🔸 Se trata de un software que controla la desactivación de los cilindros y que ha sido desarrollado por Tula Technology, una compañía independiente que asegura haberla experimentado ya con éxito en algunos motores de gasolina de General Motors
El motor Cummins X15 de 6 cilindros en línea usado en las pruebas de la tecnología dDSF tiene 500 caballos de potencia y un par máximo de giro de 2.508 Nm |
Según indican desde Cummins, el proyecto comenzó a principios de 2019 con el objetivo de optimizar las estrategias de desactivación de cilindros para motores Diesel, lo que podría contribuir a recortar las emisiones mencionadas. El trabajo experimental se llevó a cabo en un motor Cummins X15 de 6 cilindros de la serie Efficiency.
General Motors viene aplicando la tecnología Dynamic Skip Fire (DSF) de Tula desde 2018 en sus motores de gasolina 8 cilindros en V con 5,3 y 6,2 litros de cilindrada aunque llamándola Dynamic Fuel Management. Dicha tecnología permite que el motor desactive los cilindros de manera individual con hasta 17 cadencias distintas.
En el caso de los motores Diesel, la desactivación de los cilindros permite un mejor control de la temperatura de los gases del escape y eso se traduce en una mejoría muy notable de la eficiencia del sistema SCR (el de reducción catalítica selectiva que usa el AdBlue) de postratamiento de los gases generados en la combustión del gasóleo y en la reducción de las emisiones de NOx por el tubo de escape se logra principalmente mediante el control optimizado de la temperatura de escape, lo que se traduce en una muy importante mejoría.
La tecnología dDSF también consigue reducir las emisiones de CO2 a través de mejoras en la combustión y un menor bombeo de gasóleo, pero la mayor parte de esa reducción procede del recorte que se consigue en el consumo de combustible.
Los dos socios creen que las emisiones de NOx se podrían llegar a reducir en un 45 por ciento, aunque el recorte de las de CO2 sería mucho menos cuantioso, de alrededor del 1,5 por ciento.
La colaboración entre Cummins y Tula, frenada por la crisis del COVID-19, continuará en los frentes de la optimización del sistema, el control de emisiones acústicas (ruido), la reducción de las vibraciones y otros problemas propios de las aplicaciones más comunes de los vehículos industriales.
Se espera que los avances que se vayan logrando en este proyecto conjunto ayuden a abordar futuras y más estrictas normativas sobre las emisiones de NOx.