viernes, 7 de octubre de 2016

DEUTSCHE POST DHL PONE NERVIOSOS A LOS GRANDES

Su proyecto de construir su propia furgoneta eléctrica de reparto sin fabricar ni uno solo de sus componentes podría señalar el retorno a la vieja filosofía de construcción meccano


El Streetscotter Work, una furgoneta eléctrica de reparto que Deutsche
Post DHL, una compañía logística germana, va a fabricar para sí misma
y puede que también para sus propios competidores, convirtiéndose
así en un nuevo fabricante alemán de vehículos
MADRID ─ En el comentario precedente, hacíamos referencia al movimiento que en las últimas décadas se ha registrado en la industria estadounidense de fabricación de camiones y, en especial en el ámbito de los motores que propulsan a éstos, en el sentido de abandonar la antigua filosofía de montaje meccano, abasteciéndose de gupos propulsores fabricados por especialistas como Detroit Diesel, Caterpillar y Cummins, para adoptar la típica filosofía europea de integración vertical en que el motor y otros muchos órganos mecánicos son construidos por los propios fabricantes de camiones. Pues bien, hoy vamos a comentar un caso que se ha producido recientemente en Europa y del que ya dimos información a mediados de agosto último, en el que una compañía logística alemana, Deutsche Post DHL, que se encarga del reparto de la paquetería y el correo postal de ese país, se había convertido en un fabricante de furgonetas eléctricas sin, curiosamente, fabricar ni uno sólo de los componentes que esos vehículos requieren; esto es, recuperando la filosofía de montaje meccano repudiada en estos últimos años al otro lado del Atlántico. Pues bien...

... el anuncio de Deutsche Post DHL de que podría empezar a fabricar esas furgonetas eléctricas no sólo para su propio uso, que era la idea inicial, sino también para venderla a otras compañías logísticas, ha puesto nerviosos a algunos fabricantes de automóviles que, precisamente en estos momentos parecen sufrir una borrachera de voltios y no ven otra cosa en el futuro del automóvil que los coches eléctricos.

A nuestro modo de ver, se trata en realidad de un movimiento orientado fundamentalmente a lavar la imagen de la industria europea del automóvil después de los escándalos con las emisiones de NOx que, aunque protagonizados fundamentalmente por el grupo Volkswagen (VW), han puesto en entredicho a toda aquella industria y a las propias autoridades comunitarias.

Sólo la mera posibilidad de que Deutsche Post DHL empiece a fabricar en series de mayor dimensión su vehículo comercial eléctrico ha puesto muy nerviosa a la industria alemana del automóvil. De entrada, VW ve que va a perder un importante cliente de sus Caddy. Y no cabe duda de que en Daimler tampoco deben estar muy contentos con el proyecto de la compañía logística.

Volviendo al asunto de que, de la noche a la mañana, pueda surgir un fabricante de automóviles que no fabrica ni uno sólo de los componentes de los mismos no debería constituir una sorpresa; ahí tenemos el caso de Tesla, que se ajusta un tanto a ello. En particular, son los coches eléctricos los que facilitan bastante el proceso pues, por ejemplo, su fabricación requiere mucha menos mano de obra que la de un vehículo convencional. ¿Estarán los fabricantes de automóviles de siempre cavando su propia fosa?.

Algún proveedor ya presentó su propio vehículo

A comienzos del presente siglo y a la vista de la creciente importancia de la industria de los componentes debido a la externalización de la producción de éstos que venían llevando a cabo los fabricantes de automóviles, tuve la oportunidad de preguntar a algunos altos ejecutivos mundiales de uno y otro bando dónde se encontraba el límite a partir del cual un proveedor de componentes se convertía en un fabricante de automóviles.

Lógicamentre, las respuestas terminaban siempre en aquello de que el fabricante de automóviles es el que conoce los gustos del automovilista, el que sabe hacia donde va las tendencias y el que encarga finalmente al proveedor de componentes los sistemas que quiere que éste diseñe y fabrique para las próximas generaciones de vehículos. Vamos que, en cierta forma, la labor del fabricante de automóviles quedaba relegada más al ámbito del márketing que de la ingeniería. Quizá por ello el márketing domine en la actualidad no solo la comunicación sino otros muchos aspectos en la industra automovilística.

Creo recordar que fue Magna International la que en algún Salón de la Sociedad de ingenieros del Automóvil (SAE) en Detroit, presentó un vehículo concepto con el que mostraba que estaba en condiciones de fabricar su propio turismo. Aquello era sólo un concepto, quizá un poco forzado, pero lo cierto es que si en la década de los 80 los proveedores de componentes sólo construían el 56 por ciento de los que necesitaba un coche, en la actualidad ya construyen el 80 por ciento.

Eso, unido a los avances registrados en las comunicaciones, hace cada vez más factible que compañías hasta ahora ajenas al sector, decidan comenzar a fabricar un vehículo en un breve plazo de tiempo. Ahí tenemos el caso de Google y su coche automático, o de Apple, aunque el proyecto de esta última parezca estar viéndose ralentizado no se sabe muy bien por qué.

En fin, que lo de crear un gran fabricante de automóviles en el trastero de tu casa parece que empieza a dejar de ser algo inimaginable.