jueves, 15 de septiembre de 2022

CUMMINS, MERITOR, LOS CAMIONES ELÉCTRICOS, LA ENERGÍA GEOTÉRMICA Y MI AMIGO ANDRÉS

🔸 Ni paneles solares, ni aerogeneradores: solo la energía geotérmica puede proporcionar electricidad a un precio que resolvería el problema energético que padece Europa

Cummins contará pronto con motores de 15 litros (en la foto) y de
6,7 litros, capaces de funcionar usando hidrógeno como combustible
MADRID ─ Hablando con mi amigo Andrés de la compra de Meritor, el proveedor de componentes y sistemas, por Cummins, el fabricante de motores, compañías ambas cuya sede central se encuentra en Estados Unidos, me comenta que, en estos momentos, él ve a Cummins sumida en la desesperación, pensando en cómo sobrevivir al avance de la electromovilidad en el transporte por carretera. Terminarán fabricando camiones completos propulsados por un motor eléctrico alimentado por una batería que, a su vez, será recargada cuando haga falta por un motogenerador independiente que será uno de los motores de combustión interna que ahora construyen adaptado, eso sí, para consumir hidrógeno líquido combinado con oxígeno líquido, pronostica Andrés.

Ese es el sistema que ya está utilizando Andrés en los Megatrucks cab-under que él mismo construye para dar servicio de transporte a su grupo de empresas. Tal y como los hacemos nosotros, los camiones eléctricos son una maravilla, subraya Andrés con orgullo.

Eso sí, la clave es que el hidrógeno sea verde, es decir, obtenido con energía eléctrica renovable, algo que Andrés consigue a partir de energía geotérmica, inagotable y la más barata, con la tecnología de Roca Caliente Seca, desarrollada por las empresas de Andrés.

Pido a Andrés que me describa someramente en qué consiste esa tecnología de Roca Caliente Seca y me dice: 

Hay que buscar lo que podríamos llamar un yacimiento geotérmico y abrir un pozo para llegar a él. Al principio, tuvimos que resolver muchísimos problemas técnicos, como tener que diseñar unas herramientas de perforación refrigeradas con nitrógeno liquido porque se llega a temperaturas de 550 grados centígrados  y, por ejemplo, el latón o fundente para colocar los insertos de carburo de tungsteno funde a solo 280 grados. Luego hay que ir metiendo el tubo caldera al mismo tiempo que perforas y cada pieza pesa 16.500 kilos. Pero ocurre que, una vez que has perforado el pozo que va de 3.500 hasta los 5.000 metros, el agua que se inyecta en él es agua desmineralizada que alcanza unas presiones de hasta más de 3.500 PSI y temperaturas del orden de 550 grados centígrados.

Y a esas temperaturas y presiones el agua se convierte en lo que se llama agua supercrítica, que es altamente corrosiva (oxidante), lo que obliga a fabricar las piezas del tubo caldera en un acero inoxidable AISI 304 que es carísimo, y bastante difícil de mecanizar.

Además, esa agua-vapor en estado supercrítico tiene otra característica curiosa y es que tiene una densidad menor a 1. Es decir, un litro pesa menos de un kilo.

Lester Allan Pelton, inventor de la turbina que
hoy lleva su apellido
Y para sacar esa tremenda energía que sale del fondo del yacimiento y convertirla en energía mecánica primero y luego en energía eléctrica aprovechable, no sirve una turbina normal y corriente de vapor.

Para nuestra sorpresa, descubrimos un fenómeno que llamamos evaporación explosiva, para cuyo aprovechamiento diseñamos o adaptamos una turbina Pelton encapsulada que no aguantó ni 10 minutos. Pero aprendimos muchas cosas. Y todo ello nos llevó a diseñar una nueva turbina Pelton fundida de una sola pieza y de acero inoxidable AISI 316 con manganeso, que ya funcionó bien, aunque tuvimos muchos problemas con algunos rodamientos que se calentaban con el agua-vapor para volverlo a condensar. Hubo que diseñar y construir la voluta de aquella turbina.

