domingo, 10 de septiembre de 2017

RECUERDOS DEL TRASTERO: UN VISTAZO A LA HISTORIA DE LOS CAMIONES GRÚA

Cadillac de 1913 sobre el que Ernest Holmes construyó su grúa en 1916

El primer vehículo que podríamos denominar auto grúa, se construyó en 1916, sobre un Cadillac de 1913 y es atribuido a Ernest Holmes


MADRID ─  El rescate o recuperación de automóviles es una industria que tradicionalmente ha estado en un segundo plano, como suele suceder con todas las cosas que, en el fondo, son fundamentales y todos dependemos de ellas, como la vida misma suele terminar demostrando. Lógicamente, el nacimiento de este sector de actividad vino de la mano de la propia generalización de los automóviles. (Al final de este artículo se incluye un vídeo sobre el Museo Internacional del Remolcado y la Recuperación de Vehículos de Chatanooga)

Por extraño que parezca, existe unanimidad en cuanto a que el inventor de la grúa autopropulsada fue Ernest Holmes, un estadounidense que vivió entre 1883 y 1945, quien, en 1916, se enteró de que un hombre, tras perder el control de su Ford T, había terminado con éste en el arroyo Chikamauga, cerca de su ciudad, Chatanooga (Tennessee, Estados Unidos).

Tennessee es un estado que habrá puesto ya a más de un lector a tararear o incluso bailar, pues no en vano su capital, Nashville, está considerada como la cuna del country y Memphis, la ciudad más poblada del estado significa, como todo el mundo sabe... Elvis Presley y rock-and-roll.

Los Holmes al rescate

Tras este inciso y retomando nuestra historia, diremos que Ernest, que tenía un garaje-taller, junto con su hermano Curtis, que tenía una gasolinera en Chatanooga, cogieron una camioneta y se fueron al lugar de los hechos con ánimo de ayudar a sacar el vehículo siniestrado del arroyo.


La fotografía demuestra que no hay nada nuevo bajo el sol y que esas
plataformas sobre pequeños camiones que ahora tanto usan las
aseguradoras para recuperar los vehículos averiados y llevarlos al
taller no son un invento de nuestro tiempo, sino de alrededor de 2016.
Esta y otras muchas fotografías de époc y actuales pueden admirarse
en una historia gráfica sólo para zumbados de las grúas preparada por
Mike Saward, una persona que ha dedicado 50 años de su vida al
mundo de las grúas y a la que puede llegarse pinchando aquí
Pero el asunto no debió ser nada fácil, pues se dice que nada menos que diez hombres tardaron ocho horas en conseguirlo. Hay que suponer que los diez hombres serían los que se habían reunido allí al final del rescate y que algunos de ellos se habrían ido incorporando en el transcurso de esas diez horas.

Ya de vuelta a casa y a su trabajo cotidiano, Ernest Holmes empezó a pensar que tenía que haber una forma más sencilla de sacar a un coche del arroyo y empezó a darle vueltas al asunto. Fruto de sus lucubraciones sobre el problema fue un invento que construyó con la ayuda de sus amigos L.C. Decker y Elmer Gross sobre una camioneta Cadillac de 1913.

Primer intento, primer fracaso

Pero la primera experiencia con éste vehículo fue un desastre. No está del todo claro lo que realmente pasó, por lo menos para mí, pues los relatos de estos hechos son muy ambiguos. La explicación que parece más probable es que, al intentar levantar el coche averiado para proceder a remolcarlo, el sistema que hoy llamaríamos pluma o brazo de la grúa se soltara y el coche averiado se cayera al suelo. Fuese como fuese, lo cierto es que hubo que terminar haciendo el trabajo por el sistema tradicional: a base de músculo y fuerza bruta. Ernest debió sentirse un tanto en ridículo, algo a lo que todo inventor que se precie debe estar siempre dispuesto... y acostumbrado, pues tales situaciones se repiten con frecuencia.

Pero a grandes males, grandes remedios. Y parece que Ernest Holmes los encontró, consiguiendo que el sistema funcionase y empezando a utilizarlo en su propio taller, para luego empezar a construirlos para otros garajes y talleres de localidades próximas a Chatanooga, montándolos sobre camionetas o coches usados.

Y entonces, vinieron los conflictos de intereses. Pese a la oposición de sus propios padres, que le recomendaban que no lo hiciera, porque Decker, el amigo y vecino que le había ayudado a diseñar la primera auto grúa, estaba intentando crear un negocio con este tipo de vehículos, dado que habían demostrado venderse muy bien, Ernest Holmes patentó su invento en 1919.
El Holmes 485 fue el primer modelo que tuvo un éxito comercial. Había
sido construido sobre el chasis de un Locomotive de 1913 y aún se
conserva, estimándose que su valor podría ser de 250.000 dólares

El primer modelo que alcanzó un nivel de producción respetable fue el Holmes 485, que se llamaba así porque costaba 485 dólares, fue construido sobre un Locomobile de 1913. Previamente, Ernest había lanzado al mercado el Homes 680, que costaba 680 dólares pero que no tuvo mucha aceptación. Hoy en día se estima que el Holmes 485, que aún se conserva, puede tener un valor de 250.000 dólares.

100 años cumplidos

Si la primera auto grúa se construyó en 1916, el lector podrá imaginarse que el Salón de Grúas que se celebró en Las Vegas el año pasado coincidía con el primer centenario del vehículo construido por Ernest Holmes, teniendo una importancia especial por la celebración de la efeméride. 

La siguiente edición del certamen tendrá lugar del 9 al 11 de mayo del año que viene, pero quienes estén interesados en acudir a uno de estos eventos y tengan mucha prisa por hacerlo, Estados Unidos es muy grande y aún tienen posibilidad de apuntarse al que tendrá lugar en el centro de convenciones de Baltimore (Maryland), del 17 al 19 de noviembre próximo.

Y ya que cruzan el charco, antes de volver a España, qué menos que una visita al Museo Internacional del Remolcado y la Recuperación de Vehículos de Chatanooga, donde podrán admirar una réplica del primer vehículo que construyó Ernest Holmes sobre el Cadillac de 1913, junto a otras auto grúas y multitud de recuerdos de este personaje y su época, como podrán comprobar en el vídeo que sigue a continuación del que, desgraciadamente, no tenemos una versión doblada al español.