martes, 19 de enero de 2016

FIAT CHRYSLER DENUNCIADA POR DOS DE SUS CONCESIONARIOS EN ESTADOS UNIDOS

Acusan al fabricante de pretender que falsearan sus cifras mensuales de ventas, dando por vendidos vehículos a finales de un mes, para anular su venta a comienzos del mes siguiente




MADRID ─ Las acciones de Fiat Chrysler Automobiles (FCA) llegaron a caer un 11 por ciento en la bolsa de Milán a mediados de la semana pasada, forzando que se suspendiera por dos veces su cotización, al saberse que dos de sus concesionarios en Estados Unidos, pertenecientes al grupo Napleton Automotive, habían denunciado al fabricante por pretender que falsearan sus cifras de ventas mensuales, dando por vendido cierto número de vehículos el último día del mes, para  cancelar esas ventas al día siguiente, antes de que en el fabricante se hubiera iniciado el proceso de apertura de garantía a esos vehículos. Aunque el asunto no está nada claro ─Napleton Automotive tiene una cierta fama de follonero, habiendo presentado en años previos denuncias contra Ford, General Motors, Honda y Volkswagen─ es evidente que asesta un nuevo golpe a la deteriorada ─¿puesta parcialmente al descubierto?─ imagen de la industria del automóvil.

La primera información sobre este tema fue publicada en el semanario estadounidense Automotive News y de ella se han hecho eco después diferentes medios de comunicación, sobre todo internacionales. Según el ránking de los 125 concesionarios estadounidenses más importantes, que elabora esta misma publicación Napleton Automotive ocupa el puesto 41.

Varios expertos no acaban de ver claro el tema, pues el número de vehículos supuestamente vendidos de forma falseada no era demasiado grande (varias decenas de vehículos) y aunque suponía un aumento de ventas para el mes que finalizaba, dejaba al concesionario con déficit de ventas para el mes siguiente. Si en ese nuevo mes las cosas se le daban bien, el concesionario podía recuperar el déficit, pero si no, éste iba engordando progresivamente con lo que a lo largo de un año el problema acumulado podría ser importante.

Aparentemente, el principal beneficio que FCA obtenía era poder seguir diciendo que sus ventas mensuales han venido creciendo continuadamente desde que el grupo italiano Fiat rescató de la quiebra a la americana Chrysler en el año 2000, es decir por 69 meses consecutivos.

Según la denuncia, FCA ofrecía a cambio de falsear las ventas un mayor suministro de sus modelos de más venta al concesionario que entraba en el juego e incluso unos bonos en forma de fondos para la cuenta de publicidad del concesionario, bonos que alcanzaban varias decenas de miles de dólares, ventajas de las que no disfrutaban los concesionarios que no se prestaban a falsificar sus ventas mensuales.

Desde FCA se ha emitido un comunicado en el que se asegura que, tras investigar el asunto, la denuncia de los dos concesionarios ─Napleton Arlington Heights (Illinois) y Napleton Northlake (Florida)─ no tiene fundamento alguno y que se trata de la reacción de un par de concesionarios a los que FCA viene reclamando desde hace tiempo que cumplan todos los compromisos que adquirieron al ser nombrados concesionarios del fabricante italoamericano.

Conviene reseñar que en estos momentos que el mercado estadounidense es la principal fuente de ingresos de FCA, generando el 85 por ciento de sus beneficios antes de impuestos y amortizaciones.

¿Tal para cual?

Lo cierto es que tampoco FCA es un ejemplo de pureza en lo que atañe a su historial estadounidense. Así, el año pasado, su filial Maserati, fue acusada de haber engordado sus ventas en Estados Unidos durante diciembre de 2014, casi duplicando las reales, al registrar como vendidas 105 unidades de su modelo Ghibli, que ni siquiera habían sido aún entregadas a los concesionarios de aquella marca.

FCA también las ha tenido gordas con la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA), la agencia federal dependiente del Departamento de Transportes que entiene en materia de seguridad de los automóviles. Sin ir más lejos, en julio del año pasado, dicha agencia impuso a la italoamericana una multa de 175 millones de dólares (unos 160 millones de euros) de los que 140 millones debían ser abonados en metálico y los 35 millones restantes quedaban pendientes, cual espada de Damocles, y que FCA debería hacer efectivos si volvía a reincidir en no llevar a cabo con suficiente diligencia la reparación de los vehículos que la NHTSA ordenaba que fueran revisados.

Y FCA no debió hacerlo puesto que diciembre último la NHTSA atizaba al fabricante una nueva multa de 70 millones de dólares por no facilitar a la agencia datos completos de los accidentes, muertes y heridos en que se habían visto implicados los coches y vehículos comerciales vendidos por FCA en Estados Unidos.

¡Todo un ejemplo!