domingo, 26 de abril de 2015

FERDINAND PIËCH PIERDE LA GUERRA EN EL "WALHALLA"

El presidente del consejo de vigilancia de Volkswagen presenta su dimisión con carácter inmediato tras perder un pulso con directivos y accionistas



Ferdinand Piëch se ha visto obligado a dimitir como
presidente del consejo de vigilancia del grupo Volkswagen
MADRID ─ Ferdinand Piëch, nieto del legendario Ferdinand Porsche, diseñador del Volkswagen Escarabajo ─como siempre fue conocido en España, aunque ahora el marketing se empeñe en imponernos lo de Bettle─  y durante 20 años factotum del grupo alemán Volkswagen, cuyo consejo de vigilancia presidía en la actualidad, ha perdido finalmente la guerra de dioses que él mismo desencadenó en el Walhalla de dicho grupo y se ha visto obligado a poner fin a una controvertida etapa de la historia del grupo alemán al que el propio Piëch contribuyó a convertir en uno de los principales fabricantes de automóviles del mundo en el que se han llegado a integrar hasta doce marcas distintas, incluyendo la española Seat, y que en 2014 sacó de su más de un centenar de plantas fabriles repartidas por todo el mundo suficiente vehículos para atender una cifra récord de ventas: 10,14 millones de vehículos.

Todo comenzó hace poco más de dos semanas, al saberse que Ferdinand Piëch había retirado su apoyo a su antiguo pupilo Martin Winterkorn, al que el mismo Piëch había alzado hasta el puesto de presidente ejecutivo de Volgswagen que hasta ese momento era considerado como el candidato más firme a suceder a Piëch. Este último, tras advertir a Matthias Müller, presidente ejecutivo de Porsche, la compañía que controla el 51 por ciento de las acciones ordinarias de Volkswagen, de que se preparase para tomar el relevo de Winterkorn, hizo unas declaraciones en la revista alemana Der Spiegel, en las que dejaba caer que se encontraba un tanto distanciado de Winterkorn y que en el consejo de vigilancia del grupo se respiraba últimamente un ambiente bastante crítico respecto a las últimas actuaciones de Winterkorn. ¿Motivos?. Pues en realidad no se ha filtrado ninguno. 

Al conocerse esas noticias, en medios industriales se pensó que Piëch, en una más de sus habituales actuaciones viscerales, iba a sumar un nuevo nombre a su lista personal de defenestraciones de altos ejecutivos del grupo, en la que figuran Bernd Pischetsrieder, que se vió obligado a dimitir a los pocos meses de haber sido nombrado presidente ejecutivo de Volkswagen en 2006, tras dejar el mismo cargo en BMW; Wendelin Wiedeking, presidente ejecutivo de Porsche en 2009, y, en ese mismo año, Holger Härter, director financiero de este mismo fabricante de vehículos deportivos.

Malos presagios

No llegamos a mirar ni los posos del café ni las hojas del té, pero había algo en el ambiente que hacía presagiar que Ferdinand Piëch podía convertirse en esta oportunidad en un nuevo ejemplo del dicho de que El que a hierro mata, a hierro muere. Algo hacía prever que había alguien que no estaba dispuesto a seguir soportando las consecuencias de los berrinches de Piëch y así ha sido finalmente.


Martin Winterkorn, presidente ejecutivo del grupo
Volkswagen, consiguió encontrar respaldo frente a Piëch

 e incluso puede que haya sido utilizado como arma
arrojadiza contra éste
La primera sorpresa fue la alineación en contra suya y en defensa de Winterkorn de Stephan Weil, presidente de estado alemán de la Baja Sajonia, que controla el 20 por ciento de los votos en el consejo de vigilancia del grupo Volkswagen y, sobre todo, de Bernd Österloh, presidente del comité de empresa de Volkswagen y también miembro del citado consejo de vigilancia. Luego, el anuncio de Winterkorn de que no estaba dispuesto a ceder a la primera y que pensaba luchar por mantener su puesto y sus aspiraciones. E inmediatamente después, Porsche se sumaba al frente anti Piëch.

Como Sólo entre el estado de la Baja Sajonia y Porsche controlan el 71 por ciento de los votos del consejo de vigilancia, Piëch supo que había perdido la primera batalla. De hecho, sólo entre el estado de la baja Sajonia y el comité de empresa eran ya mayoría en el subcomité que decide el cese o nombramiento de altos directivos. Pero el viejo ejecutivo (78 años) no es de los que se dan por vencidos fácilmente y en la confianza de que entre las familias Piëch y Porsche controlan el 51 por ciento de los votos, siguió moviéndose entre bastidores con la idea de cargarse a Winterkorn antes de que tenga lugar la próxima junta general de accionistas del grupo Volkswagen, que tendrá lugar en Berlín el 5 de mayo de este mismo año. 

Los vientos rotan en contra

Desgraciadamente para él, las cosas no evolucionaron según quería Piëch y, finalmente, al concluir una reunión de un comité formado por los seis más altos directivos del grupo, a la que, por cuestiones de confidencialidad, no asistió el afectado, el viejo austríaco supo que le habían dejado sólo y no tuvo otro remedio que presentar su dimisión, acompañada de la de su esposa actual Ürsula, una antigua niñera casi veinte años más joven que él, a la que hace cuatro años Piëch se empeñó en nombrar miembro del comité de vigilancia del grupo para sorpresa de propios y extraños, ya que ella no tenía la más mínima capacitación en las materias que en ese tipo de consejos se dirimen.

En el posicionamiento de alguna de las fuerzas implicadas, ha debido influir sin duda el temor a los efectos que en el plano laboral pueda tener el plan de reducción de costes en más de 5.000 millones de euros anunciado por el grupo ─que es el mayor generador de empleo de Baja Sajonia, con 120.000 puestos de trabajo─ en julio del año pasdo. Un plan que no se podrá llevar a cabo sin reducciones de plantilla, tanto más cuanto que el grupo está poniendo en marcha una fábrica en Chatanooga (EEUU) y ha anunciado recientemente que construirá otra en Méjico.

La contracción de la demanda en los mercados emergentes, con el hundimiento de Rusia, frenazo en China y graves problemas económicos en Brasil, figuran entre las circunstancias que pueden potenciar esas reducciones de plantilla en las fábricas europeas.

Otra de las incógnitas que la salida de Ferdinand Piëch plantea es qué va a pasar con los planes de crear un gran constructor mundial de camiones capaz de tratar de tú a tú a Daimler Trucks y a Volvo. Piëch ha sido uno de los principales promotores de la integración de Scania, MAN y Volkswagen Vehículos Comerciales, tres partes que, desde el primer momento y sobre todo las dos primeras, se han resistido con todas sus fuerzas a dicha integración...

No cabe duda de que el César Piëch habrá ido haciéndose a lo largo de estas últimas semanas con una larga lista de nombres a los que formular la pregunta que el emperador romano Julio César, al ser apuñalado por los que le eran más próximos, hizo a su protegido Brutus: Tu quoque, fili mi.