martes, 7 de febrero de 2017

LA RANA Y EL ESCORPIÓN

La conocida fábula enmarca en esta oportunidad las relaciones entre la industria del automóvil y el Ministerio de Hacienda



MADRID ─ Cuentan que una vez un escorpión le pidió a una rana que le ayudara a cruzar el río prometiendo no hacerle daño alguno. La rana accedió a ello y permitió que el escorpión se subiera a sus espaldas, pero cuando estaban ya en medio del río, el escorpión picó a la rana y ésta, sorprendidísima, le preguntó: ¿por qué me has clavado tu aguijón?, no ves que ahora moriremos los dos, ante lo que el escorpión contestó: no he tenido más remedio, es mi naturaleza. La fábula, que algunos atribuyen a Esopo aunque no hay seguridad de que fuera él su creador, se nos ha venido inmediatamente a la cabeza en cuanto hemos sabido de la airada respuesta de algunos estamentos de la industria del automóvil ante el reciente anuncio por parte del ministro Montoro de que Hacienda está estudiando gravar con nuevos impuestos a los vehículos de motor.

Nada más enteramos a través del diario económico EXPANSIÓN de que durante la entrega del Premio Coche del Año de Prensa Ibérica, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, había indicado que la fiscalidad del automóvil podía y debía ser mejorada con el fin de favorecer a los vehículos más innovadores, más seguros y más respetuosos con el medio ambiente, emitimos desde esta web-blog un comunicado de alcance señalando que nosotros pensábamos que las palabras del ministro Montoro debían interpretarse como que quería recaudar aún más a base de gravar (sablear) con nuevos impuestos a los vehículos menos innovadores -ignorábamos que el Ministerio de Hacienda hubiera establecido un premio a la innovación- suficientemente seguros -porque, si no, deberían ser retirados por las ITV o, de lo contrario, ser las ITV las retiradas al no cumplir su misión- y supuestamente -recordemos el dichoso Dieselgate- menos respetuosos con el medio ambiente, que, entre todos, son la inmensa mayoría y así se podía trincar más.

Pues bien, nos han llegado ya los ecos de la airada intervención de Juan Antonio Sánchez Torres, presidente de GANVAM, en algunos medios de comunicación, reclamando que dejen en paz al automóvil y arremetiendo contra la supuesta epidemia de autofobia que padece nuestro país, las políticas nefastas de los ayuntamientos de cara a limitar el acceso de los automóviles al centro de las ciudades achacando a éstos la culpa de la contaminación de las mismas y pasando por alto lo que contaminan las industrias, las calefacciones y hasta la propia electricidad ─¿es esto último una sorprendente pronunciación del presidente de GANVAM contra los vehículos eléctricos o se trata de un desliz?.

¡A buenas horas, mangas verdes!

¡Demasiado tarde!. La pataleta de nada servirá ahora que a la rana le han clavado el aguijón. Las ranas deben tener siempre muy claro que entre ellas y los escorpiones debe haber siempre una línea muy clara de separación. No basta con que no se suban a sus espaldas, sino que ni siquiera deben pasear con ellos.

Era evidente que pese a todos estos años de dar jabón al Ministerio de Hacienda para que aprobase los planes de subvenciones con que incentivar la renovación del parque y cantarle incesantemente los pingües beneficios que supuestamente generaban esas subvenciones en forma de impuestos, se estaba corriendo el gravísimo peligro de despertar la avaricia recaudadora del insaciable Ministerio de Hacienda.

Si, como se había venido diciendo años atrás, la industria del automóvil hubiera dejado de reclamar planes como el PIVE al aproximarse las ventas de vehículos a los niveles pre-crisis, puede que al ministro Montoro no se le hubiera manifestado el instinto natural que llevó al escorpión a matar a la rana a sabiendas de que con ello él mismo se ahogaría en el río. La subida del impuesto de matriculación que parece considerar Montoro podría afectar, según GANVAM, a 830.000 vehículos. ¿cuántos de ellos dejarán de ser comprados por ese motivo y cuánto IVA dejará de recaudar Hacienda por ese motivo?.

En fin, nadie podrá acusarnos de oportunistas pues en esta web-blog se ha dejado siempre muy claro  nuestra oposición a los planes de ayuda a la venta de automóviles con la excusa de una renovación del parque de automóviles del que hasta comienzos de año se había dicho que la mitad de los vehículos que se conformaban tenía una edad media de algo más de 11 años.

A vueltas con el envejecimiento del parque

Ahora, los estamentos de la industria española del automóvil han decidido redondear esa edad media llevándola a 12 años. Pues bien, aparte de recordar que la Dirección General de Tráfico (DGT) sigue ─que sepamos nosotros─ sin aclarar que pasó con los 2,7 millones de vehículos, lógicamente cargadísimos de años, que figuran en sus registros y que no sabe si siguen circulando, si fueron achatarrados o abandonados sin ser dados de baja y que inevitablemente distorsionan de manera muy notable la edad media de nuestro parque, aparte de eso, decíamos, el envejecimiento del parque de automóviles es un fenómeno que se registra a escala mundial.


En Estados Unidos, la edad media de su parque es también de 12 años y nadie se clava de rodillas ante la Casa Blanca para lamentar el impacto que ello puede tener en la seguridad de dicho parque. Simplemente, se achaca el fenómeno de envejecimiento a algo tan natural como que los vehículos van siendo cada vez mejores y duran más.

El fenómeno de envejecimiento del parque es tan general que grandes compañías del sector del automóvil llevan tiempo aprestándose a sacar todo el partido que puedan de esa evolución. Así, Ford acaba de sacar al mercado una nueva marca de recambios (Omnicraft) para que sus talleres oficiales también puedan reparar vehículos de otras marcas usando la polivalente oferta de Omnicraft. También Federal-Mogul, la compañía controlada por el multimillonario Carl Icahn, lleva años invirtiendo en la compra de grandes cadenas de distribución de recambios con el objetivo de canalizar a través de ellas las piezas fabricadas por Federal-Mogul, etc.

¡Y a ninguno de ellos se les ha ocurrido pedir un plan PIVE!.