Iveco Pegaso pudo obtener unas plusvalías de 95 millones de euros de la venta con fines inmobiliarios de parte de los terrenos de la fábrica de Barajas que se decidió en el año 2000

MADRID ─ Comentando con mi amigo Andrés el artículo que publiqué hace unos días sobre cómo el paso del tiempo había hecho que Iveco Pegaso evolucionara de intentar exportar sus Eurotrakker a Corea del Sur a encontrarse en la tesitura de ser vendida a los chinos, me decía Andrés que él no descartaba que en tres o cuatro años la actual fábrica de Barajas desapareciese y sus terrenos fueran vendidos con fines inmobiliarios. Andrés recordaba que, intentando comprar Astilleros de Santander (Astander) a finales de los 90, visitó en varias ocasiones las dependencias del Instituto Nacional de Industria (INI) ─hoy Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI)─ y durante las largas esperas que tuvo que hacer para ser recibido por distintos funcionarios con los que pretendía aclarar detalles de la situación financiera de ASTANDER, descubrió que, en una especie de biblioteca que había en el edificio de la plaza del Marqués de Salamanca en Madrid, atendida por dos personas y siempre vacía de visitantes, se hallaba un centro de documentación al que se podía acceder libremente.

Andrés me contaba que, con su habitual curiosidad, aprovechó aquella circunstancia para indagar sobre la historia de ENASA y Pegaso, enterándose así de que los terrenos que ocupaba esta compañía fueron comprados por el INI mediante un decreto de expropiación forzosa por causa de interés nacional ─la fabricación de camiones Diesel─ promulgado en los años 1946 y 1947 y varios más hasta el año 1954 y que el INI pagó desde una hasta tres pesetas por un pie cuadrado de superficie a los agricultores de la zona, algo de lo cual se recoge también en el libro Pegaso: del Paternalismo a la Liberalización, de José Roldán, comentado en este blog a finales de noviembre de 2018. Y se preguntaba Andrés si, al desincorporarse aquellos terrenos del patrimonio de ENASA PEGASO o del INI o SEPI, no podrían reclamar su reversión los descendientes de los propietarios originales de los mismos.

Pues bien, resulta que el tema de la desinversión de parte de los terrenos de la fábrica de Barajas lo padecí en vivo y en directo a finales de los años 90 en una comida con la prensa económica a la que nos había invitado Iveco Pegaso para comentar los resultados del ejercicio 1998.

Me diagnostican alzheimer

Tras la exposición de dichos resultados por parte de distintos miembros de la cúpula directiva de la compañía, llegó el turno de preguntas y yo saqué a colación la entonces ya rumoreada desinversión de parte de los terrenos de Barajas, concretamente los que ocupaba Comercial Pegaso en la zona más próxima a Madrid, y preguntando en qué situación se encontraba aquel asunto.

Y entonces, el responsable de comunicación externa y relaciones con la prensa, que incomprensiblemente había llegado a ese cargo procedente del departamento de personal de Iveco Pegaso, me espetó: ¡Jorge, a ti el alzheimer te ha dejado fatal!, con el lógico estupor del resto de los miembros de la junta directiva, presidida por Tomislav Maksimovic, un italiano de origen yugoslavo que había sido nombrado consejero delegado de Iveco Pegaso en 1997.

Mis colegas de la prensa se quedaron boquiabiertos y mirándome como esperando una señal mía para levantarnos todos y abandonar la reunión. Yo traté de quitarle filo al asunto para que prosiguiera la comida, aunque luego, al final de ésta y en un aparte, tuve unas palabras con aquel aprendiz de médico que se había atrevido a diagnosticar de aquella manera mi estado de salud mental.

¡Ah!, debo decir que a los pocos días de que esto sucediera, Iveco Pegaso emitió un comunicado en el que se indicaba que aquel personaje dejaba su cargo de relaciones con la prensa y comunicación externa para pasar a dirigir la división militar de la compañía, puesto en el que le perdí la pista.

En cuanto a mi pregunta sobre la posible desinversión de parte de los terrenos de Barajas solo se me contestaron vaguedades que torpemente pretendían desmentir que Iveco Pegaso tuviera intención de desprenderse de parte de los terrenos de Barajas.

