• La sanción del Ministerio de Transporte quiere castigar la falta de cooperación del proveedor japonés para solucionar el problema de los airbag-bomba fabricados por éste
MADRID ─ A las autoridades estadounidenses se les están hinchando las narices con la falta de cooperación de Takata, un proveedor japonés de airbags, para solucionar un problema detectado en éstos, que ha dado lugar ya, que se sepa, a seis víctimas mortales, siete si se considera que una de ellas era una mujer embarazada. Por motivos que Takata aún no ha sido capaz de explicar, algunos de esos airbags pueden activarse y estallar, arrojando metralla sobre la cara de los ocupantes de la primera fila de asientos del vehículo. El asunto ha forzado a una docena de fabricantes de automóviles a llamar a revisión a casi 17 millones de vehículos para reemplazar por otros nuevos los airbags objeto de la controversia, evitando con ello que siga produciéndose el problema. Pero en la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA), el organismo dependiente del Ministerio de Transporte que se encarga de vigilar la seguridad de los automóviles, están ya hartos y acaban de comunicar a Takata que le van a imponer una sanción de 14.000 dólares diarios (unos 12.346 euros, al cambio actual) hasta que solucione de una vez el problema.
Ya antes de que acabase 2014, la NHTSA había intentado forzar a Takata a que realizara ella la llamada a revisión a escala nacional de los vehículos potencialmente afectados, pero el proveedor sólo se mostraba dispuesto a hacer esa llamada en algunos estados, cuyo clima tenía habitualmente un alto grado de humedad y temperatura. Ante la insistencia de la NHTSA en que esa llamada tenía que tener alcance nacional, Takata recordó al organismo estadounidense que no tenía autoridad sobre los proveedores, sino sólo sobre los fabricantes de vehículos y que, en consecuencia, estaba en su derecho a negarse a hacer la revisión que reclamaba la NHTSA.
Pues bien, las iras del regulador estadounidense se hicieron patentes en forma de dos sanciones de 35 millones de dólares cada una a Honda que, junto con BMW, Chrysler, Daihatsu, Ford, General Motors, Mazda, Mitsubishi, Nissan, Subaru y Toyota completa la docena de fabricantes de automóviles que han usado airbags de Takata en algunos de sus vehículos, sanciones que fueron comunicadas a Honda en los últimos días del año pasado. Todo hace pensar que la NHTSA, que sólo está capacitada legalmente a imponer sanciones de 35 millones de dólares como máximo, aprovechó un subterfugio para imponer una sanción mucho más ejemplarizante a Honda ─que, por otro lado, era la compañía con más vehículos afectados por el problema, amén de tener un 1,2 por ciento de participación en el capital de Takata─ imponiendo dos sanciones máximas por dos motivos distintos.
Cajones de documentos sin clasificación alguna
Pero lo de Takata la verdad es que pasa ya de castaño oscuro, pues aparte de no haber sido capaz aún de explicar cuál es el problema que hace que sus airbags estallen, tampoco ha comunicado a la NHTSA qué parte de los vehículos potencialmente afectados han sido revisados ya. Es más, el regulador estadounidense se queja de que lo único que ha conseguido hasta ahora de Takata es un aluvión de documentos que suman 2,4 millones de páginas sin guía alguna que faculte un acceso sistemático a su contenido.
La NHTSA cree que sólo un 10 por ciento de los vehículos afectados en Estados Unidos habían sido revisados a finales de 2014 y ha terminado por pedir a todos los propietarios de automóviles de las marcas relacionadas en párrafos precedentes que cambien cuanto antes los airbags de sus vehículos como medida de precaución.
¿Y qué ha dicho Takata al respecto?. Pues publicó un comunicado en el que manifestaba su sorpresa y malestar por la actitud del Ministerio de Transporte y su agencia y por decir que Takata no estaba colaborando con ellos. Hasta ahora llevamos entregados 2,5 millones de páginas en documentos sobre el problema ─ya se ha dicho lo que opinan en la NHTSA sobre esa documentación─ y hemos mantenido reuniones con los ingenieros de la NHTSA de manera regular, decían desde Takata en el comunicado.
Estamos colaborando con los fabricantes de automóviles y hemos aumentado significativamente nuestra producción de airbags para afrontar la sustitución de los que ahora llevan los vehículos en circulación, colaborando incluso con otros proveedores de estos dispositivos de seguridad y estamos en trance de potenciar nuestro esfuerzo para acelerar la sustitución de los airbags supuestamente peligrosos en las zonas geográficas en las que puede haber más riesgo.