Te comento que todas o casi todas las turbinas Pelton van abiertas, sin voluta alguna, aunque pueden llevar una cubierta que evita que salten las gotas de agua a los generadores de electricidad, añade Andrés, que me recuerda que la turbina Pelton fue inventada por un joven minero llamado Lester Allan Pelton que, en 1879, fué atraído por la fiebre del oro y la plata de California y Nevada y se puso a trabajar en la mina Comstock, una mina subterránea donde había un problema muy serio pues por sus vetas salía mucha agua y había que construir bombas para sacar esa agua, pero también había que generar la energía para mover aquellas bombas, con el problema de que entonces todavía no había energía eléctrica tal y como hoy la conocemos. Se cuenta que a este joven minero e inventor se le ocurrió la turbina que llevaría su apellido mientras comía una sopa de fideos, acomodando en estrella 16 de aquellas cucharas con las que él y sus compañeros se comían los fideos, y atándolas a un eje de madera. Una idea que, aún habiendo pasado ya 150 años, apenas ha recibido modificaciones hasta que nosotros nos encontramos con el agua supercrítica y la famosa evaporación explosiva y veo en este tipo de turbinas la solución a mis problemas. Pero el camino no ha sido fácil, subraya Andrés

Hemos tenido que gastar mucho dinero, dedicar muchas horas de trabajo y superar muchos sinsabores. Recuerdo que, intentando obtener alguna que otra subvención del Departamento (Ministerio) de Energía de Estados Unidos, los funcionarios que nos atendían no se enteraban de qué era eso del agua supercrítica y mucho menos de lo de la evaporación explosiva. Es más en alguna reunión llegué a escuchar algún cuchicheo que más o menos sugería que estábamos un poco loquillos, comenta Andrés.

Turbina Pelton de la central hidroeléctrica de
Walchensee en Alemania. (FUENTE: Wikipedia)
Y nos pedían informes de alguna institución del tipo del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) o la Universidad de Stanford. Pero eso nos creaba el riesgo de que nuestras ideas cayeran en manos de, por ejemplo, General Electric o Baker Hughes, que si tienen ingenieros que entienden de esas tecnologías raras. Así que decidí hacer nuestros prototipos propios, con nuestros propios fondos... ¡y en secreto!. Por supuesto que nos llevamos muchos testarazos y pasamos muchas noches sin dormir cuando fracasaban algunas pruebas. Pero hoy me puedo dar el lujo de que nadie ni el Departamento de Energía entre a ver qué es eso de la evaporación explosiva, recuerda Andrés, y eso que nos han enviado muchos ingenieros que nos pedían trabajo pero que tenían orden de espiar lo que hacíamos y averiguar cómo lo hacíamos.

Lógicamente, llegados a este punto, le planteo a Andrés si con su tecnología de Roca Caliente Seca se podría solucionar el problema energético que ahora nos agobia a los españoles y me responde: 

Aunque Teresa Ribera, vicepresidenta tercera y ministra de transición ecológica, aún no lo sepa, en España tenemos uno de los yacimientos geotérmicos más grandes del mundo. Se encuentra en el interior de un círculo de 30 kilómetros de diámetro, entre el aeropuerto de Ciudad Real y Puertollano, es decir, en la comarca de Campos de Calatrava. Es un enorme volcán o campo magmático muy antiguo pero de gran profundidad. La presencia de dicho yacimiento geotérmico es la que origina en la superficie de esos terrenos unos afloramientos termales muy característicos que se conocen como hervideros. Pero el problema es que en España apenas hay nadie interesado en resolver el grave problema energético que afronta el país, se lamenta Andrés.

Veo que a Feijoo y a Sánchez se les llena la boca hablando de hidrógeno verde, de que va a ser la solución al transporte y al boicot del gas natural ruso; leo que los de Repsol y Endesa dicen que van a hacer electrolizadores, que van a producir hidrogeno verde... Es desesperante ver que estos caballeros no se dan cuenta de que, con paneles solares, la energía eléctrica sale todavía bastante cara y que, con los aerogeneradores, por lo menos los que hay ahora en España, la energía eléctrica seguirá siendo muy cara, mientras sé que nosotros ya tenemos la solución con la energía geotérmica y la tecnología de Roca Caliente Seca, concluye Andrés.