► El Salón del Automóvil de Los Ángeles muestra un panorama radicalmente opuesto al que hace un par de meses podía deducirse de la actitud de los fabricantes de automóviles en el Salón de París
MADRID ─ Las informaciones que llegan a este lado del Atlántico sobre el desarrollo del Salón del Automóvil de Los Ángeles, en California, dan un vuelco total al panorama que a su cierre parecía haber dejado el Salón de París por lo que concierne a los coches eléctricos y su futuro. No es que en el certamen de Los Angeles no se hayan presentado automóviles con propulsión eléctrica, que sí los ha habido, pero allí el ambiente que percibimos, al menos desde aquí, es apreciablemente distinto del mundo de yupi en el que parece vivir ya de manera permanente la sociedad europea occidental y que tras el Salón de París llevó a los legisladores alemanes a plantearse la prohibición de los motores de combustión interna en la Unión Europea a partir de 2030, haciendo que el mismísimo Dieter Zetsche, presidente ejecutivo del grupo alemán Daimler tuviera que salir a aclarar en público que pese a la borrachera voltaica de París, ellos pensaban seguir desarrollando los motores de explosión.
En efecto y pese a todo el bombo y platillo con que se anuncia cualquier noticia sobre los coches eléctricos, lo que está primando en la presente edición del Salón de los Angeles son los grandes SUV y camionetas (pickups), que son los que mayores beneficios proporcionan a los fabricantes de automóviles y mayores satisfacciones a los automovilistas.
Por más que Tesla Motors haya anunciado en el Salón de Los Ángeles que ya tiene 400.000 prepedidos de su berlina Modelo 3 ─que debería ser lanzada al mercado en 2018─ y que concretamente las ventas de coches eléctricos han crecido un 12,6 por ciento en los diez primeros meses del presente año en comparación con el mismo período del año pasado, lo cierto es que estas ventas sólo representan un 0,5 por ciento del total de vehículos vendidos. en su conjunto, en el mercado estadounidense los inadecuadamente denominados coches limpios ─eléctricos, híbridos enchufables, etc.─ llevan ya cinco años de contracción de ventas a consecuencia sobre todo al descenso del precio de la gasolina.
Audi aún piensa en vender SUV Diesel en EEUU
De hecho, Audi, cuando todavía está en la mente de todos el escándalo sobre el falseamiento de emisiones que ha afectado a los coches con motor Diesel de Volkswagen y de ella misma, y a pesar de que en Los Ángeles se ha presentado como una marca casi consagrada en el futuro a los vehículos eléctricos, ha admitido, por boca de Scott Keogh, presidente ejecutivo de Audi de Norteamérica, que podría lanzar en aquel mercado su SUV Q7 con motor Diesel.
Y es que, como decíamos, nadie tiene claro cuáles son las perspectivas reales de desarrollo de los coches eléctricos, sobre todo ahora que, con la llegada de Donald Trump al poder no se sabe si se seguirá consintiendo que California tenga su propia normativa sobre los vehículos ecológicos o si se seguirán permitiendo las subvenciones a la compra de estos vehículos.
Ya antes de que Trump ascendiera a los altares, BMW, por ejemplo, venía vendiendo muy pocas unidades de su modelo estrella, el i8, que aunque se presenta como un competidor del Tesla S de mayores prestaciones, no es en realidad un eléctrico puro ya que aunque tiene un propulsor eléctrico de 129 caballos, éste es complementado con un motor de 3 cilindros con doble turbocompresor e inyección directa que rinde 228 caballos y que puede empujar al i8 al mismo tiempo que el motor eléctrico.
También han bajado mucho las ventas del BMW i3, un vehículo asimismo mixto, con un motor eléctrico y otro de combustión interna, que se sitúa en el extremo más bajo de la gama del constructor alemán y que se ofrece como alternativa al Tesla modelo 3 y al Chevy Bolt que General Motors (GM) ha llevado también al Salón de Los Ángeles.
Producción sosegada del Bolt
El Chevy (de Chevrolet) Bolt en el momento de ser situado en el stand de la marca en el presente Salón de Los Angeles |
A este lado del Atlántico se ignora con mucha frecuencia que si los fabricantes estadounidenses de automóviles siguen produciendo coches eléctricos pese a sus cortísimas cifras de venta es, en buena medida, para poder seguir vendiendo los coches de siempre. Si Trump no lo impide, California exigirá que, a partir de 2025, el 15 por ciento de los automóviles vendidos en ese estado deberán corresponder a modelos de los denominados limpios y aquí conviene recordar que esos coches supuestamente limpios lo único que hacen es trasladar las emisiones de la salida de su tubo de escape a las centrales productoras de la energía eléctrica que necesitan para recargar sus baterías.
Por todo ello, da la sensación de que el desarrollo de las ventas de los coches eléctricos puede haber entrado en un punto muerto y no sólo por el bajo precio actual de la gasolina sino también porque en todos los sondeos de mercado que se han realizado recientemente, los encuestados no acaban de definir de manera clara si estarían dispuestos a que su próximo vehículo sea de este tipo.
La propia Asociación Nacional de Distribuidores de Automóviles (NADA en su acrónimo inglés) admite que la demanda está retornando nuevamente hacia las camionetas y los SUV, advirtiendo de que si se cumple la previsión de que en 2017 van a venderse 17,1 millones de coches nuevos, los pickups ligeros representarán un 60 por ciento de dichas ventas, frente al 50 por ciento a que llegaron a bajar en 2013.