🔸 El 25 de julio de 1970 se publicaba en la revista Velocidad el primero de los millares de artículos que desde entonces llevo escritos sobre la industria del automóvil
MADRID ─ Llevaba varios días pensando que debía escribir algo para conmemorar mis bodas de oro con el periodismo del motor, que se cumplen hoy, 25 de julio de 2020, porque desde luego como no lo escriba yo no creo que haya nadie dispuesto a hacerlo en mi nombre ─sobre todo porque no saben cuándo se produjo mi desembarco en tales labores informativas─ y, como suele pasar en estos casos, llegado el momento casi se me olvida. Ya he contado en alguna ocasión cómo un alumno de ingeniería y ciencias exactas pudo ir a parar a la redacción de una revista del motor, pero lo contaré otra vez a ver si consigo que alguien por fin lo lea.
Corría el año 1970 y la primavera se aproximaba a su fin cuando, de una forma bastante rocambolesca, me propusieron escribir en VELOCIDAD, una revista semanal dedicada al motor que editaba el grupo Eugenio Suárez, el mismo que publicaba Sábado Gráfico, El Caso, Discóbolo, Tendido 13 y Cine en Siete Días, por citar algunas de la casi veintena de cabeceras del grupo.
A las pocas semanas de empezar a escribir artículos en VELOCIDAD sobre temas superficiales como deporte del automóvil y consejos a los entonces timoratos conductores españoles ─que, en el caso de los más afortunados tenían acceso a un SEAT 600 o poco más, mientras que el resto soñaba con tener uno─ el director de la publicación Luis Fernando Medina, una persona excelente y un gran profesional, me llamó a su despacho y me dijo que si yo pensaba dedicarme al periodismo del motor él me sugería que me especializara en algo más técnico, más profesional. Gente que me escriba de lo que tú estás escribiendo ahora tengo a montones; doy una patada en el suelo y salen 500, me dijo.
Yo le pregunté que de qué podía escribir que se ajustase a lo que él necesitaba y me contestó que en aquel momento todo el tema del transporte estaba monopolizado por AUTO-REVISTA, una publicación rival y que a él le vendría muy bien que yo abriera una sección en VELOCIDAD sobre esa materia, aprovechando que tenía conocimientos técnicos, que había nacido en Legazpi y que me había movido en el entorno camionero próximo al Mercado Central de Frutas, Hortalizas y Verduras de Madrid.
Y así lo hice, empecé a publicar artículos sobre el mundillo del transporte y hasta me desplacé a Valladolid y Palencia para informar tanto desde VELOCIDAD como desde Sábado Gráfico de una huelga de camioneros un poco violenta que por entonces hubo en esas provincias castellanas.
AUTO-REVISTA me tira los tejos
A las pocas semanas, recibí una llamada de la redacción de AUTO-REVISTA en la que me dijeron que les interesaba hablar conmigo, que habían leído mis artículos de transporte en VELOCIDAD y que me pasara por allí algún día. Lo hice y, como era previsible, me tiraron los tejos. Me dijeron que ellos tenían resuelto el problema de política de transporte con Juan de Antonio Campoy, un abogado que llevaba esa sección, pero que estaban huérfanos en otras vertientes del transporte como era el producto, la economía y la industria y que en eso pensaban que yo les podía ayudar.
Y no dije ni que sí ni que no, sino que lo pensaría. De hecho y para mantener viva la relación, escribí un artículo para ellos que firmé con un pseudónimo, en el que hablaba de la problemática de los tiempos muertos en las esperas para carga y descarga, algo que siempre me había llamado la atención cada vez que veía las largas colas de camiones que se formaban esperando al aforo para el pesaje y que les autorizaran la entrada para descargar en el mercado de Legazpi. El artículo se publicó el 29 de mayo de 1971 en AUTO-REVISTA.
Pero yo me encontraba a gusto en VELOCIDAD y me entendía muy bien con Luis Fernando Medina, su director. Pero entonces la política dio un bandazo y Manuel Fraga dejó de ser ministro de Información y Turismo con lo que el anterior director de VELOCIDAD, Rafael Escamilla, que había saltado a TVE algún tiempo antes gracias al apoyo de la esposa de Fraga, la cual conocía a Escamilla o a la esposa de éste ─no recuerdo bien─ fue licenciado de TVE y volvió a VELOCIDAD como director, pasando Medina al puesto de subdirector.
Si mi relación con este último había funcionado muy bien, no ocurrió lo mismo con Escamilla con quien desde el primer momento no congenié, de manera que al poco tiempo de su llegada, cogí el teléfono llamé a AUTO-REVISTA y les pregunté que si su oferta seguía en vigor y como me dijeron que sí, me marché de VELOCIDAD y empecé a publicar artículos en AUTO-REVISTA ya con mi nombre verdadero.
¡Ah, que se me olvida!. Y desde junio de 2014 en MOTORSCOPIO, este humilde blog.