viernes, 21 de enero de 2022

EL CAMIÓN MÁS ANTIGUO DEL MUNDO QUE AÚN SE CONSERVA ES DAIMLER

🔸 Fue construido en 1898 y puede admirarse en el museo que Mercedes-Benz tiene en Stuttgart; su motor de dos cilindros daba una potencia de 5,6 caballos y podía llevar una carga de 1.250 kilos

El camión que construyó Daimler-Motoren-Gesellschaf en 1898 y que
está considerado como el más antiguo del mundo que aún se conserva
MADRID ─ Daimler-Motoren-Gesellschaft (DMG) construyó su primer camión en 1896 pero, desgraciadamente, ese vehículo no se conserva. Sin embargo, los aficionados a la historia del camión nos podemos consolar un tanto sabiendo que sí ha llegado hasta nuestros días uno un poquito mayor, hecho en 1898, que aún se conserva en el Museo de Mercedes-Benz en Stuttgart. Este vehículo iba propulsado por un motor de dos cilindros y 1.527 centímetros cúbicos de cilindrada que daba una potencia de 5,6 caballos a 720 revoluciones por minuto que le permitían alcanzar una velocidad máxima de 12 kilómetros por hora en vacío y mover una carga de 1,25 toneladas, lógicamente a una velocidad más reducida pero, eso sí, que podía mantenerse en el tiempo.

La suspensión del eje posterior, el único que disponía de frenos, era
por muelles helicoidales, sobre todo con el fin de proteger la carga
Los primeros clientes de estos camiones fabricados por DMG fueron las fábricas de cerveza. En concreto, el vehículo que comentamos en este artículo podía transportar hasta 12 barriles de cerveza, cada uno con una capacidad de alrededor de 60 litros y desembarcó en un entorno dominado aún por los carros tirados por caballos sobre todo en los trayectos urbanos o de cercanías, ya que en recorridos más largos el dominio correspondía al ferrocarril y al barco.

Los carreteros de entonces enseguida se percataron de que el camión era mucho más barato de mantener que un establo lleno de caballos y mucho más rápido que los carros tirados por estos.

Concepto básico con tecnología sofisticada

Cuando se analiza el vehículo que DMG construyó en 1898, uno se da cuenta enseguida de que el concepto es muy básico, muy elemental. Se trata de una simple plataforma de carga sobre ruedas de madera propulsada con un motor de combustión interna.

La plataforma de carga era la pieza fundamental del concepto de camión
que DMG construyó en 1898 como una evolución del carro de caballos
Aunque era solo dos años más joven que el primer camión de DMG, que se vendió en Inglaterra en 1896, su tecnología ya había evolucionado significativamente. Por ejemplo, el motor ahora está ubicado en la parte delantera debajo del asiento del conductor, y el camión se dirige mediante un mecanismo que sustituía a las primitivas cadenas. La transmisión de potencia mediante piñón en la rueda anticipaba el moderno eje planetario exterior. La refrigeración del motor se llevaba a cabo por medio de un radiador tubular y se disponía de  tres frenos, que actuaban en ambas ruedas traseras así como en la polea de la correa de transmisión. No hay que escandalizarse porque solo llevara frenos en el eje trasero, pues el freno en el eje delantero no se introduciría hasta muchos años después.

Sobre todo, una herramienta de trabajo

Acostumbrados a las muchas comodidades que hoy encuentra el conductor en la cabina de los camiones modernos, puede asustar el carácter espartano del entorno del conductor de aquel vehículo de 1898. Y es que en aquellos tiempos estos vehículos tenían como objetivo principal el transporte de la carga, siendo muy secundaria la comodidad del conductor que, como en los carros de caballos no dispone de una cabina y sigue expuesto al viento y a las inclemencias del clima.

El volante del camión que DMG construyó en 1898 era de hierro
Es más, como el conductor del carro de caballos, el de aquel camión solía tener a mano una manta de caballo en su banqueta, que no butaca, detrás de un volante de hierro horizontal. En cualquier caso, el conductor ya se beneficiaba de unos ejes suspendidos por ballestas en la parte delantera y muelles helicoidales en la parte trasera, aunque, a fuer de sinceros, esas suspensiones no pretendían elevar la comodidad del conductor sino, sobre todo, proteger la carga y el motor de las vibraciones.