martes, 27 de diciembre de 2016

ENTRE MESIÁNICOS Y PREPOTENTES

La actitud de muchos de nuestros políticos es cada vez más impresentable, encumbrándose con frecuencia en un pedestal que su formación, no ya técnica sino como personas, no justifica en absoluto



Paz Valiente, directora general de Sostenibilidad y Control
Ambiental del Ayuntamiento de Madrid en una foto de archivo
MADRID ─ Hace unos días tuve la desgracia de ver otra muestra de la catadura ─no, no es una errata y no he confundido la te con la erre─ de muchos de nuestros políticos. Resulta que una asociación cuyo nombre no viene al caso, convocó a un numeroso grupo de periodistas, entre los cuales me encontraba, a la presentación de un documento que habían elaborado con una serie de propuestas y sugerencias al nuevo Plan de Calidad del Aire y Cambio Climático que prepara el Ayuntamiento de Madrid, el cual iba a estar representado en el acto por Paz Valiente, su directora general de Sostenibilidad y Control Ambiental.

Pues bien, el programa nos citaba a las 08:45 de la mañana con el objetivo de comenzar de verdad a las 09:00. Un servidor se levantó a las 06:30 de esa mañana para, siguiendo el consejo de usar el transporte público que tanto prodigan nuestras autoridades, coger el tren de cercanías y desplazarme luego siete estaciones de metro para llegar antes de las 09:00 al lugar de la cita, en un hotel de la calle Velázquez de Madrid.

No sé si Paz Valiente acudió al acto en coche oficial; he tratado de averiguarlo pero no lo he conseguido. Lo cierto es que llegó tarde y tuvimos que esperarla unos cuantos minutos. Y se marchó puntualmente sin que se hubieran terminado de formular las preguntas de los periodistas y algunos representantes de la industria del automóvil también presentes y, desde luego, sin que a ella se le hubiera dirigido aún pregunta alguna. Vamos, que nos dejó con la palabra en la boca cuando la reunión iba a durar diez minutos más.

De su intervención lo único que saqué en claro es que en el Ayuntamiento estaban dispuestos a seguir adelante con su proyecto sin importarles las sugerencias que pudieran hacérseles y que ante la imposibilidad de controlar visualmente el combustible que utilizaban los diferentes vehículos que accedían al centro de la capital de España implantarían el sistema de la matrícula par o impar de los automóviles para reducir el número de los que accedían a la almendra central de Madrid.

Y tras haber esparcido su aura por la sala y habernos honrado con su presencia, se marchó.

Algo que me habría gustado preguntarle

A mí me habría gustado contarle, por ejemplo, que en Ciudad de Méjico, una de las capitales más contaminadas del mundo, también se implantó ese sistema de las matrículas para reducir el número de vehículos en circulación con un resultado tan desastroso que forzó a desestimar el sistema algunos meses después.

¿Por qué?. Pues muy sencillo, porque los ciudadanos tienen que seguir llevando a los niños al colegio o al médico, porque tienen que llevar ancianos al ambulatorio o al hospital, porque tienen que transportar cosas que no pueden llevar en el transporte público. Y claro, lo que hicieron fue dirigirse masivamente a desguaces y compraventas de automóviles para hacerse con viejos vehículos de bajo precio, más inseguros y contaminantes que los que tenían, logrando así que la contaminación no sólo no disminuyera, sino que aumentase.

También me habría gustado preguntarle a Paz Valiente que si no podían distinguir visualmente el combustible que usaban los vehículos qué pensaban hacer para evitar que los que últimamente se estaban volviendo a vender propulsados por gas licuado del petróleo (GLP) no pudieran usar los aparcamientos subterráneos.

¿Y por qué no deben usar los aparcamientos subterráneos los vehículos propulsados por AutoGas, el nombre comercial que ahora se da al GLP?. Pues porque el GLP es un gas más pesado que el aire y si se escapa tiende a depositarse en el suelo, donde cualquier cerilla, colilla o chispa puede inflama
¿Cómo va a impedirse la entrada de los vehículos propulsados
por GLP (AutoGas) a los aparcamientos subterráneos?
rlo y provocar una explosión.


¿Se acuerda el lector de aquellos agujeros que cuando se usaban bombonas de butano y propano nos obligaban a hacer a ras de techo y suelo de nuestras cocinas?. Pues eran para facilitar la evacuación del gas que pudiera escaparse de la bombona. ¿Han visto ustedes algo similar en los aparcamientos subterráneos?. No, porque simplemente no están preparados para prevenir escapes de GLP.

En fin que estamos convencidos de que mejor haría el Ayuntamiento en fomentar la circulación de vehículos conformes a la normativa Euro 6 cuyas emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) y partículas sólidas (carbonilla) son tan bajas que, por mentira que parezca, al usar el aire de Madrid para sus motores de combustión interna, ayudarían a eliminar una parte apreciable de esos contaminantes.