viernes, 16 de enero de 2015

LA INDEMNIZACIÓN DE LOS GERENTES DE TRW AUTOMOTIVE ESCANDALIZA AL PRESIDENTE DE ZF

 Stefan Sommer cree que son desproporcionadas y poco razonables, aunque admite que es así como funcionan las cosas en EEUU



Stefan Sommer, presidente ejecutivo
de ZF
MADRID ─ Pocas horas después de que ZF, el proveedor alemán de componentes, anunciase una emisión de obligaciones por valor de 2.200 millones de euros para conseguir los fondos con que refinanciar los préstamos que tuvo que pedir en 2014 para afrontar la compra de TRW Automotive, una compañía rival estadounidense, Stefan Sommer, presidente ejecutivo del grupo alemán, se quejaba a Financial Times de las indemnizaciones que ZF iba a tener que pagar a los altos directivos de TRW en caso de prescindir de los servicios de éstos al completarse la compra. Sé que es así como funcionan las cosas en Estados Unidos y que tenemos que aceptarlo, pero no me parece razonable, se lamentaba Sommer al diario financiero británico.

De acuerdo con las normas aprobadas por TRW, sus directivos podrán recibir hasta un máximo de 134 millones de dólares (unos 115 millones de euros) de indemnización en el caso de que la compañía sea comprada por otra y la compradora decida prescindir de los servicios de esos directivos. El lector entenderá ahora por qué esas indemnizaciones con conocidas coloquialmente como paracaídas de oro.

En principio, estas indemnizaciones pretenden equiparar los intereses de la alta gerencia a los de los accionistas en el caso de una operación de compra, de manera que lo mismo que estos últimos reciben un plus por las acciones que están en su poder, los altos directivos también reciban una compensación por la pérdida de su privilegiado puesto de trabajo si la compañía compradora decide prescindir de ellos.

John C. Plant, presidente ejecutivo de
TRW Automotive
Lo que ocurre es que muchos de esos directivos suelen ser también propietarios de paquetes nada despreciables de acciones u opciones de compra de esas acciones, que reciben como parte de sus emolumentos e incentivos por el desempeño de su responsabilidad. Así, por ejemplo, según señala Financial Times, John C. Plant, el presidente ejecutivo de TRW Automotive, cuenta con un paquete de acciones que, al precio de 106,6 dólares por acción que va a pagar ZF, representan un total de 69 millones de dólares. En 2013, Plant ganó 24,5 millones de dólares en concepto de salario e incentivos. Ahora, recibirá 87,7 millones de dólares de indemnización y una propinita de otros 35.000 dólares, para que pague las cuotas de los clubes sociales a los que está afiliado, cantidad esta última que hay que reconocer que es peccata minuta en comparación con todo lo demás. En ZF, entre los seis miembros de su comité de dirección cobraron  8 millones de euros en 2014.

Obviamente, hay muchas voces en contra de estos paracaídas de oro, que mantienen que los altos ejecutivos ya cobran suficiente en sus retribuciones normales como para asumir quedarse sin trabajo en caso de que su compañía sea comprada por otra sin tener que recibir por ello indemnizaciones adicionales. De hecho, Financial Times asegura que en noviembre último, ISS, una organización para el asesoramiento de accionistas, recomendó que los inversores de TRW votasen en contra de esos paracaídas de oro, y de hecho, así lo hizo una mayoría, pero con carácter de recomendación, no de norma obligatoria, por lo esta compañía no procedió a eliminar esas indemnizaciones.

Una operación muy rápida

ZF anunció a comienzos del verano su interés por adquirir TRW y la operación se llevó con bastante celeridad, ya que los accionistas de esta última dieron el sí en septiembre último. Nacía así uno de los primeros proveedores mundiales para la industria del automóvil, con una facturación anual de 40.000 millones de dólares. Lógicamente, ZF tuvo que pedir préstamos bancarios para afrontar semejante compra y también lleva hechas ya tres emisiones de obligaciones, la última, la ya mencionada de  2.200 millones de euros. Previamente, en octubre de 2012, había realizado otra emisión de 400 millones de euros, aunque no tenía nada que ver con la compra de TRW.

ZF ya había avisado a finales de octubre de 2014 ─tras confirmarse la compra de TRW, que deberá haberse completado en el primer semestre del año 2015─ que iba a realizar dos emisiones de obligaciones en el primer semestre de 2015, una en euros y otra en dólares, con un valor oscilando entre 2.000 y 3.000 millones  de euros y por una cantidad por determinar para la emisión en dólares, que se pensaba hacer en el segundo trimestre de 2015. Entonces se avanzaba que las emisiones tendrían vencimientos a entre 3 y 7 años; la emisión que acaba de realizar contempla vencimientos a 3, 5 y 7 años. Obviamente, el grupo alemán quiere aprovechar los bajos intereses que hoy se pagan en el mercado financiero, para rebajar los costes de la compra de TRW.


ZF cumplirá 100 años en septiembre de 2015
El grupo alemán ZF celebrará el 9 de septiembre próximo su primer centenario de existencia. La compañía original, Zahnradfabrik GmbH, fué creada en 1915 por el conde von Zeppelin, el constructor de los dirigibles que pasearon su nombre por el mundo, desesperado de no encontrar un fabricante que le construyera con la calidad que él quería los engranajes que aquellos dirigibles necesitaban, por lo que el conde decidió hacérselos él mismo.