Iveco se desdice y crea Inmobiliaria Urbánitas

Pero casi un año después de aquella comida, en mayo del año 2000, Iveco Pegaso anunciaba oficialmente que, en una reunión del consejo de administración que la compañía había celebrado el 4 de abril de ese mismo año, se había aprobado un proyecto por el que Iveco Pegaso S.A. se iba a escindir en dos sociedades de responsabilidad limitada: Iveco Pegaso e Inmobiliaria Urbánitas. La primera de ellas se dedicaría a las mismas actividades que entonces desarrollaba Iveco Pegaso S.A., absorbiendo toda la plantilla de ésta; la segunda, una sociedad patrimonial, iba a dedicar su actividad al negocio inmobiliario. En ambos casos, el accionista único era Iveco N.V., holding holandés del que colgaban todos los intereses del grupo italiano fabricante de furgonetas, camiones y autobuses.

El comunicado advertía que aunque las dos nuevas sociedades no iban a poder constituirse hasta que no se hubiera otorgado la escritura de escisión, su vida contable comenzaría desde el 1 de enero de 2000, asumiendo cada una de ellas todas las operaciones y obligaciones relativas a la parte que les fuere transferida por la escisión. El capital social de la nueva Iveco Pegaso S.L. iba a ser de 105.213.628 euros, que sumados con otros 182.507.675 de euros ─en concepto de prima de asunción─ constituían el valor real del patrimonio traspasado desde la antigua Iveco Pegaso a la nueva. El capital social de Inmobiliaria Urbánitas quedaba fijado en 13.987.727 de euros que, junto con una prima de asunción de 24.263.814 de euros, constituían el valor real del patrimonio traspasado desde la antigua Iveco Pegaso S.A. a la nueva sociedad inmobiliaria.

Visión parcial de los terrenos ocupados por la fábrica de Pegaso en
Barajas, junto a la carretera de Barcelona, hacia el año 1950

En términos más palpables, la escisión otorgaba a Iveco Pegaso S.L., 374.000 metros cuadrados de los terrenos de Barajas que incluían la mayor parte de la superficie edificada y la pista de pruebas. Otros 402.700 metros cuadrados iban a ser transferidos a Inmobiliaria Urbánitas, incluyéndose en los mismos algunas edificaciones de baja altura como el servicio médico, la escuela de formación, el centro de seguridad industrial, FINÓMINA (empresa que centralizaba muchos servicios de gestión de Iveco Pegaso), la antigua fundición y la sección de vehículos especiales y militares.

Dado que el único accionista de Iveco Pegaso S.A. era Iveco NV ─que seguiría siendo también el único accionista de las nuevas Iveco Pegaso S.L. e Inmobiliaria Urbánitas S.L.─ la escisión no supondría en sí misma plusvalía ni beneficio alguno para el grupo italiano. Sin embargo, algunas fuentes consultadas entonces por el autor de estas líneas fijaban en unas 50.000 pesetas por metro cuadrado el precio por repercusión de los terrenos para usos terciarios en la zona próxima. El precio por repercusión es el sistema que se aplica para la venta de terrenos y que atañe al precio por metro cuadrado que se vaya a edificar, para compensar la construcción en varias alturas.

¿Plusvalías de 95 millones de euros?

Usando aquel baremo, los 402.700 metros cuadrados transferidos a Inmobiliaria Urbánitas supondrían unos 22.150 millones de pesetas (más de 132 millones de euros), supuesta una edificación en poco más de una altura; ahora bien, como en zonas aledañas parecía que estaban permitidas en aquellos momentos hasta siete alturas, esa cifra podía dispararse. Siendo el patrimonio de la nueva Inmobiliaria Urbánitas de 38,25 millones de euros (casi 6.365 millones de pesetas) estaríamos hablando de unas plusvalías de 95 millones de euros (15.800 millones de pesetas), tirando muy por lo bajo.

Foto de archivo de las obras de Construcción del edificio de control
en la entrada de la fábrica de Pegaso en Barajas 
Ahora bien, para ello era imprescindible que Inmobiliaria Urbánitas consiguiera la recalificación de los terrenos de su propiedad para usos terciarios, ya que, en aquel momento, eran terrenos exclusivamente para uso industrial. En la gerencia Municipal de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid se me informó que esa recalificación sólo podría ser fruto de una decisión política.

Como era de prever, al conocer la noticia, los sindicatos manifestaron su decepción por lo que consideraban, si no una esquilmación del patrimonio de la antigua ENASA PEGASO, al menos una clara descapitalización de la actual Iveco Pegaso y han anunciado su propósito de oponerse frontalmente al proyecto de escisión.

