viernes, 10 de febrero de 2017

EL RESPONSABLE DE DAIMLER TRUCKS, WOLFGANG BERNHARD, DEJARÁ EL GRUPO ALEMÁN

Había anunciado a la prensa de su país que no tenía interés en renovar su contrato cuando expire en febrero del año próximo

Actualizado el 10.02.2017, a las 21:00


MADRID ─ Wolfgang Bernard, el controvertido e histriónico directivo de la industria automovilística alemana y en la actualidad responsable de Daimler Trucks, la división de vehículos industriales del grupo del mismo nombre, ha declarado al periódico alemán Der Spiegel que no tiene interés en renovar su actual contrato con el grupo alemán, contrato éste que concluirá en febrero del año que viene, aunque le ofrezcan ampliar dicho contrato.

Pese a que el lenguaje alemán no facilita los dobles sentidos de palabras y frases, esa posibilidad enriquece enormemente el lenguaje español. Por eso, nosotros podemos decir que Bernhard está sitiendo ahora en sus propias carnes el viejo adagio de que el que a hierro mata, a hierro muere.

En efecto, en febrero de 2013 y coincidiendo con la renovación en la presidencia del grupo alemán Daimler de Dieter Zetsche por tres años más -no cinco, como él pretendía- el grupo sorprendía a la industria del automóvil al anunciar también que Andreas Renschler, en ese momento vicepresidente y responsable del área de vehículos industriales, y Wolfgang Bernhard, vicepresidente de producción y compras en el área de turismos del grupo (Mercedes-Benz) iban a intercambiar sus responsabilidades a partir del 1 de abril de 2014.


Un trueque engañoso

Aparentemente, el cambio podría parecer positivo para Renschler, al que se encomendaba la reducción en 2.000 millones y para finales de 2014 de los costes de fabricación de los turismos de la estrella, al objeto de mejorar la rentabilidad de esta división y acercarla a la de sus rivales más directos: BMW y Audi. Se argumentó para justificar el trueque de responsabilidades que en medios sindicales se prefería el estilo de dirección de Renschler al de Bernhard, más drástico en sus decisiones.

Aunque Renschler estaba hasta entonces al frente de los vehículos industriales, el área de turismos no le era en absoluto ajena, ya que en sus casi 25 años en Daimler, había tenido oportunidad de poner en marcha la primera fábrica de turismos Mercedes en Alabama (USA), a comienzos de los 90, lanzar el primer SUV de la firma (su serie M) y, algo más recientemente, introducir en el mercado las clases C y S, muy importantes para la consecución de los objetivos de rentabilidad de Mercedes. Por el contrario, Bernhard, no sabía nada de camiones ni de autobuses. De hecho, una de las primeras cosas que hizo al anunciarse la permuta de cargos fue sacar a toda prisa el carné de conducir estos vehículos, que no lo tenía.

Como durante algunas decenas de años, para llegar a la presidencia de Daimler era imprescindible pasar por la jefatura de industriales ─el propio Zetsche lo había hecho y su predecesor, Jürgen Schrempp, también─ siempre se había pensado que el sucesor natural de Zetsche era Renchsler. Pero he aquí que la designación de Bernhard como responsable de Daimler Trucks fue interpretada como un paso necesario para suceder a Zetsche, que siempre había manifestado sus preferencias por Benhardt, que a comienzos delos años 2000 le hizo compañía durante unos cuantos años en la cúpula directiva de la hoy desaparecida DaimlerChrysler, el fracasado macroproyecto de Jürgen Schrempp.

Bernhard (53 años) que tras la aventura de DaimlerChrysler pasó unos años en Volkswagen, era un par de años menor que Renschler, por lo que con Zetsche recién renovado como presidente de Daimler, Bernhard tenía tiempo de pasar el período reglamentario en la división de vehículos industriales del grupo y así poder suceder canónicamente a Zetsche.

Una dorada vía muerta

Pero claro, aquello suponía que Renchsler quedaba en una vía muerta; con raíles dorados, pero muerta. Así que en febrero de 2014, Renschler anunciaba que abandonaba voluntariamente su puesto y justificaba su decisión declarando al Wall Street Journal que ésta obedecía a que los candidatos a suceder a Zetsche tenían edades muy parecidas y que si Zetsche quería seguir en la presidencia por otros 6 años, él (Renschler) no iba a estar muy contento haciendo su trabajo en Daimler. Obviamente, Renschler no se marchaba a su casa, sino que había aceptado la oferta que desde Volkswagen llevaban tiempo haciéndole para que fuese el responsable de la recientemente creada división de vehículos industriales de los de Wolfsburg, la cual iba a agrupar los intereses de MAN y Scania y que luego pasaría a denominarse VW Truck and Bus.

En aquél momento, además de Benhard, los candidatos a relevar a Zetsche eran Bodo Über, vicepresidente financiero del grupo Daimler, y Hubertus Troska, por entonces destinado en China pero que había sido director comercial de Daimler Trucks. Pero en febrero de 2015, Daimler promocionó al sueco Ola Källenius, que a sus 46 años era bastante más joven que todos los demás, nombrándole responsable de I+D y miembro del comité de dirección del grupo, una decisión que fue interpretada desde dentro de la propia Daimler como el comienzo de la carrera del sueco a la sucesión de Zetsche.

Y esto explicará al lector por qué decíamos párrafos atrás que Wolfgang Bernhard podía estar experimentando ahora en sus propias carnes aquello de que el que a hierro mata, a hierro muere.