domingo, 12 de junio de 2016

NO CESAN LOS ESCÁNDALOS EN LA INDUSTRIA DEL AUTOMÓVIL

😈 Ahora Volkswagen reconoce haber falseado también las pruebas de emisiones y ruidos en Corea del Sur para que se autorizara allí la importación de 26 modelos del fabricante alemán


¿Se acuerda el lector de la montaña de basura de los
Fraggle-Rock?. Aquella montaña aún despertaba simpatía
MADRID ─ Hace poco más de un mes, el lobby ecologista Transport & Environment (T&E), que tiene su sede en Bruselas, comentaba en un comunicado que el mes de abril de 2016 había sido abominable para la industria del automóvil, cuya credibilidad se había venido abajo cual castillo de naipes. Pues sí, el día 20 de ese mes de abril, se supo que Mitsubishi había falseado las pruebas de emisiones de CO2 de 650.000 minicoches, pero la cosa era mucho peor, pues poco después, el presidente del constructor japonés admitía que llevaban más de 25 años falseando los datos de consumo de sus vehículos. Desgraciadamente y como si no hubiera habido ya bastante, la industria del automóvil ha seguido después echando basura y más basura sobre su ya lamentable imagen.

El lector que sigue habitualmente la industria del automóvil, sabrá que el asunto de Mitsubishi, aparte de provocar la dimisión de su presidente, Tetsuro Aikawa, hizo que Nissan tuviera que echar un cable a su compañía rival para evitar que ésta se hundiera en bolsa de manera irrecuperable ─la cotización de sus acciones había caído un 40 por ciento en la bolsa de Tokio al conocerse los fraudes─ comprando una participación mayoritaria de Mitsubishi que permitiera a Nissan controlar a su rival.

Por entonces, Volkswagen había llegado a un principio de acuerdo con las autoridades estadounidenses para la recompra casi medio millón de vehículos del fabricante alemán que iban equipados con un software para falsear sus emisiones contaminantes.

La Agencia estadounidense para la Protección del Medio Ambiente, EPA en su acrónimo inglés, notificaba también por entonces a Daimler que iba a abrir una investigación sobre posible fraude de emisiones también en los vehículos de este otro fabricante alemán.

Y mientras Volkswagen clamaba al cielo por la cuantía de las sanciones que las autoridades americanas iban a imponer al fabricante por sus fraudes ambientales, Daimler contrataba a la consultora Deloitte para que le asesorase en la forma de llevar el asunto con la EPA. Esperemos que con ello consiga gestionar el asunto de una manera menos lamentable que la de su rival Volkswagen.

¡También Suzuki!

Pero ─¡oh, desastre!─ llega entonces la japonesa Suzuki y anuncia que en una investigación interna se ha descubierto que también ella llevaba desde 2010 sin cumplir los estándares japoneses y que al menos 16 de sus modelos no ofrecían u ofrecen lo que legalmente debían ofrecer. En total, otros 2,1 millones de vehículos ─Suzuki es el cuarto constructor japonés de automóviles en importancia─ en entredicho.

Eso sí, como el fraude en los consumos anunciados no superaba el 5 por ciento, la cotización en bolsa de Suzuki sólo caía un 9,4 por ciento. Y es que los ingenieros de Suzuki habían medido la resistencia al viento de sus vehículos en el interior de un edificio ─supondremos que al menos abrirían un poco las ventanas para que hubiera algo de corriente─ y claro, así, las cifras de consumo les salían muy bien.

Naturalmente, dimisión de Osamu Suzuki, presidente ejecutivo de la compañía que lleva su apellido, que, al fin y al cabo, con sus 86 años de edad, ya se había ganado un descanso. La verdad es que a los japoneses hay que reconocerles la dignidad de dimitir rápidamente cuando se destapan estos asuntos...

Siempre hay excepciones

Salvo en el caso del presidente de Takata, Shigehisa Takada, que siempre hay excepciones, el cual sigue viendo cómo salvar a su compañía de alguna forma, en el poco tiempo que le debe dejar libre la contabilización de los periódicos aumentos de las ya decenas de millones de vehículos que tendrán que ser revisados en todo el mundo para cambiar sus airbags fabricados por este proveedor japonés.

Pero, queridos lectores, no se vayan y aguanten todavía un poco aunque sea tapándose la nariz con los dedos de la mano, porque aún nos queda ─por ahora─ la penúltima de Volkswagen, cuya filial surcoreana acaba de reconocer que lleva años falseando los niveles de emisiones contaminantes tanto gaseosas como de ruido para que el país asiático le permita importar sus vehículos.

Los modelos afectados podrían ser 26, según anuncia Blomberg, refiriéndose a declaraciones de un funcionario del Instituto surcoreano para la Investigación del Medio Ambiente, el cual no quiso ser identificado. Según ese funcionario, Volkswagen habría presentado 37 informes ante ese organismo en que se facilitaban cifras incorrectas de las características de esos modelos ─entre ellas, de su consumo─ en los que se incluyen el Volkswagen Golf y el Audi RS7.

¡Sin comentarios!.