Por entonces, Iveco había reiterado en sucesivas ocasiones que el balance de su implantación en España seguía siendo negativo, ya que entre 1991 y 1994, los primeros años de la misma, había acumulado pérdidas de 524,9 millones de euros que aún no habían sido cubiertas con los 389,8 millones de euros de beneficios conseguidos entre 1995 y 1999. Esa diferencia en contra de 135,1 millones de euros podría haber pasado a la historia tras la operación inmobiliaria y transformarse en un superávit de 94,9 millones de euros ─siempre sobre la base del precio de repercusión antes referido─ y eso sin contar los beneficios que se suponía que debería seguir proporcionando al grupo italiano la actividad de Iveco Pegaso S.L.

¿De quién eran realmente los terrenos de Barajas?

Por su parte, la Administración española siempre procuró eludir el peliagudo tema de la propiedad de los terrenos de Barajas, que inicialmente no eran del INI, sino de un patronato que había concedido a este Instituto únicamente el derecho para utilizarlos industrialmente, un patronato que probablemente sólo se extinguió por la muerte de todos sus miembros, dejando ahí una laguna legal importante.

Pero el hecho de que el INI se aviniera a comprar a Iveco en 1991 una franja de terreno de 120.000 metros cuadrados aneja a las instalaciones de Iveco Pegaso S.A. por la parte más próxima a Barcelona, supuso para Iveco un reconocimiento de facto de la propiedad de los terrenos de Barajas por parte de la Administración española.

Precisamente esa superficie de 120.000 metros cuadrados que el INI había comprado a Iveco Pegaso en 1991 es la que el INI puso en venta en julio de 2000 como superficie para usos terciarios, aprovechando que el Ayuntamiento de Madrid, al frente del cual se encontraba en aquel momento José María Álvarez del Manzano, del Partido Popular, acababa de poner en marcha un Plan Especial para la liberalización de la construcción de hoteles en la capital de España.

Evidentemente, la proximidad al aeropuerto de Madrid (apenas cuatro kilómetros) de los terrenos que Inmobiliaria Urbánitas deseaba explotar, los hacía especialmente deseables para la construcción de hoteles. En la zona, al menos en el área de 120.000 metros cuadrados que vendía el INI, estaba permitida la edificación en siete alturas, lo que daba bastante margen para la industria hostelera.

Edificio principal de la fábrica de Pegaso en Barajas (Foto de 1953)
En julio de 2000 y con todo lo expuesto a la vista, la pregunta obvia era: ¿por qué eligió Iveco el mes de abril de ese año para acometer la explotación inmobiliaria de los terrenos ociosos de su planta de Barajas?. ¿Por qué tantas prisas en hacer una escisión a la que, contablemente, se le daban características de retroactiva a primeros de año?. ¿Tuvieron conocimiento en Iveco Pegaso de los planes del Ayuntamiento de Madrid?.

Sabemos que ya en febrero de 2000, el entonces secretario de estado de Economía, Cristóbal Montoro, que se había convertido en ministro de Hacienda en julio de 2000, mantuvo un diálogo epistolar con Elena Pisonero, secretaria de estado de Comercio sobre la materia, en que el primero indicaba a la segunda que la medida era muy positiva para el conjunto de la economía y que el Plan Especial para la liberalización de la construcción de hoteles en la capital de España suponía una mayor apertura que generaría aumento de la competencia en los sectores afectados. ¿Hubo alguna filtración sobre aquel proyecto del Plan Especial que llegó hasta Iveco Pegaso?.

Para terminar y al objeto de no politizar este artículo, añadir que cuando el gobierno municipal de Madrid aprobó el Plan Especial para la liberalización de la construcción de hoteles en la capital de España, los concejales del PSOE y de Izquierda Unida se abstuvieron.

Y por parte de los sindicatos, al final no hubo tanta oposición como en principio habían asegurado. Cinco altos directivos de Iveco vinieron de Italia y se llevaron a varios representantes de UGT y CCOO al Parador de Segovia, donde en un fin de semana les explicaron con todo detalle el proyecto que la compañía había diseñado con respecto a Ia nueva compañía Inmobiliaria Urbánitas y los terrenos de Barajas obteniendo la comprensión de los sindicalistas.