sábado, 4 de febrero de 2017

DEJA VOLKSWAGEN SU DIRECTORA DE BUENAS PRÁCTICAS

Había llegado al grupo alemán sólo mes y medio después de que estallara el escándalo del fraude en las emisiones de sus motores


Christine Hohmann-Dennhardt, ex
responsable de buenas prácticas y
miembro del,consejo de Volkswagen
MADRID ─ La salida del consejo del grupo Volkswagen (VW) de Christine Hohmann-Dennhardt, su responsable de buenas prácticas y la primera mujer que había conseguido acceder a lo más alto de dicho grupo, ha hecho correr bastante tinta no sólo por su corta permanencia en el puesto ─apenas quince meses─ sino porque desde Wolfsburg se ha filtrado que Christine ─permítasenos referirnos a ella por su nombre de pila, dada la longitud y complejidad de su apellido compuesto─ deja su puesto acompañada por una importante cantidad de dinero en concepto de indemnización, tan importante que ha levantado la suspicacia de muchos haciéndoles pensar que ha salido de VW con la boca bien tapada.

Christine, que cumplirá 67 años el próximo 30 de abril, llegó a VW poco después de que estallara el escándalo de los dispositivos que el grupo había instalado en algunos de sus motores Diesel para falsear las emisiones de óxido de nitrógeno (NOx), las cuales eran ajustadas a los límites legales cuando el vehículo estaba parado para darles luego barra libre ─quizá mejor escape libre─ cuando se ponía en movimiento. La misión de Christine era tratar de implantar en Volkswagen una política de buenas prácticas, a semejanza de lo que había estado haciendo en el grupo rival Daimler.

Christine había estudiado Derecho en la Universidad de Tubingen (Alemania) para en 1975 convertirse en profesora de Derecho Social en la Universidad de Hamburgo. Desde 1977 a 1981 fue profesora de Derecho Civil y Laboral en la Universidad de Francfort, que era donde había conseguido un doctorado en 1979. Algún tiempo después basculó hacia el ejercicio del Derecho en los tribunales alemanas, donde fue escalando responsabilidades hasta ser nombrada ministra de Justicia del estado de Hessen en 1991, desempeñando ese cargo hasta 1998. De enero de 1999 a febrero de 2011, fue miembro del Primer Senado del Tribunal Constitucional Federal.

En ese momento, siendo ya obviamente una persona muy curtida y con casi 61 años a sus espaldas, Christine salta a la empresa privada al ser fichada por el grupo Daimler y designada responsable de Integridad y Asuntos Legales, un puesto creado para ella.

Llega a VW poco después de que se destape el escándalo

Aunque fue oficialmente el 1 de enero de 2016 cuando Christine se hizo cargo en VW de una responsabilidad similar a la que desempeñaba en Daimler ─desde luego con más nivel jerárquico─ tenemos alguna información que la sitúa ya en Wolfsburg, sede central del grupo VW, a finales de octubre de 2015, apenas mes y medio después de que estallara el asunto de las emisiones, posiblemente para ir conociendo la organización en la que iba a trabajar.

Pues bien, Chistine ha dejado el grupo Volkswagen tras llegar a un acuerdo amistoso para abandonar su puesto. Según circula en algunos medios estadounidenses, que a su vez citan al Frankfurter Allgemeine Zeitung, la amistad ascendería a entre 12 y 16 millones de dólares (entre 11 y 15 millones de euros al cambio actual), cifra que se incrementará con una paga de 8.000 euros cada uno de los meses que transcurran desde la salida de Christine hasta que se llegue a la fecha prevista inicialmente para la conclusión de su contrato.

Según el referido periódico alemán, Christine chocaba frecuentemente con Manfred Döss, quien pese a ser un subordinado suyo, es también una persona muy cercana a las familias Porsche y Piëch, que controlan el grupo VW. Parece que Döss era muy crítico con la labor de Christine como directora de buenas prácticas.

Es normal que el seleccionado para un puesto como el que Christine fue a desempeñar en VW ─tanto más con la edad y el nivel de Christine─ blinde su contrato estableciendo indemnizaciones millonarias para el caso de que éste sea cancelado antes de su conclusión.

Una indemnización muy generosa

Pero aún así, las cifras que se manejan parecen un tanto abultadas, lo que ha dado que pensar que también persigan que Christine pueda hablar más de lo debido en ciertas instancias y en este sentido conviene tener en cuenta la larga carrera judicial de Christine, algo sin duda preocupante para VW en un momento en que las autoridades de Alemania y algún otro país europeo se ven muy presionadas por la opinión pública para que actúen contra el constructor de automóviles y consigan que indemnice a los automovilistas de esos países que compraron vehículos con los sistemas de falseo de las emisiones en los motores Diesel.

Naturalmente, estos acuerdos llevan incluidas también durísimas cláusulas de confidencialidad por ambas partes que no es pensable que Christine vaya a violar. Pero por eso mismo, la situación en que se la coloca ante sus antiguos compañeros de la judicatura es un tanto difícil, ya que si en el poco tiempo que ha estado en VW ha sabido de actuaciones poco decorosas por parte de la compañía, debería ponerlas en conocimiento de las autoridades, especialmente cuando ella había sido contratada para establecer una política de buenas prácticas.

Ciertamente, no es esperable que Christine vaya a ir ahora a denunciar voluntariamente hechos ilegales relacionados con VW o facilitar datos que puedan conducir a descubrirlos. Pero el problema podría volverse contra la propia Christine si un tribunal alemán ─sus colegas por muchos años─ decide un día de éstos llamarla a declarar. ¿Cómo debería actuar Christine si durante su estancia en VW han pasado por sus manos documentos que demostraban fehacientemente que la alta gerencia del grupo sabía sobradamente que se estaban usando los sistemas de falseo de emisiones contaminantes?.