viernes, 26 de diciembre de 2014

GOLPE DE EFECTO EN TAKATA

- Una degradación y cuatro meses de importantes reducciones de sueldo para unos pocos directivos del proveedor japonés como castigo a la forma en que éstos han gestionado la crisis de los airbags



MADRID ─ El suizo Stefan Stocker, presidente y director de operaciones de Takata, el proveedor japonés cuyos airbags pueden llegar a estallar al activarse sin que aún se sepa con claridad por qué, lo que ha obligado a diez grandes fabricantes de automóviles a llamar a revisión a 20 millones de automóviles con el objeto de cambiar el dispositivo problemático, ha sido degradado y su sueldo se verá reducido en un 30 por ciento durante cuatro meses, aunque seguirá en la compañía como director ejecutivo. Por su parte, el presidente corporativo y ejecutivo de la firma, Shigehisa Takada, que se hará cargo de las responsabilidades desempeñadas por Stocker como presidente, verá reducida su paga a la mitad también durante cuatro meses. Otros tres directivos más se quedarán sin el 20 por ciento de su salario por un período equivalente. La medida, al menos a nosotros, nos parece sorprendente y hasta tiene un cierto tinte de tomadura de pelo para un asunto que fue detectado por vez primera hace una década y al que, por ahora, se achacan cinco víctimas mortales y un número mayor de heridos graves, algunos de los cuales perdieron un ojo por la metralla que el sistema pirotécnico que infla el airbag proyectó sobre su cara al estallar.

La compañía japonesa ha reconocido que un 60 por ciento de los vehículos revisados hasta ahora montaban en efecto airbags defectuosos y en Japón, donde la legislación exige que se hagan funcionar los airbags de todos los coches que se envían a la chatarra para evitar que puedan activarse luego durante el proceso de achatarramiento, se han producido al menos media docena de explosiones de la bolsa de ese dispositivo fabricado por Takata al forzar su activación.

Aunque Shigehisa Takada, el máximo dirigente de Takata, ha asegurado en una entrevista concedida hace pocos días a la agencia japonesa de noticias Nikkei que su compañía, el segundo fabricante mundial de airbags, tiene los fondos necesarios para afrontar las revisiones que haga falta, lo cierto es que Takata se ha negado a extender a todo el territorio nacional de Estados Unidos la revisión de sus dispositivos, como pretendía la National highway Traffic Safety Administration, la agencia del Ministerio de Transportes estadounidense que entiende en  materia de seguridad de los automóviles y sólo s eha brindado a hacerlo en los estados que tiene la temperatura y la humedad relativa más altas.

Importantes pérdidas a la vista

Takata ha aprovisionado 47.600 millones de yenes (unos 324 millones de euros) para atender estas últimas revisiones y ha anunciado que espera cerrar su presente ejercicio fiscal, que concluirá el 31 de marzo del año que viene, con unas pérdidas de 25.000 millones de yenes, muchos expertos consideran que esas pérdidas serán superiores a lo estimado por Takata, cuyo valor bursátil se ha reducido este año un 56 por ciento.

A los directivos de Takata se les censura la tremenda lentitud con que han reaccionado ante el agravamiento de la crisis de los airbags en estos últimos meses y también se les censura que hayan mantenido el asunto dormido durante tanto tiempo. Pero tratar de recuperar imagen con la degradación pública ─quizá también temporal, pensamos nosotros─ del suizo Stocker y la reducción descrita antes de su sueldo y la de los salarios del máximo responsable de Takata y unos pocos directivos más, suena a pamplina.

A Stocker, que lleva 19 meses en el cargo, al que llegó tras haber sido responsable de la filial de Bosch en Japón, no se le puede culpabilizar de un asunto que lleva una década coleando, pero sí de haber estado ilocalizable durante estos últimos meses, desde que el asunto saltó a las primeras páginas de los medios. Pero al resto de los directivos, con el señor Takada a la cabeza, sí se les puede hacer responsables de haber estado tan ilocalizables como Stocker, y de no haber afrontado el problema mucho antes. Pretender borrar todo eso bajándose el salario unos meses tiene, como decíamos, tintes de chirigota, que nos sabemos cómo se dirá en japonés...

Según el traductor de Google, en japonés chirigota se dice ジョーク.