martes, 26 de enero de 2016

JOHNSON CONTROLS COMPRA LA IRLANDESA TYCO INTERNATIONAL POR 15.224 MILLONES

Tyco está especializada en sistemas de seguridad y alarmas contra incendios La compañía resultante trasladará su sede a Irlanda para aprovechar las ventajas fiscales que ofrece este país La operación se encuadra en la anunciada salida de Johnson Controls de la industria del automóvil




MADRID ─ Johnson Controls, el proveedor estadounidense de equipos, componentes y sistemas que anunció a mediados de 2015 su deseo de desprenderse de sus intereses en el campo de la fabricación de asientos e interiores para el automóvil, comprará la compañía irlandesa Tyco International por 16.500 millones de dólares (unos 15.224 millones de euros) al tiempo que trasladará su sede social a Irlanda para beneficiarse del régimen de impuestos más bajo vigente en este país. Las primeras noticias sobre la compra fueron anunciadas por The Wall Street Journal el domingo y ayer lunes las partes confirmaron la operación.

La compra de Tyco encaja en el deseo de Johnson Controls de potenciar sus actividades fuera de la industria del automóvil ─sistemas de acondicionamiento de aire en edificios─ que generó aproximadamente un 54 por ciento de sus ingresos pero sólo un 36 por cieento de sus beneficios en 2015, aunque seguirá manteniendo el negocio de fabricación de baterías para automóviles. Tyco es en estos momentos un especialista en sistemas de seguridad y alarmas contra incendios.

Johnson Controls y Tyco tiene en la actualidad valores bursátiles de 22.500 y 14.200 millones de dólares, respectivamente, después de ver como sus acciones caían en 2015 un 26 por ciento y un 27 por ciento, también respectivamente. Las partes esperan obtener ahorros de 500 millones de dólares en los tres primeros años tras la fusión y luego reducir sus impuestos a razón de 150 millones al año.

Tras la compra, la mayor realizada por Johnson Controls en sus más de 100 años de historia, sus accionistas actuales se harán con alrededor del 56 por ciento de la compañía resultante, quedando el otro 44 por ciento en manos de los accionistas de Tyco y recibiendo aquéllos una contraprestación en metálico de unos 3.900 millones de dólares que correrá a cuenta de la parte irlandesa, también con el objeto de pagar menos impuestos. Al mantener por debajo del 60 por ciento la proporción que pasa a poder de los accionistas de Johnson Controls, se eluden las recientes normas del Tesoro de Estados Unidos que imponen importantes restricciones a los acuerdos en que se sobrepasa esa barrera.
George Olivier, actual
presidente ejecutivo de Tyco

La compañía resultante de la absorción se denominará Johnson Controls Plc, con Alex Morinaroli, actual presidente ejecutivo de Johnson Controls, a su frente, al menos durante 18 meses, período a partir del cual, Molinaroli se convertirá en presidente corporativo y dejará la presidencia ejecutiva a George Oliver, en la actualidad presidente ejecutivo de Tyco. Un año más tarde, Oliver pasará a ser presidente corporativo y ejecutivo de la nueva Johnson Controls Plc.

Aliviar la presión fiscal

El cambio de sede social para reducir impuestos no es nada nuevo. Uno de los más sonados fue el de la fusión de las farmacéuticas Pfizer y la irlandesa Allergan. En la industria del automóvil también hay casos recientes, como el de Fiat, y más lejano en el tiempo el de Iveco, cuya sede social está en Holanda. La propia Tyco ─que aunque con sede en Irlanda, es gestionada desde Princeton (Nueva Jersey)─ tiene una amplia experiencia en la materia.

En efecto, en el año 2007, la compañía trasladó su sede social desde Exeter (Nuevo Hampshire) a Bermuda. Dos años después, se radicaba en Suiza, y de aquí a Cork (Irlanda), aunque desde Tyco se asegura que este último traslado no aportó nuevas reducciones de impuestos, sino que fue motivado porque la reglamentación suiza ponía límites a la retribución de los directivos, amén de que dificultaba la contratación de inmigrantes (mano de obra barata).

Tyco es también pionera en las operaciones de segregación de sus actividades. De la mano de Edward Breen ─un especialista en el saneamiento de empresas en dificultades y actual presidente ejecutivo de DuPont, el gigante estadounidense de la industria química─ que se hizo cargo de Tyco después de que el presidente ejecutivo de ésta, Dennis Kozlowski, dejase la compañía en 2002 y fuera enviado a prisión, junto con su director financiero, acusados de robo a gran escala, fraude de valores y otros delitos en 2005, Tyco segregó y vendió sus actividades en el campo del instrumental clínico y electrónica, al tiempo que reforzaba sus intereses en el mundo de los sistemas de seguridad con la adquisición de Broadview Security, algo más tarde, en 2010. Tyco invirtió 1.900 millones de dólares en esa operación.

Dos años después, Tyco volvía a ser fraccionada, esta vez en tres partes, la dedicada a construir válvulas y controles para la industria de la energía, que se unió a Pentair, combinándose los intereses en alarmas de seguridad y antiincendios en una nueva Tyco. La tercera pieza fue ADT Norteamérica, hoy ADT, que se dedicaba a los sistemas de seguridad residenciales.

Alex Molinaroli, estará al frente de la
nueva Johnson Controls Plc durante
año y medio
Las operaciones de fusión y compra en la industria mundial han venido aumentando de manera continuada durante los últimos años. De acuerdo con Dealogic, una compañía estadounidense que se dedica al desarrollo de software financiero, en 2015 se llevaron a cabo compras y fusiones por valor de 4,7 billones de dólares en todo el mundo. Y no sabemos si en esa cuenta se incluye ya la fusión de los gigantes de la industria química DuPont y Dow Chemical, anunciada por el arriba mencionado Edward Breen en diciembre del año pasado con ánimo de rebajar su carga de impuestos, aunque sin que se haya hablado nada de un cambio de sede social.

La erradicación de sociedades en busca de sedes en que la presión fiscal sea más reducida es algo que preocupa desde hace tiempo a las autoridades de las principales potencias mundiales. En Estados Unidos y siendo éste un año electoral, ya ha habido quejas desde el Partido Demócrata al saberse que Johnson Controls se marcha a Irlanda, sugiriéndose la necesidad de crear un nuevo impuesto por erradicación que compense a los ciudadanos de los ingresos que el Tesoro deja de percibir cada vez que una gran compañía huye del país en busca de una menor presión fiscal.