jueves, 5 de febrero de 2015

URGEN A LEAR A QUE SE DIVIDA EN DOS PARA AUMENTAR SU VALOR BURSATIL

Marcato, un fondo de capital riesgo, se muestra convencido de que, con ello, el valor en bolsa del proveedor estadounidense de asientos y electrónica para el automóvil podría elevarse un 45 por ciento 



Matthew J. Simoncini, presidente ejecutivo
de Lear
MADRID ─ Marcato Capital Management, un fondo estadounidense de capital riesgo que controla el 4,6 por ciento del capital de Lear, un proveedor de equipos y componentes para el automóvil con la misma nacionalidad, ha dirigido a Matthew Simoncini, presidente ejecutivo de Lear, una carta en la que le pide que considere la posibilidad de convertir a al proveedor en dos compañías independientes, una para la fabricación de asientos para coches y la otra para la producción de componentes electrónicos. El motivo es muy claro para Marcato: de esa manera, el valor bursátil combinado de las dos compañías se elevaría en nada menos que un 45 por ciento respecto al valor presente de Lear en bolsa.

La noticia ha revolucionado a la prensa financiera de Estados Unidos, que ha vuelto a revivir momentos no demasiado lejanos ─cuestión de sólo unos meses─ en que Federal-Mogul y Visteon contemplaron también esa posibilidad de escisión en dos compañías, aunque en el caso de estos dos últimos proveedores el fin último de tal escisión era la venta de una de las dos compañías resultantes.

En un comunicado, Lear ha respondido que se lo pensará. Lógicamente, no lo ha dicho de manera tan coloquial, sino que ha ratificado su permanente disposición a escuchar cuantas sugerencias puedan venir de sus accionistas y Marcato, como ya se ha indicado, es uno de ellos desde hace casi tres años.


Es la segunda vez que el comité de dirección de Lear sufre una acometida de un inversor agresivo. En 2007, fue Carl Icahn ─el multimillonario que controla, entre otras muchas cosas, una parte importante del capital precisamente de Federal-Mogul desde su compañía Icahn Enterprises─ el que ofreció comprar Lear por 2.900 millones de dólares (unos 2.540 millones de euros al cambio actual), una operación que fue rechazada por los accionistas de Lear por considerarla muy baja.

Según manifestaciones de Michael McGuire, socio de Marcato, es importante que Lear recompre en bolsa sus acciones, en una cantidad equivalente al menos a 1.000 millones de dólares. En realidad, Lear ya tenía dede hace tiermpo un programa de recompra de las mismas, aunque puede que no al ritmo que le gustaría a Marcato, quizá para no hacer ella misma que el precio de sus acciones se encarezca. De hecho, Lear asegura que la cotización en bolsa de sus acciones subió un 22 por ciento en 2014.

Hay prisa 

Ya hace casi dos años, Lear se había comprometido con Marcato y Oskie Capital Management a acelerar el proceso de recompra y a ampliar el consejo a 9 personas, en lugar de las 8 que tenía. El compromiso permitió evitar entonces un enfrentamiento abierto con esos dos fondos de capital riesgo, que ahora podría llegar a producirse, ya que en Marcato tienen prisa, pues han sugerido que la escisión de Lear en dos compañías independientes podría anunciarse en el plazo de tres meses y completarse en el plazo de un año.

Lear facturó 17.700 millones de dólares en 2014, un 9 por ciento más que en 2013, una cifra generada en sus tres cuartas partes por la fabricación de asientos para automóviles y la cuarta parte restante por los equipos y sistemas electrónicos para el automóvil. Los beneficios netos ascendieron a 431 millones de dólares, una cifra que algunos accionistas consideran un tanto exigua. La previsión para 2015 es facturar del orden de 18.500 a 19.000 millones de dólares, con unos beneficios netos de entre 720 y 755 millones.

El gigantismo a que han sido llevados en las dos últimas décadas los principales proveedores mundiales de equipos y componentes para el automóvil en aras de obtener unas economías de escala cada vez mayores parece estar desesperando a los inversores más activos, que se encuentran ante mastodontes que se mueven muy despacio y que generan unos márgenes muy limitados desde el punto de vista de estos inversores. De ahí que se esté percibiendo cada vez más presión desde los fondos de capital riesgo y las compañías de gestión de inversiones, que desean meter el bisturí cuanto antes y acabar con los megaproveedores.